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Marisa, dueña de una pollería: "Estos días en la tienda tenemos más de 50 grados"

Procura no estar continuamente cerca del asador que es donde la temperatura es más alta

Marisa, dueña de una pollería: "Estos días en la tienda tenemos más de 50 grados"Oskar González

Marisa y Eva no trabajan a pleno sol. De hecho en el local cuentan con un ventilador que a priori debería hacerles sentir más a gusto y más frescas que si estuvieran en la calle. Sin embargo, en la pollería en la que discurre su jornada laboral conviven con el calor durante todo el año y las temperaturas que alcanza el horno donde cocinan los pollos supera en 20 o 30 grados las que hay en el exterior.

Un ambiente muy difícil de sobrellevar, pero al que no les queda más remedio que hacerle frente para sacar el negocio adelante. “Lo llevamos fatal. Si en la calle hace 35 grados, aquí dentro tenemos más de 50, te lo puedo garantizar”, explica Marisa. No tienen aire acondicionado y el ventilador solamente remueve el aire caliente que hay dentro. Además, en las pequeñas rejillas por las que podría entrar algo de fresco, se cuela el aire caliente de la calle.

Abren de lunes a domingo y estos días no han variado el horario, ya que según explican, “dentro hace bastante más calor que fuera”. Procuran no estar continuamente cerca del asador que es donde la temperatura es más alta. Ambas visten camiseta y pantalón negro, unas prendas que ayudan poco a refrescar el cuerpo.

Camiseta al sol

Y es que, según explica Marisa entre risas, a mediodía tiene que colgar la camiseta al sol para que se seque para el turno de la tarde. El calor es tal que hasta los termómetros se desregulan. Los 15 grados que marca la nevera de bebidas que hace de mostrador contrasta con los 25 que señala un termómetro que está colocado cerca del hornillo. Una temperatura que desde luego no se ajusta a la realidad y que dista mucho de los 50 que se llegan a alcanzar. 

Marisa y Eva están acostumbradas al calor, ya que conviven con él cada día por el trabajo que desempeñan. Sin embargo, esto no quita para que lo sufran mucho y a que no se hayan acostumbrado ni lo vayan a hacer. De hecho, Marisa dice estar “tensa” estos días por las altas temperaturas y no consigue quitarse el calor de encima. Y es que el hecho de que el bochorno no amaine demasiado por las noches hace que el local apenas se ventile. “Cuando cerramos por la noche aquí hace 50 grados, y cuando abrimos por la mañana la temperatura es la misma, no ha bajado nada”, explica. Un trabajo el de estas dos mujeres que hace que trabajar a pleno sol sea hasta más fresco