Participación. Esa es la palabra mágica que conjugan Bilbao y sus gentes desde hace tiempo cuando miran al futuro. Urbanismo, recursos, ocio, cultura, actividad industrial, juventud, innovación social, servicios… El botxo sigue empeñado en prosperar, en evolucionar hacia un escenario que convenza a sus residentes, pero también a sus invitados, ya sean los de diario -estudiantes y trabajadores- o los vacacionales. El último ejemplo de este proceso colaborativo entre la esfera institucional y la ciudadanía bilbaina ha estado protagonizado por la Asamblea Por el Clima.
Han sido cinco meses de reuniones en las que medio centenar de personas han conformado un Bilbao en miniatura donde han podido compartir opiniones, pero también deseos para reinventar Bilbao en clave de sostenibilidad y de justicia climática. Desde febrero, este grupo ha consensuado una batería de recomendaciones. En total, cinco sugerencias que ya han trasladado al Ayuntamiento para que tome nota de las mismas.
“Sus aportaciones serán de gran valor para la toma de decisiones del Ayuntamiento en su propósito de diseñar un futuro sostenible para nuestra ciudad"
Una hoja de ruta con propuestas justificadas y que previamente han pasado por el tamiz de sus camaradas en esa plataforma representativa del botxo, con personas de todas las edades, procedencias, creencias y gustos, elegidas entre las cinco mil preseleccionadas en noviembre del pasado año. Porque recomendaciones ha habido muchas más. Su viabilidad financiera y técnica ha truncado algunas. Y otras, simplemente, no han logrado el apoyo del 75% de los asambleístas, requisito que sí han alcanzado estas cinco finales.
Transición energética, urbanismo, información...
Una de ellas, por ejemplo, obtuvo el 81,5% de los votos, tal y como desvelaron durante la presentación de este informe. Se trata de la vinculada con la promoción de energías renovables y ayudas públicas para mejorar la eficiencia de los edificios. El resto de mandamientos climáticos que ahora el Ayuntamiento de Bilbao debe analizar y valorar para su aplicación tienen que ver con la creación de oficinas de distrito de transición energética, el fomento de espacios verdes con criterios beneficiosos que redunden en la flora y la fauna -así como en las personas-, apostar por un diseño urbanístico sostenible y, por último, reforzar la difusión a pie de calle de la red de refugios climáticos existentes en la villa: más de 130.
En definitiva, propuestas para tratar de despejar el camino hacia esa ciudad más saludable, más abierta, más incluyente, más fluida… Su contenido está ya en manos de Nora Abete, concejala de Movilidad y Sostenibilidad en el Consistorio, quien puso en valor el compromiso de este medio centenar de asambleístas y su trabajo. En representación de todos ellos, “las guardianas” de esta hoja de ruta: Ana Mari, María José, Sara, Iñaki, José Ángel, Javier, Sonia, Olatz, Amaia y Marcelino, han repasado los puntos principales de esas líneas de actuación.
“Sus aportaciones serán de gran valor para la toma de decisiones del Ayuntamiento en su propósito de diseñar un futuro sostenible para nuestra ciudad”, ha resumido Abete minutos antes del acto celebrado en el Centro Cívico de Castaños. El siguiente paso del proceso participativo abierto en Bilbao -el primero de estas características en el conjunto de la Comunidad Autónoma Vasca- está en manos del Ayuntamiento que determinará cuáles son viables técnica y económicamente y en qué plazos, principalmente.
'Deberes' para el Ayuntamiento
“También puede darse el caso de que se consideren viables solo algunos aspectos de una misma recomendación”, han apuntado desde el Área de Movilidad y Sostenibilidad. Este ha sido, es y será el principal caballo de batalla en esta cuestión y en otras que contribuirán a dibujar los escenarios de ese botxo en el que vivirán las próximas generaciones. Cuando el Ayuntamiento tenga una opinión fundada sobre estas cinco recomendaciones se procederá a la creación de un grupo de trabajo encargado de hacer un seguimiento al desarrollo y ejecución de aquellas iniciativas e intervenciones que, finalmente, hayan recibido el visto bueno de la Corporación municipal.
Y son tan diversos como importantes los deberes planteados desde la Asamblea Por el Clima. Impulsar la transición energética en la ciudad es uno, quizás el más repetido. De ahí la recomendación para crear oficinas en los distritos donde la ciudadanía de a pie pueda ser informada y asesorada con rigor y, llegado el caso, acompañada en el largo proceso burocrático que acompaña a cualquier solicitud de una subvención pública. La simplificación de las gestiones administrativas es una constante en las reivindicaciones. El tiempo -marcado en este caso por la Unión Europea- corre en contra. “Los plazos son acuciantes”, describía Sonia durante la exposición del informe.
Y es que el cambio de calderas y de ventanas o la reforma de fachadas están cada día más presentes en las reuniones de comunidad de la villa. Los nombres de Surbisa y del EVE (Ente Vasco de la Energía) aparecen también en esa documentación entregada ya al Consistorio; así como el de BilboEner -cuya existencia era desconocida por la inmensa mayoría de asambleístas- creado en 2023 para promocionar y desarrollar proyectos de eficiencia energética y generación de energías renovables en la villa.
Y las márgenes de la Ría, verdes
Otro aspecto que se aborda en esas recomendaciones principales son cuestiones vinculadas con la urbanización de los barrios. Se habla de un diseño que atienda a criterios de “eficiencia, confort, justicia social y climática”. Así, se señala la importancia de configurar corredores verdes que conecten los parques o de extender esa misma naturaleza a las márgenes de la Ría. Otra de las reflexiones compartidas con el Ayuntamiento aboga por ampliar la señalización de los refugios climáticos con más puntos de información incluyendo, por ejemplo, farmacias y centros de salud.