Es otra de las múltiples caras de un Bilbao empeñado en marcar ese perfil cosmopolita de ciudad abierta, de vanguardia, inteligente, sostenible… De hecho, la creatividad es un ingrediente fundamental en todos esos –y otros– apelativos que el botxo acumula. El último ejemplo ha estado empadronado en Deusto y vinculado con el diseño, disciplina universal que se reinventa con cada trazo, con cada costura, con cada pixel… Allí, en el Edificio Papelera desde donde opera el IED Kunsthal Bilbao, se han presentado una treintena de Trabajos de Fin de Grado del Alumnado de las especialidades en Moda, Producto, Interiores y Gráfico “que refuerza el papel del diseño como herramienta de sostenibilidad, pensamiento crítico y transformación social”. Más de 250 personas asistieron al Degree Show 24-25.

Más de 250 personas acudieron al Degree Show 24-25, que concitó una gran expectación.

La programación incluyó un desfile con las colecciones del alumnado del Grado en Diseño de Moda y la inauguración, por primera vez en Bilbao, de la exposición internacional TDC 70 Exhibition, organizada por el Type Directors Club de Nueva York y abierta al público hasta septiembre, con acceso gratuito. Asistieron Ana María López Asensio, directora de Promoción Cultural e Industrias Culturales y Creativas del Gobierno vasco, y Miren Arzallus, directora del Museo Guggenheim Bilbao, que atendieron a las explicaciones del alumnado sobre sus proyectos y animaron a seguir desarrollando propuestas transformadoras desde el diseño.

Entre las propuestas más destacadas se encuentran Oddy, de Beatriz Fernández, que reinventa la experiencia de donación de sangre en unidades móviles; Movva, de Diego Aguirre, un sistema de transporte autónomo para Zorrotzaurre; Burden, de Nahia Lapiedra, un ecosistema de cuidado digital para personas mayores y sus cuidadores; y URMA, de Elena Cosmina Vasilache, un módulo móvil para preservar y transmitir oficios artesanales en riesgo de desaparición en zonas rurales de Rumanía.

En el área de Diseño Gráfico, los proyectos abordaron temas que van desde la ciencia hasta la espiritualidad, la ecología o la memoria urbana. Entre ellos se encuentran Muina, de Maia Barrena, que reivindica el papel esencial de los hongos en los ecosistemas mediante un lenguaje gráfico sensible y pedagógico; AXYZ, de Jon Blanco, que investiga cómo las tecnologías de observación nos permiten acceder a lo invisible; y Sacred Mountain, de María Mur, que reinterpreta el macizo de Montserrat como sujeto activo que entrelaza paisaje, ritual y biología.

Otros proyectos presentados fueron El suelo que desaparece bajo nuestros pie’, de Julia González, que combina escritura y etnografía caminada para reconectar con la ciudad desde la memoria del cuerpo; y Matterness, de Saioa Villa, que cuestiona el paradigma extractivista y propone nuevas formas de relación con la materia desde la investigación en biomateriales.

Interiores

Los proyectos de Diseño de Interiores abordaron la transformación del espacio como herramienta de cambio social y cultural. Landiola, de Nora Urquijo, plantea la reactivación de caseríos en desuso en Enkarterri como red de equipamientos comunitarios en entornos rurales; NIDO, de Irati Hernández, propone refugios temporales adaptables frente a desastres naturales; y Begizta, de Amaia García, impulsa un espacio musical para músicos emergentes en Bizkaia.

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Por su parte, KIRIBIL, de Madalen Guarrotxena, idea un centro cultural y gastronómico vinculado a la tradición vitivinícola de Lezama; El Abra, de Ainhize Peñas, recupera espacios familiares para convertirlos en propuestas de dinamización local; y Armonía Académica, de Ruth Basurto, plantea una reforma integral del entorno educativo desde una perspectiva de bienestar emocional.

La jornada concluyó con un desfile de moda experimental protagonizado por tres colecciones que articulan preguntas en torno al cuerpo, la identidad, la memoria o el confort. 10000110001, de Eloy Sacristán, es una investigación artística y técnica sobre el cuerpo posthumano y su relación con el archivo, con materiales como silicona o plásticos técnicos; Ilo, de Ainhize Ganzabal, trabaja la tensión entre intimidad y vigilancia mediante la técnica del deshilado; y Acaso estoy actuando, de Amaia Aguirre, explora la dicotomía entre comodidad e incomodidad como reflejo de lo emocional, lo social y lo político.