Mungia apuesta por el equilibrio entre modernidad y tradición para mantener una calidad de vida óptima. Por ello, la localidad forma parte del movimiento Cittaslow, una red de ámbito internacional que engloba a cientos de municipios que cumplen una serie de requisitos y cuyo fundamento principal es mejorar la calidad de vida de las personas a partir de propuestas vinculadas con el territorio, el medio ambiente o las nuevas tecnologías. De esta manera, varios periodistas alemanes visitaron ayer la localidad para conocer de primera mano la atmósfera del mercado del pueblo o los productos de los caseríos que los baserritarras de la comarca producen y venden.

En este sentido, seis corresponsales de Fráncort recorrieron los lugares más emblemáticos del municipio además de degustar producto autóctono. Productos frescos de kilómetro 0 como las verduras, frutas, huevos, miel, mermelada, leche, flores y queso entre otros. Posteriormente recalaron en el único centro de interpretación sobre la mitología vasca de Euskadi, donde se encuentra Landetxo Goikoa, (la casa de Olentzero), caserío construido en 1510 y referente de la arquitectura rural vasca. Posteriormente, la visita finalizó con una comida con productos locales en el txoko Guri Zer, lugar donde se realizaron las primeras reuniones del movimiento Slow Food de Bizkaia.

El alcalde de Mungia, Ager Izagirre, durante el recorrido por el municipio.

Movimiento surgido en Italia

El movimiento Cittaslow surgió en Italia en 1999 para ampliar la filosofía del slow food a municipios locales para acercarlos al concepto del buen vivir y practicarlo en la vida cotidiana. Precisamente, Mungia tiene infinidad de elementos que conforman la base de la filosofía de vida tranquila y de calidad. “En Mungia se fomenta la calidad de la hospitalidad y de la convivencia entre habitantes y visitantes. Además, se lleva a cabo una política medioambiental y de infraestructuras que trata de mantener y desarrollar las características del territorio y se protegen las producciones autóctonas. En definitiva, buscamos el equilibrio entre nuestras costumbres ancestrales y la modernidad.” subrayó el alcalde de la localidad Ager Izagirre.

Así, por ejemplo, el municipio cuenta con el mercado semanal de los viernes, que es un punto de encuentro en el que las productoras y los productores de la comarca ofrecen productos autóctonos de proximidad. Asimismo, la feria de ganado es una costumbre que se repite el tercer domingo de cada mes, en la que se puede encontrar ganado lanar, vacuno, caprino, además de maquinaria y útiles agrícolas.

La feria de San Antontxu aglutina exhibiciones, venta de animales, productos artesanos, plantas, frutas y el concurso de chorizos y morcillas. Todo ello combinado con actividades culturales, conciertos y un cross popular. Lore Jokoak da nombre a una fiesta popular que recrea el Mungia de hace un siglo, con diferentes celebraciones de la historia, oficios, certámenes y formas de vida.

Lugares emblemáticos como el edificio del Ayuntamiento, Alkartasunaren Iturria, creada para reflejar la unión de los ayuntamientos de la villa y la anteiglesia, Foruen Enparantza, Agirre Jauregia, el edificio Aita Elorriaga, construido por Antonio de Araluce e inspirado en el estilo neocantábrico, la iglesia de San Pedro, la casa torre de Torrebillela, Katetxea, último vestigio de la Beko kale medieval o el caserío Landetxo Goikoa son los tesoros que “reflejan la riqueza de este municipio que vive lento pero con un bienestar al alcance de pocos”, aseguran.