Getxo - Lejos de perderse por las calles de Getxo -donde lleva ya asentado cuarenta años-, Javier Campo lo que ha querido es encontrar la historia que cobijan. Bueno, más bien, la de aquellas personas que aparecen en las placas del callejero. Este vecino de Algorta acaba de publicar el libro Getxo en sus calles. Con nombre propio, en el que recoge “no quiero llamarlas biografías, porque sería pretencioso, sino semblanzas biográficas de todas aquellas personas que tienen una calle dedicada” en la localidad.

“Todos los personajes me han llamado la atención por algo”, admite Javier. “Novia Salcedo, un hombre que no tuvo estudios, que era pequeñito, encogido de hombros, tenía una personalidad tremenda y yo me atrevo a decir que Bizkaia tiene Fueros gracias a él. No fue el único, pero sí uno de sus defensores más acérrimos. Gracias a Evaristo Churruca tenemos una ría perfectamente navegable. Valentín Gorbeña siempre fue una figura pero en segundo plano aunque aún hoy día, sobre las cataratas del Niágara sigue pasando un transbordador entre EE.UU. y Canadá, del que él fue el ingeniero”, enumera. Esos son algunos de los puntos de interés de este mapa de personalidades de Getxo, pero hay muchos más, tal y como describe Javier. “Hay que destacar a los propiamente algorteños, como Juan Bautista Zabala, que trabajó en 1910 por le educación de los niños pobres del barrio, Andrés Isasi... De Las Arenas hay pocos porque hace 150 años no existía. En 1830, tenía 23 habitantes; en 1860, tenía 36 y en 1910 ya pasó a más de 1.200. Los personajes que están en el libro son aquellos que hicieron Las Arenas: Máximo Aguirre, su hijo, Ezequiel, Joaquín Arellano...”, repasa este guía con nombre propio, que sigue añadiendo caminos en esta ruta: “Es importante el número de artistas con calle, por ejemplo, tenemos cinco pintores, muy buenos todos: Gabriel Ramos Uranga, Juan Barroeta, Darío de Regoyos, Carlos Häes , Jaime Morera, que no son vizcainos, pero que vivieron en Algorta y se apalancaron allí”, explica Javier.

Este mapa nominal, como suele ser habitual, cuenta con poca representación femenina, pero alguna hay en las arterias de Getxo: “Mujeres hay poquitas. Santas la mayoría: Santa Ana, Santa Eugenia, pero tenemos a la primera mujer licenciada que hubo en España: María Goyri, mujer de Menéndez Pidal. Fue una mujer extraordinaria, no fue nunca a la escuela, la educó su madre. Fue la primera mujer universitaria, matriculada y licenciada. Luego está Sorne Unzueta, que fue una de las primeras maestras de las escuelas de barriada. Ha sido desde mitinera del PNV a poetisa y gran escritora”, comenta este escritor que ha recopilado 79 identidades, tomándose una pequeña licencia...

Y es que Javier es sobrino del escritor y poeta Gabriel Aresti (1933-1975), que tiene una calle en Leioa, en el límite con Las Arenas. “Cogiéndolo un poco por los pelos, he aprovechado para contar anécdotas que viví en mi juventud con mi tío”, argumenta. Javier rememora en las páginas de su libro aquella vez que se presentó la Policía en casa de sus tíos preguntando por Gabriel y él mismo salió a contestar que no estaba, o cómo las “croquetas con efecto balsámico” de su tía servían para relajar el ambiente cuando el escritor y alguna visita entraban en debate. “Mi tío era muy polémico. A todo aquel que venía a casa le metía en el salón y pronto entraban en debate... subiendo paulatinamente el tono y el volúmen”.

Esas son algunas de las pinceladas de su obra, la segunda que ve la luz tras La ermita del Puerto Viejo, en la que abordaba el pasado de este enclave, “pero sobre todo, de la iglesia y del órgano que hay en San Nicolás de Bari. Es una joya y además soy organista, así que qué voy a decir, pero todos los virtuosos que han venido a dar conciertos lo dicen. En estos momentos necesita una rehabilitación después de 109 años dando la nota. Yo creo que como en aquel entonces, todos los algorteños tendríamos que colaborar para que se arregle”, considera Javier, al que le gusta “desentrañar las cosas, investigar, llegar hasta las últimas consecuencias”.