El 26 de agosto de 1983 Bilbao sufrió unas graves inundaciones que supusieron un antes y un después en la historia de la villa. El agua y el barro destruyeron sin compasión los cientos de negocios que se asomaban en las Siete Calles.
Una decena de placas distribuidas por diferentes puntos del Casco Viejo de Bilbao recuerdan el nivel que alcanzó el agua en aquel fatídico día en el que la ciudad celebraba sus fiestas. Es el casi invisible y silencioso homenaje a un desastre que golpeó duramente a comerciantes y hosteleros que lo perdieron todo y que tuvieron que volver a empezar desde cero. La DANA que ha azotado con dureza a la comunidad valenciana ha abierto las heridas a algunos de los comerciantes y hosteleros del Casco Viejo de Bilbao que vivieron una situación similar hace cuatro décadas.
Pablo Mesa trabajaba en el Ultramarinos Gregorio Martín, negocio que quedó anegado por el agua y el barro. Dos meses después pudieron abrir de nuevo
El 26 de agosto de 1983 Bilbao sufrió unas graves inundaciones que supusieron un antes y un después en la historia de la villa. El agua y el barro destruyeron sin compasión los cientos de negocios que se asomaban en las Siete Calles.
Una decena de placas distribuidas por diferentes puntos del Casco Viejo de Bilbao recuerdan el nivel que alcanzó el agua en aquel fatídico día en el que la ciudad celebraba sus fiestas. Es el casi invisible y silencioso homenaje a un desastre que golpeó duramente a comerciantes y hosteleros que lo perdieron todo y que tuvieron que volver a empezar desde cero. La DANA que ha azotado con dureza a la comunidad valenciana ha abierto las heridas a algunos de los comerciantes y hosteleros del Casco Viejo de Bilbao que vivieron una situación similar hace cuatro décadas.
Xabier Olmo apenas tenía 11 años cuando las cuatro tiendas familiares acabaron cubiertas de barro. El vivió en primera persona el drama que supuso aquel desastre.
Oskar González
El 26 de agosto de 1983 Bilbao sufrió unas graves inundaciones que supusieron un antes y un después en la historia de la villa. El agua y el barro destruyeron sin compasión los cientos de negocios que se asomaban en las Siete Calles.
Una decena de placas distribuidas por diferentes puntos del Casco Viejo de Bilbao recuerdan el nivel que alcanzó el agua en aquel fatídico día en el que la ciudad celebraba sus fiestas. Es el casi invisible y silencioso homenaje a un desastre que golpeó duramente a comerciantes y hosteleros que lo perdieron todo y que tuvieron que volver a empezar desde cero. La DANA que ha azotado con dureza a la comunidad valenciana ha abierto las heridas a algunos de los comerciantes y hosteleros del Casco Viejo de Bilbao que vivieron una situación similar hace cuatro décadas.
Alberto Gómez tenía 17 años y trabajaba en la tienda el Equipo de Viaje. La tienda quedó totalmente destruido.
DEIA
El 26 de agosto de 1983 Bilbao sufrió unas graves inundaciones que supusieron un antes y un después en la historia de la villa. El agua y el barro destruyeron sin compasión los cientos de negocios que se asomaban en las Siete Calles.
Una decena de placas distribuidas por diferentes puntos del Casco Viejo de Bilbao recuerdan el nivel que alcanzó el agua en aquel fatídico día en el que la ciudad celebraba sus fiestas. Es el casi invisible y silencioso homenaje a un desastre que golpeó duramente a comerciantes y hosteleros que lo perdieron todo y que tuvieron que volver a empezar desde cero. La DANA que ha azotado con dureza a la comunidad valenciana ha abierto las heridas a algunos de los comerciantes y hosteleros del Casco Viejo de Bilbao que vivieron una situación similar hace cuatro décadas.
La familia de Boni García regentaba cuatro locales de hostelería en Bilbao. Tres meses después pudieron abrir el Café Lago
Oskar González
El 26 de agosto de 1983 Bilbao sufrió unas graves inundaciones que supusieron un antes y un después en la historia de la villa. El agua y el barro destruyeron sin compasión los cientos de negocios que se asomaban en las Siete Calles.
Una decena de placas distribuidas por diferentes puntos del Casco Viejo de Bilbao recuerdan el nivel que alcanzó el agua en aquel fatídico día en el que la ciudad celebraba sus fiestas. Es el casi invisible y silencioso homenaje a un desastre que golpeó duramente a comerciantes y hosteleros que lo perdieron todo y que tuvieron que volver a empezar desde cero. La DANA que ha azotado con dureza a la comunidad valenciana ha abierto las heridas a algunos de los comerciantes y hosteleros del Casco Viejo de Bilbao que vivieron una situación similar hace cuatro décadas.
El 26 de agosto de 1983 Bilbao sufrió unas graves inundaciones que supusieron un antes y un después en la historia de la villa. El agua y el barro destruyeron sin compasión los cientos de negocios que se asomaban en las Siete Calles.
Una decena de placas distribuidas por diferentes puntos del Casco Viejo de Bilbao recuerdan el nivel que alcanzó el agua en aquel fatídico día en el que la ciudad celebraba sus fiestas. Es el casi invisible y silencioso homenaje a un desastre que golpeó duramente a comerciantes y hosteleros que lo perdieron todo y que tuvieron que volver a empezar desde cero. La DANA que ha azotado con dureza a la comunidad valenciana ha abierto las heridas a algunos de los comerciantes y hosteleros del Casco Viejo de Bilbao que vivieron una situación similar hace cuatro décadas.