Nació el 8 de marzo de 1930 en Zorroza, donde ha vivido siempre. Eran otros tiempos y, con solo 15 años, entró a trabajar en la empresa Llano y Escudero que pasó posteriormente a denominarse Industrias Químicas Canarias. Con el título de delineante bajo el brazo, allí llegó a ejercer “tareas de administrativo en la oficina, aunque empecé como ayudante haciendo recados y, con el tiempo, acabé encargándome de cuestiones como las nóminas”, recuerda con lucidez el ya nonagenario Jenaro Uralde Fernández. Era un buen puesto, pero en 1961 decidió dar un giro a su actividad laboral para entrar a formar parte de la plantilla de Firestone, en Basauri, actualmente Bridgestone.Mi hermano estaba trabajando para la empresa y entré por mediación suya”, apuntó ayer martes durante el sencillo pero emotivo acto de reconocimiento que recibió a las 10 de la mañana por parte del actual equipo de dirección, así como por trabajadores.

ambién pudo ver un álbum de fotos antiguas. S. MARTÍN

Y es que Jenaro Uralde, de 92 años, pertenece al selecto grupo de empleados más longevos de la historia de la factoría y en el que se encuentra también integrada Elena Azkue Madariaga, de 102 años, que fue ya homenajeada en diciembre de 2021. Tras visitar algunas estancias y departamentos, Uralde ojeó un álbum de fotos antiguas, pero apenas pudo reconocer ni identificar a compañeros de entre las imágenes “porque no me he traído las gafas y, sin ellas, no veo bien”, lamentó. Y aunque se había propuesto “no emocionarme”, no pudo evitar derramar algunas lágrimas en el momento en el que María Aldecoa, directora de RR.HH. de la fábrica de Bridgestone en Basauri, le hizo entrega de una placa conmemorativa. “Estas personas son un referente para continuar haciendo camino y merecen un homenaje. Ellos son nuestra inspiración para enfrentar los retos cotidianos y trabajar por una sociedad resiliente y sostenible”, declaró.

Al recibir la placa, Jenaro no pudo evitar la emoción. S. MARTÍN

El ‘sheriff’ del almacén norte

En la planta de Basauri entró como encargado en el almacén de Productos Terminados. De esos inicios, evoca cómo “venía todos los días en el autobús de la empresa que cogía en la zona del Arriaga de Bilbao”. En aquella época, conseguir un empleo en Firestone “era de categoría” y su labor en su nuevo puesto era, sobre todo, “supervisar las entradas y salidas de productos”. Llegó a tener a su cargo “a unos 120 operarios” de quienes reconoce que “su trabajo, a diferencia del mío, era entonces muy duro. Tenían que cargar y descargar los camiones a mano”. Su hijo Iñigo, que acompañó a Jenaro en la visita y que es transportista de la empresa, desveló que llamaban a su padre “el sheriff del almacén Norte”, un apelativo, sin duda, cariñoso “porque, creo, siempre me porté bien con ellos”.

Jenaro se prejubiló con 58 años, siendo ya jefe de almacén. “Me ofrecieron esa posibilidad y la acepté”. Desde entonces, 1989, solo había vuelto una vez a la empresa, “hace unas dos décadas, conmigo en el camión”, apuntó su hijo. La de ayer martes fue una visita especial. Pudo recorrer las instalaciones y comprobar, de primera mano, “lo mucho que ha cambiado todo”. Ahora “los procesos están mecanizados. En su época se cargaba a mano, se hacían muchos esfuerzos, pero en la actualidad el operario se monta en la carretilla y es con lo que realiza su trabajo”, explicó Javier Aguilar, actual jefe de almacén. Así lo pudo comprobar Jenaro ayer al volver a bajar a las dependencias donde trabajó casi tres décadas. Seguro que en su mente se agolparon los recuerdos mientras mantenía fija su mirada en la innovadora maquinaria. Eso sí, aseguró que “jubilado se está muy bien y muy tranquilo”.