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Unai GarmaLudópata rehabilitado

"Robaba dinero a mis padres y pedía a mis amigos para poder seguir apostando"

El joven bilbaino cuenta su historia en el Congreso que la Fundación Lo Que De Verdad Importa celebrado el martes en Bilbao

"Robaba dinero a mis padres y pedía a mis amigos para poder seguir apostando"Miguel Acera

Unai Garma (Bilbao, 1997) se mostraba tranquilo y sonriente antes de realizar esta entrevista. Acababa de contar su historia ante más de 2.000 personas en el Congreso que la Fundación Lo Que De Verdad Importa (LQDVI) celebró este pasado martes en el Palacio Euskalduna, y estaba muy satisfecho con el resultado. Este joven bilbaino es ahora un ludópata rehabilitado que se dedica concienciar a los más jóvenes acerca de los peligros del juego de azar y las apuestas, donde hace unos años se vio atrapado. Ahora lleva ocho años sin apostar.

¿Qué tal se siente después de dar esta primera charla aquí en casa?

La verdad es que genial. Este primer congreso de LQDVI ha sido un orgullo para mí, me siento muy bien. Creo que ha salido, hemos impactado y hemos conseguido que la gente y sobre todo los jóvenes que han venido hayan reflexionado. Muy tranquilo con el trabajo realizado.

“Dejé muchas cosas de lado por ir a apostar e intentar recuperar el dinero que iba perdiendo”

Más allá de las etiquetas que le pueda poner la gente, ¿cómo se define a si mismo?

Yo sufrí la adicción al juego y soy ludopata rehabilitado. Una persona que le ha dado la vuelta a la tortilla e intenta ayudar a través del voluntariado de Ekintza Aluviz. También soy cofundador del proyecto A90º. Me gusta definirme como una persona resiliente, que trabaja duro y que pretende concienciar y sensibilizar a la gente y sobre todo a los más jóvenes. 

¿Cuándo y de qué manera comenzó a interesarse por el mundo de las apuestas?

Desde pequeño en casa siempre se ha normalizado el juego a través de la quiniela y yo siempre he participado en ello. A los 14 años empecé con el póker en el colegio y a los 15 con las apuestas deportivas. Mis amigos y yo echábamos en bares y salones de juego y fue entonces cuando empecé a contactar con el juego de azar, pero creo que realmente no se convirtió en problema hasta que cumplí los 18 años. Lo normalicé todo, sentía que ya era legal y que nadie me podía decir nada, nadie me podía parar. A partir de ahí es cuando se convirtió en mi día a día, apostaba cada vez más, invertía más tiempo y dejé muchas cosas de lado por ir a apostar e intentar recuperar el dinero que perdía, que al final es lo que te engancha y lo que te hace estar ahí.

“Cuando me pillaron mis padres me derrumbé, lo conté todo y empecé a tomármelo en serio ”

¿Qué es lo más fuerte que hizo en su día para conseguir dinero para apostar?

Quitar dinero de casa, pedir dinero a amigos, etc. Yo siempre he sido un poco miedoso e igual no crucé otros límites como pedir micropréstamos, pero ya el quitar dinero de casa supuso cruzar ciertos límites que nunca pensabas que ibas a pasar. Yo conozco a personas que no han hecho nada grave, simplemente se han gastado su dinero, y tienen el mismo problema. Al final todos tenemos la misma problemática, pero cada uno con su vida. Lo importante es saber reconocerlo e intentar salir de ello.

¿Cuándo empezó en el mundo de las apuestas era consciente de las consecuencias negativas que le podían traer? 

No, porque en mi época, hace ya 13 años, nunca recibimos ningún tipo de charla ni taller relacionado con lo que es la adicción al juego. Yo no era para nada consciente. Siempre digo que empecé desde la inocencia y desde el desconocimiento. Es por ello que creo que esa es una parte importante, la de prevención y sensibilización sobre todo para que la gente conozca los riesgos que conlleva. Obviamente luego cada uno hace lo que quiere, pero por lo menos que la gente conozca los riesgos que existen.

Y cuando estuvo metido en ello, ¿fue capaz de reconocer que tenía un problema?

Sí que vas viendo que te vas metiendo en líos y que debes dinero, pero realmente nunca eres consciente de que tienes un problema grave. Hasta que no empecé en la terapia en la Asociación Ekintza Aluviz y vi a otras personas en mi misma situación, no fui consciente de que tenía un problema grave y lo reconocí como tal. 

“A los chavales les diría que no sean tan chulos de creer que esto nunca les va a pasar a ellos”

¿Fue capaz de pedir ayuda?

En mi caso, me pillaron mis padres. Hasta entonces no fui consciente y por tanto no había pedido ayuda. Antes de esa vez ya me habían pillado, pero contaba las cosas a medias y seguí apostando. Pero cuando me pillaron la última vez es cuando me derrumbé, conté todo y empecé a tomármelo enserio. 

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Durante la recuperación, ¿tuvo algún momento en el que pensó que podía recaer?

Yo he tenido la suerte de que después de entrar a rehabilitación, no he tenido momentos de bajón y recaída. Es verdad que al principio sí tienes más pensamientos de apostar y de jugar, pero la verdad es que en ese sentido no he tenido ningún momento de derrumbe. Sí que es verdad que a veces se te puede hacer algo pesado, pero yo tenía claro que tenía que hacer terapia y seguir trabajando en ello. 

Echando la vista atrás, ¿considera que haber pasado por todo esto le ha aportado cosas positivas?

Sí. A las preguntas de si me arrepiento de lo que ha pasado respondo que obviamente no me hubiese gustado hacer daño a mi familia, pero ha sido mi vida y no cambiaría nada de lo que ha pasado, porque gracias a lo que he sufrido soy la persona que soy hoy en día y estoy muy orgulloso. Siempre digo que es importante tener unos buenos valores como los que transmite la fundación LQDVI. Ser buena persona y a partir de ahí, crecer y madurar. A mí me ha servido mucho para madurar como persona y para ayudar a otras personas. Estoy muy orgulloso y encantado de quien soy hoy.