El pintor muskiztarra Fernando Garai vuelve a las andadas y retorna al atrio del ayuntamiento de Muskiz. Allí ha colgado una colorida, provocativa y sugerente muestra de su más reciente obra pictórica, plagada de surrealismo conflictivo, en la que sus desmanes creativos se sumergen en denuncias expresivas del maltrato. Cualquier tipo de maltrato sea este machista, racial, político... A Fernando Garai le pone ser el dedo artístico acusador que sitúa el pincel en la llaga de la inquietud. Ya sea en cuadro con bastidor o, como él se reclama, usuario empedernido de los dazibaos o paneles en forma de papiro que desbordan por su tamaño el estándar del cuadro tipo. “No me importa pintar en un lienzo con bastidor, pero siento que me limita. El lienzo en rollo me aporta una mayor libertad”, asegura este creativo pletórico de fuerza transgresora agudizada tras recorrer una senda que inició hace cuarenta años.
Empleado durante cuatro décadas en la planta alavesa de Tubos Reunidos, Fernando Garai (Muskiz, 1954) reinventa la realidad con sus obras llenas de plasticidad, sutileza y reivindicación. Autodidacta convencido, el artista reconoce que su inspiración procede de la vida misma, una cotidianidad que le golpea como ráfagas de luz que se positivan en sus lienzos.
Denunciar “injusticias”
“Las obras que ahora presento en Muskiz son el fruto de una profunda reflexión sobre el sinsentido que supone para la humanidad el maltrato, sea este contra una mujer o un homosexual, contra un adversario político o contra alguien de una cultura diferente. No lo entiendo y, por ello, estas obras remarcan mi descontento contra esas injusticias”, revela este pintor, cuyo puntillismo ideológico le ha llevado a desarrollar una técnica que exige del espectador una profunda mirada a los cautivadores y complicados cuadros –por el hiperdetallismo– en los que esconde mensajes crípticos que refuerzan su filosofía reivindicativa.
Si antes fueron Hitchcock, Madame Curie, Gandhi, los goyescos fusilamientos del 2 de mayo, el cirujano Cristian Barnard o Dolores Ibarruri los que se incrustaban de manera casi imperceptible en las niñas de los ojos de sus figuraciones, o en detalles como una barbada perilla o en las caras de un poliédrico diamante, ahora cobran especial relevancia el maltrato machista o el perenne recordatorio de la crueldad de la que es capaz el ser humano con sus iguales. “Nunca podría pintar un aguamarina o un bodegón. Mi anhelo es utilizar la realidad para transformarla, añadirle mi propia impronta, rehacerla”, apunta este artista que ha realizado numerosas exposiciones individuales o colectivas, y cuya obra aparece en la Enciclopedia de pintores Vascos. “No es baladí de que esta muestra aborde temas tan hirientes para la humanidad como el holocausto nazi o la barbarie de la Guerra Civil.
“Quien vea el rostro de un Picasso maduro no debe quedarse en la figura del pintor universal, sino detenerse en los pequeños detalles que acompañan la composición o que al ver el rostro de un risueño García Lorca pueda detenerse para conocer los nombres de las personas que lo fusilaron”, ejemplifica Garai, quien se muestra especialmente satisfecho con una obra en la que sobre un camisa se aglutinan imágenes relativas al exterminio de los judíos. “Ahí he recogido, por ejemplo, a las mujeres maltratadoras de los campos de concentración. Un tema sobre el que se habla muy poco, pero fue un hecho constatado o la imagen del padre de Hitler, al que casi nadie conoce, o Mengele, Ana Frank o el famoso cazador de nazis Rossenthal”, explica este creativo que desgrana en su lienzos y pergaminos su filias y su fobias
“No es casualidad que una de las obras de la que más orgulloso me siento sea la de una joven con una especie de monóculo que interpela al espectador sobre la manipulación del ser humano por parte de otros humanos como si algunos fuéramos marionetas de otros . Nadie es dueño de nadie”, proclama Fernando Garai, que en esta muestra despliega sus demonios creativos a través de 27 piezas en diferentes formatos, incluido un sorpresivo montaje de cuatro cuadros expuestos de manera contigua en dos lados de una pared en los que se reflejan diversas expresiones faciales de un niño.
La exposición de Fernando Garai podrá visitarse en el atrio del Ayuntamiento de Muskiz hasta el próximo 1 de julio tras lo cual se trasladará al faro de Castro Urdiales, donde permanecerá todo el mes de Julio. Todo un aliciente veraniego.