En imágenes: Calcáreo: vino, picoteo y un crowdfunding que ayudó a su aperturaMarkel Fernández
12María Mora y Sergio Mújico todavía trabajan en pulir algunos detalles de su nuevo local, Calcáreo (Luis Briñas, 14). Aunque abrieron hace poco más de una semana, están "muy contentos" con la respuesta de los clientes. "La acogida ha sido muy buena. Desde hace unos meses venimos haciendo una campaña de comunicación para que todo el mundo lo supiera, y sobre todo ha venido gente del barrio y clientes habituales de La Manducateca", explica María Mora, una de las integrantes del proyecto.
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Tras 10 años al frente de esta tienda gourmet (Calle General Concha, 7), la inquietud movió a María para embarcarse en un nuevo proyecto junto a Sergio, sumiller de profesión y proveedor de vinos en La Manducateca. "Vimos que mano a mano nos manejábamos bien y tras dejar por el camino una opción que se nos cayó y dejar el proyecto en standby, nos surgió la oportunidad de este local en el que creíamos que podía funcionar", apunta. Alejado del núcleo grueso de la hostelería de la villa, María y Sergio vieron potencial en el local y en la zona. "Estamos en el centro de Bilbao, pero no está tan colapsado de locales de restauración. Hay muchas gente joven y familias jóvenes, y muchos centros de trabajo que pueden ser potenciales clientes", añade.
¿Por qué Calcáreo?
Siguiendo la línea rompedora del proyecto, María Mora y Sergio Mújio también quisieron desmarcarse de los términos más habitualmente utilizados en relación con la enología. Es por ello que eligieron Calcáreo para bautizar el nuevo local. "Sergio sobre todo es muy apasionado de los suelos. Normalmente solo pensamos en el tipo de uva con la que está hecho el vino, pero el suelo que hay debajo de cada viñedo también es muy importante", explica María. Además, el suelo calcáreo está presente en las mejores zonas vitivinícolas del mundo y también en Euskadi, dando lugar a una selección de vinos que ellos ofrecen en su local.
Aunque es sobre todo a las tardes cuando más afluencia de público tienen, el equipo de Calcáreo está tanteando el terreno para saber lo que funciona y lo que no. "Queremos fomentar que la gente venga también por las mañanas, a partir de mediodía que es cuando abrimos. Para ello, próximamente ofreceremos un plato del día para que la gente tenga esa opción. Comida casera acompañada de un buen vino", explica María.
Un crowdfunding para echar a andar
Precisamente por haber sacado adelante La Manducateca, María Mora sabía que no iba a ser fácil sacar un proyecto adelante desde cero sin contar con un inversor que lo sustentase. Es por ello que a Sergio y a ella se les ocurrió una formula para poder crear Calcáreo, involucrando a los clientes en el proceso. "En verano pusimos en marcha un mal llamado crowdfunding, que eran unos bonos que la gente pagaba por adelantado para echarnos un cable con el retraso de obra y demás. Al final esto lo hemos hecho Sergio y yo con unos ahorrillos y un préstamo. Aquí no hay un gran inversor, no hay un estudio de decoración detrás y necesitábamos ayuda. Entonces yo me atreví a echarle morro y a pedirle a mis clientes de siempre que sabía que en cuanto abriésemos iban a venir", explica.
Para su sorpresa la iniciativa funcionó "fabulosamente bien". "Yo confiaba en que los clientes nos iban a apoyar, pero ha sido una pasada. Conseguimos recaudar una cantidad importante de dinero". Una vez abierto el local los bonos siguen estando disponibles en su página web, pero quieren enfocarlos de otra manera. "Ahora no queremos que sea tanto un bono ayuda, sino que la gente pueda comprar o regalar un bono de cena o de comida. Al final hoy en día todos tenemos de todo y es una manera de regalar una experiencia. Ahora que llega Navidad creo que esto puede funcionar muy bien", apunta.
Vino, picoteo y mucho más
En su página web se define como 'bar de vinos', pero Calcáreo va mucho más allá. Desde un picoteo a base de quesos, embutidos, ostras o ensalagilda, hasta una cena o una comida donde el txipi relleno de butifarra o el rape amontillado sean protagonistas. Y por su puesto, todo ello acompañado de una amplia variedad de vinos. Una propuesta gastronómica que se complementará con catas de vino u eventos relacionados con el sector.
"Estamos trabajando en una newsletter mensual con todas las cosas que vamos a hacer aquí: catas, presentaciones de gente de confianza que venga a hablar de sus vinos, colaboraciones con otros restaurantes, pop-ups, etc. Aquí también entra la opción de abrir algún domingo de forma excepcional para hacer algún tipo de evento como un vermut a la italiana. Queremos que pasen cosas, que haya meneillo más allá de que la gente venga a tomar lo que quiera. Queremos proponer planes que puedan gustar y que sean divertidos dentro del producto que vendemos", asegura María.
Descubrir y enseñar
Dentro de la propuesta rompedora que María y Sergio pretenden desarrollar, tampoco quieren ser un bar de vino al uso y ofrecer solo los clásicos. "Desde un inicio la idea fue quitarle rimbombancia y que la gente, sepa más o sepa menos de vinos, pueda venir tranquilamente, dejarse aconsejar y que descubra cosas. Por supuesto que tendremos los vinos habituales que suelen pedir todo el mundo, pero queremos ir más allá, que se salgan de lo habitual y que conozcan cosas que igual en otra ocasión no pedirían", comenta. Para ello cuentan con una carta "muy potente" de vinos entre los que tendrán "una selección muy cuidada y muy grande" de Euskal Herria.
María Mora y Sergio Mújio afrontan con ilusión este nuevo camino lleno de ideas y propuestas para ofrecer a los conocidos y a los curiosos una forma diferente de disfrutar el vino. Todavía están arrancando, pero animan a la ciudadanía a acercarse y dejarse aconsejar.