Son las 12.30 de la mañana y los termómetros en Bilbao superan los 30º de temperatura. La ola de calor lleva unos días ahogando a Euskadi, pero la vida sigue y como cada día hay que sacar el trabajo adelante. Daoiz y Maxim, electricistas, se afanan en colocar un cuadro eléctrico en la zona del Parque de Doña Casilda con motivo de la 26ª edición del Bilboko Kalealdia, un festival de teatro y arte que se celebra desde este pasado lunes 30 de junio y hasta el 5 de julio con las calles de la villa como escenario. Han tenido la suerte de que esta instalación les ha pillado a medio camino entre el sol y la sombra de un árbol.

Sin embargo, no siempre es así. “Hay que saber buscar el momento para hacer las cosas. Estos días que hace tanto calor, madrugamos, entramos antes y salimos antes para evitar así las horas de más calor”, explica Daoiz. En su caso, la empresa les ha modificado los horarios para evitar que tengan que trabajar en las horas centrales del día, algo que agradece, ya que según dice, “si todos estamos a gusto, se trabaja mejor y las cosas también salen mejor”.

Tanto él como su compañero Maxim se desplazan en una furgoneta donde llevan todo lo necesario para desempeñar su labor y esa ahí donde aprovechan el fresco del aire acondicionado que, junto al agua fresca, son sus mejores aliados para estos días. A pesar de ello y de tomar todas las medidas y precauciones posibles, el calor sigue ahí y hay que sacar el trabajo adelante. 

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En el caso de estos dos electricistas, la empresa les pone las cosas más fáciles, pero aún así no se libran de trabajar al sol. Además de ello, el trabajo que desempeñan hace que la temperatura suba al estar en contacto con aparatos y dispositivos que emanan calor una vez encendidos. Lo mismo ocurre con el uniforme de trabajo que deben llevar: un polo de manga corta, pantalones largos de color oscuro y botas gruesas. Desde luego, un atuendo muy poco fresco para días calurosos.

Mientras terminan de colocar el cuadro eléctrico, Daoiz se quita y se pone la gorra unas cuantas veces para tratar de secarse el sudor. Una vez terminado el trabajo y tras posar para la foto, se colocan a la sombra de los árboles y se suben a la furgoneta en la que por lo menos por un rato, podrán disfrutar del aire acondicionado.