ORDUÑA. Orduñarra de pura cepa y muy vinculada a la actividad social y cultural de la ciudad, Txaro Eguiluz Díaz invita a girar su llave maestra, la que abre la puerta a sus recuerdos, emociones, vivencias, reflexiones, inquietudes y, sobre todo, a su creatividad literaria con la publicación de un libro que recopila casi un centenar de poemas y relatos cortos escritos a lo largo de su vida.

Lo hace ahora, por primera vez, a pesar de que su atracción por las letras le viene de muy temprana edad. “La poesía era mi lectura preferida y escribía romances con mis historias”, recuerda y cuando de joven entró a trabajar en las oficinas de la empresa Gama “me entretenía en mis ratos libres haciendo versos”. Esos poemas se fueron convirtiendo, poco a poco, en un personal regalo que ofrecer a familiares, amigos y su entorno más cercano en fechas importantes como “cumpleaños, aniversarios o acontecimientos sociales o religiosos”.

Un momento clave llegó hace una década. Txaro Eguiluz se quedó en paro y decidió aprovechar esa circunstancia para apuntarse a clases de narrativa, primero en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) y, después, acudiendo a talleres que se imparten en diferentes puntos de la comarca. “Me adentré en un mundo desconocido para mí pero que me ha llegado a seducir de tal manera que ahora no concibo mi literatura sin contar cuentos y relatos cortos”, reconoce.

Primer libro: la llave

Con una dilatada trayectoria en verso y una década ya creando prosa, Txaro Eguiluz se ha animado a compartir su literatura animada, sobre todo, por sus cuatro hijos. “Han sido los verdaderos artífices. Ellos y su ilusión han hecho que este trabajo, en el que han colaborado activamente, llegara a buen término”, asegura sin olvidar a su hermano Pedro que ha sido “el autor de la ilustración de la portada”.

La idea surgió de casualidad. “Con el taller de Laudio fuimos un día a Deusto, a una sesión de lectura de relatos y el más votado se publicaba en un librito. Yo leí La colección y, para mi sorpresa, resultó el ganador. Cuando llegué a casa y lo comenté, todos me dijeron que era ya el momento de dar el paso y sacar mi propio libro”.

El resultado es La Llave para el que ha seleccionado y recopilado cerca de un centenar de relatos y de poemas en donde, además, cobra especial protagonismo Orduña, su entorno, sus tradiciones y sus gentes. “Si tengo que describir, por ejemplo, un árbol me fijo en alguno que me atrae y ubico también a mis personajes en lugares que conozco. No podría crear y ambientar una historia en Nueva York porque nunca he estado allí”, explica.

La temática de sus textos es amplia y diversa, desde el feminismo a través de experiencias de mujeres de diferentes épocas a otros más intimistas que descubren sentimientos, emociones, pensamientos o gustos de la propia autora como “la gastronomía y las plantas”. También se adentra en otros estilos como la intriga o el futurista “que o se me dan muy bien pero, quizá, guste a la gente”.

Lo que tienen de denominador común es su forma de escribir. “Es sencilla. De andar por casa. No utilizo palabras rebuscadas ni grandilocuentes”, asegura. En cuanto a su musa de la inspiración, explica que, en el caso de los relatos cortos, “escribo sobre las pautas e ideas que dan en los talleres de narrativa a los que acudo” mientras que los versos “los creo cuando me salen de dentro, en cualquier momento del día”.

Su única pretensión con La Llave, obra a la que ha dedicado más de tres meses entre seleccionar los textos y corregirlos, es “que a la gente que lea el libro le guste y disfrute”. Y ya pueden hacerlo porque está a la venta en establecimientos de Orduña.