El sonido de los coches, las obras en edificios y asfalto, gente con prisas… buscar en Bilbao un martes por la mañana un remanso de paz es complicado. La vorágine del día a día complica la posibilidad de conseguir un estado de calma. Por eso, este martes se ha organizado en Azkuna Zentroa la XI edición de la Jornada de Silencio, creando un espacio en el que quien quisiera podía acercarse de 9.00 a 21.00 horas a estar, el tiempo que consideren oportuno, en silencio y meditando junto a desconocidos.

Desde primera hora se han ido acercando personas para desconectar del ajetreo de la ciudad y conectar con ellos mismos. Ha sido en el propio Atrio de las Culturas de Azkuna Zentroa donde sin música, sin charlas y sin interferencias los asistentes se han sentado en sillas o en cojines a meditar. El sitio elegido ha sido clave, ya que representa la plaza de la ciudad, “un espacio libre de convivencia sin discriminaciones”, apuntan desde la organización.

En este sentido, añaden que la intención de la celebración de esta jornada es el de “alcanzar el estado de calma que permite que las cosas sucedan de forma serena y equilibrada donde las prioridades se establecen de manera inteligente y compasiva para que más allá de nuestras ideas, religiones y nacionalidades, el resultado de nuestra paz interna y serenidad sea la herencia de las futuras generaciones”.

Durante toda la jornada el goteo de gente ha sido constante. Maria Eugenia Zugaza ya había acudido en ediciones anteriores y por ello, no ha dudado en acudir nuevamente en esta ocasión. “Muchas veces piensas que estás en silencio, pero no lo estás. No es lo mismo. Aquí te sientes unida a las personas que están aquí y sales con una serenidad y una energiza que es una pasada”, reconoce. “Se genera una energía especial, consigues tranquilidad y hacer un punto y aparte que viene muy bien que a veces es muy necesario”, explica por su parte tras haber meditado en espacio dedicado a ello en Azkuna Zentroa.

"Mi cuerpo me lo pide"

Inmaculada Uzkudun también ha disfrutado del silencio, algo que asegura “necesita” hacer de vez en cuando. “Salgo a la calle y socializo, y esto está muy bien, pero a veces hay tanto ruido que mi cuerpo me pide venir al silencio”, cuenta al salir de Azkuna Zentroa. “Estos espacios nos dan la oportunidad de ser conscientes de la necesidad de estar en silencio porque es ahí donde conectas contigo mismo consiguiendo conocerte y saber qué es lo que quieres y lo que necesitas”, explica Uzkudun sobre lo que le aporta meditar. “Me permite vivir desde otro lugar, desde la conexión conmigo, ya que estamos cada vez más acostumbrados a estar a todo y a nada. Esta es una forma de enfocar la atención en lo que quiero y necesito”, añade.

"Consigues conocerte y saber qué es lo que quieres y lo que necesitas"

A su vez, reconoce que la apertura de estos espacios para la ciudadanía “deberían ser cada vez más habituales”. “Hay centros en Bilbao para meditar pero que quizás no todo el mundo puede asumir pagarlos, por lo que habría que abrir algo así de manera continúa”, indica. Sobre todo, matizaba, dirigida a las personas jóvenes. “Necesitan hacer algo diferente a socializar comiendo y bebiendo, estaría bien ofrecerles un espacio donde conectar más allá del alcohol”, sentencia.

En este sentido, Ramón Padilla coincide con Uzkudun en la necesidad de crear espacios del mismo estilo al que se había creado en Azkuna Zentroa. “Estaría bien contar con lugares en los que puedes desconectar del exterior y conectar con el interior para tener más ganas y fuerza”, afirma. “Te ayuda a hacer un reseteo de tu vida cotidiana”, explica. “Hay veces que la gente tiene miedo al silencio, pero aquí no estás obligado a nada, tú te marcas tus tiempos. Entras siendo una persona y sales siendo otra”, reconoce sobre lo que provoca la meditación.