La espiritualidad no fue solo una cuestión íntima en la Bizkaia del cambio de siglo. Marcó el ritmo de los días, ordenó el espacio público, influyó en la arquitectura, en el paisaje y también en las formas de ocio y relación social. Esa idea atraviesa El espíritu de Bizkaia, la nueva muestra que el Museo de Arte Sacro presenta desde este lunes y hasta el próximo 10 de mayo, fruto de una colaboración con el Museo de Bellas Artes.
Cohesión social
La exposición propone un viaje por más de medio siglo -de la Segunda Revolución Industrial a los años previos a la Guerra Civil- en el que la fe actuó como elemento de cohesión en una sociedad sometida a profundos cambios económicos y sociales. A través de 62 obras, el recorrido dibuja el retrato de una Bizkaia en transformación, donde tradición y modernidad convivieron, a veces con fricciones.
Entre romerías y aurreskus
El itinerario se articula en siete secciones complementarias. Desde Creer en la transformación, que sitúa el papel central de la religión en diferentes ámbitos de trabajo, hasta Espacios sagrados, dedicada a la arquitectura religiosa impulsada por la prosperidad económica y el auge de la natalidad. Entre ambos extremos aparecen escenas de romerías y aurreskus y mercados en los pórticos de las iglesias como elementos extensibles del poder de la fe.
Artistas rompedores: Guiard, Regoyos o Anselmo
Uno de los ejes más sugerentes es el diálogo entre academicismo y modernidad. Mientras escultores y pintores continuaron atendiendo encargos de devocionales, una nueva generación - marcada por Francisco Durrio, Quintín de Torre o Nemesio Mogrobejo- comenzó a reinterpretar la iconografía con lenguajes más audaces. Esa tensión se percibe también en la pintura de paisaje, donde la influencia del impresionismo y del plenairismo se filtra en obras de Guiard, Regoyos o Anselmo Guinea.
La iglesia, mucho más que un lugar de culto
La sala dedica además una atención especial a la representación femenina. La maternidad, la Virgen reinterpretada desde una mirada laica o la figura de la “nueva Eva”, reflejan los cambios ideológicos de una época en la que la identidad vasca se estaba redefiniendo. Artistas como Aurelio Arteta o Valentín de Zubiaurre plasmaron esos cambios sociales.
Comisariada por Javier Novo, coordinador de Conservación e Investigación del Museo de Bellas Artes, la exhibición artística reúne piezas procedentes de ambos museos y de numerosas colecciones públicas y privadas, desde la Colección Banco Santander hasta archivos históricos. Durante la presentación, la directora del Museo, Raquel Cilla, subrayó que la muestra “permite abordar un gran momento histórico”. En la misma línea, el director del Museo de Bellas Artes, Miguel Zugaza, destacó la importancia de “celebrar y reforzar la colaboración” entre ambas entidades, mientras que la directora de la Obra Social BBK, Nora Sarasola, valoró positivamente la iniciativa y su contribución a la difusión del patrimonio cultural del territorio. Más allá del valor artístico de las obras, la muestra ofrece una retrospectiva interesante donde la iglesia fue mucho más que un espacio de culto.