Los vecinos de Unbe revivieron ayer la pesadilla de 2015 cuando el fuego se coló prácticamente en sus casas. Afortunadamente, en esta ocasión, vieron que el incendio se controlaba en pocas horas y pudieron volver a sus viviendas de las que habían sido desalojados los vecinos de un decena de caseríos, eso sí con el miedo en el cuerpo por lo sucedido. Mientras, en La Arboleda otro incendio terminaba por crispar la situación de los ganaderos de los pueblos de esta zona.

Y es que el fuego volvió a poner en jaque a Bizkaia durante la madrugada y mañana de ayer viernes. Cinco días habían pasado después del gran incendio declarado en Balmaseda, donde ardieron 400 hectáreas y tres caseríos. Los servicios de emergencia no dieron por extinguido hasta las 16.00 horas, en Berango, el último de los incendios registrados durante la jornada de ayer. Poco después del mediodía se sofocaban y controlaban los fuegos producidos en La Arboleda y Loiu.

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Un incendio se desata de madrugada en Berango

Ocurrió de madrugada. A las 06.40 horas la llamada de un amigo de Leioa puso en pie a Martín Urrutia, vecino de un caserío ubicado en el número 4 de la calle Eskauriatza Zugatz, en el término municipal de Erandio. “Él lo estaba viendo desde la ventana y me ha dicho: Martín, que se te está quemando la casa”, relataba ayer a DEIA, ya con la tranquilidad de ver controlado el incendio.

Sin embargo, el día amaneció con “mucho movimiento” en esta zona rural de Erandio que limita con Berango. Veterano de otros incendios, como el que se registró en la zona entre Berango y Sopela en 2015, enseguida se puso manos a la obra para ayudar en todo lo que estuviese en su mano. “Conozco bien la zona, tenemos un rebaño de cabras en el monte y les he explicado a los equipos de extinción los caminos que había para que pudieran llegar rápido al fuego y moverse por las pistas. A algunos ya les conocía de la otra vez”, detalló.

A este respecto, Martín reconoció que en esta ocasión el fuego no fue tan virulento como en la anterior ocasión. “No hemos tenido que trasladar a los animales. No ha sido ni la sombra de lo que fue el otro incendio”, apuntó. En este sentido, este vecino de Erandio en ningún momento tuvo la sensación de que el fuego pudiese llegar a alcanzar su terreno. “He visto la actitud que tenía y hacia dónde se movía con el viento y no tenía miedo de que nos pudiese alcanzar, pero siempre está la intranquilidad de tenerlo tan cerca”, reflejó. También tuvo que lidiar con los inconvenientes de quedarse sin luz ni agua durante todo el día. “En esta zona de casas tenemos el sistema por bombeo entre varios vecinos y al cortar la luz nos hemos quedado sin agua”, agregó.

Dos hidroaviones trabajan para sofocar los incendios de La Arboleda y Berango

Dos hidroaviones trabajan para sofocar los incendios de La Arboleda y Berango Pablo Viñas

Otras vecinas de la zona que también se levantaron sobrecogidas por el fuego fueron Arantza e Itziar Iñiguez. “Al principio lo hemos pasado un poco mal por la intranquilidad, pero en ningún momento hemos tenido miedo. Peor fue el incendio de hace tres o cuatro décadas. Ese sí que fue terrible”, reflejaron. En su caso, a las 07.10 se despertaron con la llamada de un amigo al ver humo en la zona. “Nos hemos acercado a la zona del monte para ver cómo estaba la situación y si había peligro para los animales”, señalaron. Una vez estabilizado el incendio, recorrieron la zona para hablar con los vecinos mientras observaban la abundante maleza de la zona.

“A la mañana hemos pensado, que si ardía la ladera de Berango en dirección hacia Erandio, con el viento que hacía, no lo para nadie”, explicaron. Durante esos momentos, por su mente pasó también el terrible incendio que sufrieron hace más de tres décadas. “En aquella ocasión llegamos a tener el fuego en el tejado”, expusieron.

En la misma calle pero ya en el término municipal de Berango, concretamente en calle Sustatxa Bidea 50, se encuentra el caserío de Josean Landaluze. A primera hora de la mañana no se encontraba en casa, pero al ver las noticias se trasladó hasta allí para ver cómo estaba la situación. Cuando llegó todo parecía controlado. “No hemos temido por la casa. Hemos contactado con otros vecinos para ver que todos estuviesen bien”. A su juicio, el intenso calor que está haciendo y, sobre todo, el estado de conservación del monte son “un cóctel explosivo” para la expansión del fuego.

A sofocar las llamas sobre el terreno contribuyeron bomberos de todos los Parques vizcainos con ayuda de algunos alaveses. También fueron necesarias las descargas de dos hidroaviones. Debido a la humareda se cerró un carril en el cruce del Txorierri (N-637) frente a Sondika y dirección Galdakao. Según fuentes de la Diputación, resultaron calcinados “cerca de mil metros cuadrados”.