El servicio de grúas municipales se lleva al día, de media, 13 vehículos de las calles de Bilbao. La mayoría se retiran después de que hayan sido aparcados en zonas restringidas: ya sea porque estaban reservadas a un rodaje, algo cada vez más habitual –en 2024 se grabaron 168 producciones en Bizkaia–, o porque están destinados a personas con movilidad reducida, a zonas de carga y descarga o a vehículos autorizados. En todo caso, aunque el número de coches y motocicletas que se arrastran hasta el depósito ubicado en Zorrotza se mantiene de forma estable desde hace unos años –en 2024 fueron 4.514 vehículos, cerca de los 3.789 alcanzados hasta mediados de octubre de 2025–, las cifras se han alejado bastante de los 8.407 que se registraron en 2010.

Pero eran otros tiempos. Y la ciudad ha cambiado notablemente desde entonces. Antes de que se impusiera la OTA en Bilbao podía haber 15 grúas en funcionamiento y se llevaban de media 30.000 vehículos al año. Lo recuerda Josu Grisaleña, agente del depósito de vehículos, quien señala que actualmente el servicio cuenta, entre semana, con cuatro grúas por la tarde. Durante todo el fin de semana hay dos grúas y en verano también se reduce el servicio. Esta cifra, además, ha bajado desde la última concesión hace tres años, cuando había cinco grúas en funcionamiento por las mañanas y cuatro por las tardes. “Nada que ver con lo que había antaño”, apunta sobre el servicio que entró en funcionamiento en 1986, con gran oposición por parte de la ciudadanía.

Esta reducción se debe a los cambios urbanísticos experimentados por la ciudad. “Ahora mismo en el centro de Bilbao es muy difícil aparcar mal, no se puede estacionar en las esquinas sin obstaculizar completamente el paso de los vehículos”, explica Grisaleña, quien indica que esa dificultad también se ha traslado a los barrios, donde cada vez es más complicado aparcar en segunda fila. Preguntado sobre lo que hayan podido influir medidas como la entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), Grisaleña apunta que no es reseñable. “En los meses de julio, agosto, septiembre y octubre de 2025 hemos arrastrado 1.578 vehículos, mientras que en 2023, en esas fechas, fueron 1.603”, atestigua aportando los datos de antes de que se implantara la medida que prohíbe la circulación de los vehículos A y B en el centro. “Han entrado 25 menos, no es muy significativo. A nosotros no nos ha afectado para nada”, indica.

MOTIVOS PARA EL TRASLADO

Lo que sí percibe es que “se usa menos el coche para venir a Bilbao” y que “a la gente le duelen las multas”. A pesar de ello, a lo largo de este año se han retirado 948 vehículos por reservas. “Desde restricciones por obras, para días de partido o por eventos, para mudanzas... Entran un montón de cosas”, aclara el agente del depósito de grúas. “En segundo lugar están las prohibiciones, con 656, que son un cajón de sastre. Hay prohibiciones de muchos tipos”, añade. “En tercer lugar, hay vehículos que carecen de seguro obligatorio. Los agentes van por la calle y pueden comprobar con la emisora si tienen seguro o no. Este año llevamos 393”, expone. 

Otro de los motivos por los que llegan los coches al depósito, que cuenta con capacidad para 450 vehículos, son los controles de alcoholemia con resultado positivo realizados a los conductores. “Hay bastantes por ese motivo, 298. Prácticamente hay uno al día”, señala. Otra de las razones relativamente recurrentes son los robos. “Pero no se tratan de robos de vehículos, en la mayoría de los casos es porque les han forzado la puerta o les han roto un cristal para entrar a robar en el interior”, matiza el agente del depósito. Otra explicación habitual por la que se arrastran es por colisiones, motivo que este año suma 81 traslados.

Respecto a los tipos de vehículo que llegan al depósito donde se desplazó este servicio municipal en 2019 desde Zorrotzaurre hay variedad. “La mayoría son turismos, y hay alguna furgoneta pequeña, también hay motos y alguna bici”, señala Grisaleña, quien expone que cada vez se ven más patinetes eléctricos, aunque no porque hayan aparcado en cualquier sitio, sino porque conducían por la acera y la Policía Municipal los ha parado, por ejemplo. En ese sentido, detalla que la obligatoriedad de que a partir de enero del año que viene tengan que llevar seguro influirá en sus traslados. “Sobre todo al principio, hasta que la gente se conciencie, porque habrá muchos que ni lo sabrán”, considera sobre estos vehículos cuyos propietarios, además, se enfrentarán a multas que podrían alcanzar los 1.000 euros si no tiene seguro.

MENOS BRONCAS

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Josu Grisaleña lleva toda una vida trabajando en el Depósito Municipal de Vehículos de Bilbao, lo que le permite observar los cambios de tendencia. “La gente asume su responsabilidad bastante mejor que antes porque sabe que ha cometido una infracción. Hay menos broncas en el depósito”, garantiza el agente, quien indica que, sobre todo, la molestia se exterioriza cuando toca apoquinar. Así, rememora que uno de los momentos de más tensión solía ser cuando un conductor llegaba justo en el momento en el que la grúa estaba llevando a cabo el anclaje. “Había gente que se subía al vehículo y se negaba a bajar. Hace mucho que no nos pasa nada de esto”, expone Grisaleña, quien indica que, la mayoría de las veces, los policías municipales que han llamado al centro de coordinación para dar el aviso suelen estar presentes.

Pueden darse diferentes situaciones cuando los conductores aparecen en el momento oportuno. Una de ellas es cuando el agente del depósito ya ha enganchado el coche y ha iniciado la marcha. “En ese caso, el vehículo no se le entrega, sino que el conductor debe ir a recogerlo al depósito”, expone Grisaleña. Otra situación que puede darse es que el gruista haya empezado con las maniobras de enganche y le haya puesto el transportín, pero no haya iniciado la marcha. “Se le toman los datos al conductor, se le entrega el vehículo in situ y le llega a casa la tasa que tiene que pagar, que aproximadamente es la mitad de un arrastre”, señala el agente. Por último, si el gruista aún no ha iniciado las maniobras y el propietario llega en ese momento, el vehículo se le entrega.