Ultramarinos Gregorio Martín, uno de los negocios centenarios de Bilbao, fue una de las tiendas del Casco Viejo que quedó totalmente destruida en las inundaciones del 83 de Bilbao. En cuestión de horas todo lo que tenían en el local de Artekale quedó bajo el barro. Pablo Mesa era uno de los seis empleados que tenía Gregorio Martín. Tenía 21 años y se había comprado un coche. De repente la riada se llevó por delante la tienda en la que trabajaba y con ella perdió la estabilidad que tenía. "De repente nos quedamos sin nada. Fue un golpe duro, pero no tuvimos tiempo para lamentarnos", recuerda.
Él sabe lo que les costó recuperarse de aquella catástrofe, lo que sufrió su jefe para tirar adelante sin mirar atrás: "Quejarse no servía para nada. Gregorio Martín tuvo claro que la tienda tenía que volver a abrirse y lo hicimos entre todos. No nos faltó ayuda", dice Pablo Mesa.
Lo primero que hicieron era quitar el barro. Se calzaron las botas, cogieron cubos y fregonas y se metieron a limpiar sin descanso, limpiaron la tienda y la vaciaron por completo. "Nada de lo que había dentro servía. "Los militares llegaban con el camión y cargaban todo lo que íbamos dejando en medio de la calle", cuenta. Echaron paredes, retiraron el suelo, limpiaron el barro que se había pegado en paredes, techos... "Nos pasamos días sin apenas dormir, comiendo un bocadillo y limpiando sin parar...", cuenta el comerciante.
Pablo recuerda cuando comenzaron a colocar las baldas y después las llenaron de género... Dos meses después, todavía con el Casco Viejo prácticamente cerrado, llegó la recompensa a tanto esfuerzo y lograron levantar la persiana de Ultramarinos Gregorio Martín: "Nos pareció un milagro. Aquel día se nos saltaban las lágrimas. La gente venía a la tienda y nos abrazaban", describe emocionado.
El olor a humedad se alargó en el tiempo, pero si algo fue clave en aquel proceso de recuperación fue la respuesta de los clientes. "Desde todos los pueblos de Bizkaia, desde diferentes barrios de Bilbao... La gente vino a comprar a Ultramarinos Gregorio Martín y gracias a ellos poco a poco pudimos salir a delante", asegura.