Si Europa es el principal consumidor de cacao y África su principal productor, Georges Belinga supo que el camino estaba claro. Hace un año que puso en marcha el proyecto Life Kontainer en Camerún, apoyado por el programa Bizkaia Koopera de la Diputación, que pretende mejorar la productividad de este alimento en el país y facilitar su comercialización en Euskadi. Gracias a su impulso, la producción y la rentabilidad para las familias productoras se ha incrementado ya un 20%. "Son los primeros pasos para lograr un cacao vascocamerunés que podamos consumir aquí", anhela.

La diputada foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad, Teresa Laespada ha presentado hoy en San Francisco esta iniciativa, que se enmarca en el proyecto Bizkaia Koopera, que incorpora a agentes no tradicionales en la cooperación al desarrollo, como el Museo Guggenheim, la ABAO o la Fundación Athletic Club, sumando su influencia y experiencia en otros ámbitos de actividad. "Este programa trata de ampliar la base cooperante en Bizkaia; la cooperación es un elemento central para toda la ciudadanía, empresas y entidades, no solo para las ONGD", ha explicado Laespada. Y es que, según ha detallado, "hay muchas entidades en Bizkaia que tienen un gran saber hacer en su materia, que puede ser compartida por entidades similares en países del sur para que la cooperación sea plena y horizontal".

Al listado de proyectos que forman parte del programa se unió el año pasado Life Kontainer, un proyecto sobre el que hoy se ha inaugurado la exposición El cacao, una riqueza amarga. Lo está desarrollando la Asociación de Emprendimiento Migrante Koop SF 34, una organización en la que toman parte personas migradas, ya asentadas y con fuerte arraigo en Bizkaia, que se comprometen con el desarrollo sostenible con sus lugares de origen.

El objetivo es lograr un cultivo de cacao bio y sostenible, ayudando a las cooperativas agrícolas en Camerún a mejorar la productividad de sus campos mediante mejoras en todos los procesos del cultivo y, posteriormente, en su comercialización desde Euskadi. "En este barrio de San Francisco hay muchas personas hacen comercio y trabajan con los países de origen, pero creemos que podemos impulsar el comercio de una manera diferente, generando riqueza en los países de origen", considera Belinga.

En el caso de Camerún, prosigue, "la riqueza estaba clara. Si Europa es el mayor consumidor de cacao del mundo y África el mayor productor, era fácil ver la conexión entre ambos territorios". Involucraron además a distintas empresas vascas, "para lograr un mayor valor añadido", como Goizper (que ha contribuido con sus mochilas de fumigación), Altuna (tijeras de poda), Elecnor (proyecto de electrificación e incluso una fundación en Camerún) y Maderas Lobera (en apoyo logístico). "Integrar empresas junto a ONG nos parece fundamental para tener una mirada diferente hacia el desarrollo".

Solo en un año han logrado una mejora en los procesos productivos, "que ha llevado a que los agricultores tengan una producción un 20% superior respecto al año anterior", y han ayudado a diferentes agricultores y sus familias a poder vender su cosecha en puerto, "lo que ha aumentado también en un 20% sus ingresos". Son solo los primeros pasos de un proyecto que sueña con comercializar un "cacao vascocamerunés que podamos consumir por fin un día de estos aquí. Suena imposible pero también parece imposible hacer cooperación de una manera diferente y lo estamos consiguiendo", ha finalizado el presidente de la asociación.