Julie, Pamela y Alex apuran el último día de su visita a Bilbao. Podrían ser tres turistas más de los miles que este verano y todavía estos días visitan la villa, pero su conexión con la capital vizcaina va mucho más allá. Las tres se conocieron en Londres mientras estudiaban Psicología en la Universidad de Middlesex y decidieron vivir la experiencia Erasmus en Bilbao. Ahora, 30 años después, han vuelto para reencontrarse con la ciudad que les brindó uno de los mejores años de su vida.

"Yo vengo todos los veranos con mi familia, pero Pamela por ejemplo vive en Australia y la última vez que estuvo en Bilbao fue en 1998", explica Julie Ward. Después de su experiencia internacional en en el territorio siempre se habían reunido en Londres, pero este año han decidido volver a Bilbao para recordar viejos tiempos. "La ciudad ha cambiado mucho desde que estuvimos aquí, pero lo ha hecho a mejor", cuentan.

Julie, Alex y Pamela en el año 1994 cuando hicieron Erasmus en Bilbao Cedida

Han terminado su viaje después de recorrer durante cuatro días las calles y lugares por las que transitaron cuando eran universitarias. "Nos hemos reunido con amigos de aquí que hace tiempo que no veíamos y hemos vuelto a Poza 42, nuestra segunda casa", asegura Julie entre risas. Precisamente este popular local de la calle Licenciado Poza fue el que eligieron para celebrar una fiesta con viejos conocidos. "Fue una noche muy buena, lo pasamos muy bien", añaden.

Aunque no les quedó más remedio que elegir Bilbao como destino por el programa de intercambio que su universidad de origen tenía con la de Deusto, terminó siendo "un muy buen año en todos los sentidos". De hecho, una vez terminado el curso de intercambio, Julie y Pamela volvieron en 1996 para trabajar como profesoras de inglés en una academia de Algorta hasta el año 1998.

Bilbao, un lugar gris

En aquella época no disponían de internet para ubicar Bilbao en el mapa y su única referencia fue un libro que describía la villa como "un pueblo gris e industrial". Sin embargo, se llevaron una grata sorpresa cuando llegaron. "Lo que encontramos no tenía nada que ver con lo que habíamos leído. Todo eran edificios bonitos, gente encantadora y comida muy buena", asegura Julie.

De hecho, les gustó tanto la villa y su cultura que incluso se apuntaron a clases de euskera. "Aprendimos a contar hasta diez, las felicitaciones típicas y a pedir cerveza, lo que nos sirvió para conseguir varias bebidas gratis", recuerda Julie entre risas.

Bilbao les dejó huella, muchos amigos y en el caso de Julie, al amor de su vida. "Conocí a Allister cuando volví a trabajar a Bilbao después de mi año de Erasmus. Era mi compañero de piso y desde entonces no nos hemos separado", explica la psicóloga londinense.

Estas psicólogas londinenses se despiden de la que un día fue su casa, pero lo hacen con la convicción de que volverán más pronto que tarde. "Bilbao siempre será especial para nosotras", sentencian.