Los trabajadores de Bilbobus retoman este viernes la huelga indefinida tras dos jornadas de alto al fuego a la espera de si la plantilla daba su visto bueno al preacuerdo firmado el martes por la mayoría sindical y la empresa adjudicataria, Biobide. Sin embargo, no hubo el quorum necesario: en total fueron 249 votos (un 46,4%) a favor de aprobar el preacuerdo mientras que 287 personas (un 53,5%) rechazaron las condiciones pactadas. Las diferentes opiniones dentro del comité de empresa –UGT, CCOO y USO firmaron el preacuerdo mientras que ELA y LAB se desmarcaron– hacían prever este escenario que requerirá nuevas negociaciones para poner fin al conflicto laboral, recrudecido tras la huelga indefinida iniciada el pasado 9 de abril.  

Esta situación, que afecta sobre todo a los usuarios del servicio de transporte urbano, tiene su origen en la subida salarial que Biobide no pudo asumir debido a las nuevas subidas de IPC de 5,7% en 2022 y un 3,1% en 2023, después de que en 2021 ya efectuara un incremento del 8%. Como consecuencia, los trabajadores llevan más de dos años reclamando lo que les corresponde. Así, el preacuerdo firmado establecía una vigencia temporal hasta 2027, con un incremento salarial en 2025, 2026 y 2027 referenciado a la subida que tengan esos años los empleados de la administración vasca. Según se recogía, dependiendo de cómo quedara el IPC, la plantilla tendría un diferencial a favor de un 0,5%, si el IPC fuera superior a la subida que tuviesen los funcionarios, con un diferencial mínimo marcado del 0,7% para esos años. 

Sin embargo, aunque sindicatos como UGT, CCOO y USO firmaron el preacuerdo durante una mesa de negociación que el martes se alargó hasta las 23.00 horas, no contó con el aval de sindicatos como ELA y LAB. Durante estos días ambas agrupaciones han criticado que no se recogen incrementos salariales en función del IPC anual y que la referencia de esas subidas depende del aumento salarial en la función pública. “Si este preacuerdo se confirmara, el principal punto sobre el que se ha sustentado históricamente la negociación colectiva de Bilbobus, que es mantener la subida de retribuciones ligada al IPC, quedará definitivamente soterrado y será imposible recuperarlo en futuras negociaciones”, han expuesto este jueves desde LAB.

"SEGUIR, SEGUIR Y SEGUIR"

“Nunca se ha desconvocado la huelga, la suspensión ha sido para valorar el acuerdo y votar. Ha habido una asamblea general de trabajadores, como siempre. Y no podemos hacer nada más que seguir, seguir y seguir”, ha recordado tras la votación José Fernández, presidente del comité de empresa, que no ha querido entrar a valorar cuáles son los aspectos en los que tendrán que incidir en las próximas mesas de negociación que deberán formar para tratar de desencallar el conflicto. “Tendremos que volver a reunirnos cuando todo el mundo haya hecho la valoración de sus pasos”, ha añadido tras aclarar que, por el momento, no hay ninguna fecha nueva. Tras conocer que el preacuerdo no ha sido aceptado por la mayoría de los trabajadores, aunque la diferencia haya sido de apenas 38 votos, desde la empresa concesionaria se han limitado a señalar que este viernes seguirá la huelga indefinida, lo que supone que los bilbainos solo contarán “con el 30% de servicios mínimos” para realizar sus desplazamientos en el servicio municipal de autobuses. 

Los trabajadores de Bilbobus iniciaron el pasado 9 de abril su huelga indefinida. Oskar Gonzalez

RESOLUCIÓN DEL CONTRATO

Paralelamente, el Ayuntamiento de Bilbao ha iniciado el procedimiento para resolver el contrato con Biobide (Alsa-Transitia). Según explicaron durante el pleno municipal de abril, el Consistorio ha optado por la “resolución por incumplimiento contractual no culpable”, lo que permitirá que la empresa no tenga que pagar una fianza de más de 20 millones de euros. De esa forma, después de invalidar el contrato firmado por Biobide en 2019 para los próximos diez años, el objetivo consiste en volver a sacarlo a licitación y adjudicarlo. 

El proceso tardará alrededor de tres meses, en los que se establecerá un periodo transitorio, mientras se elaboran los nuevos pliegos y posteriormente se licita el nuevo contrato. Se desconoce si la empresa adjudicataria actual volvería a conseguir la adjudicación, aunque es de suponer que el Ayuntamiento de Bilbao tendrá en cuenta las condiciones pactadas en la mesa de negociación a la hora de escribir los pliegos de la nueva licitación. Asimismo, es probable que tengan en cuenta lo ocurrido con el contrato anterior a la hora de incluir alguna cláusula que no encadene a la adjudicataria a afrontar costes salariales acentuados por circunstancias imprevisibles como la guerra de Ucrania o la inflación.