Más de 90 horas de acampada en Miribilla para disfrutar del concierto de Pablo Alborán en Bilbao. Desde hoy y hasta el sábado, día del concierto, Raquel, Dani y Lety acampan al lado de la puerta de entrada al pabellón para vivir el concierto como merece. Con tiendas de campaña y todo lo necesario para pasar estos días, esperan con muchas ganas a que abran las puertas y poder disfrutar del concierto en las primeras filas. Y es que aseguran que “no se disfruta igual, en las primeras filas lo vives más intensamente”. No obstante, si el concierto es de Pablo Alborán lo disfrutan de todas las maneras, porque son tres fans de los pies a la cabeza. Pero son ellas mismas las que huyen de esa idea de ese admirador o fan histérico, y lo llevan de una manera muy natural.

Pero los días anteriores a los conciertos tampoco se aburren, ya que han creado un grupo de personas que “somos amigos”. En este sentido, no es la primera vez que acampan: “Cada gira intentamos ir a todos los conciertos”. Raquel es de Donostia, Dani de Madrid y Lety de Málaga. Se conocen desde hace muchos años, y la amistad surgida va más allá de los conciertos de Pablo Alborán, ya que “también solemos quedar fuera del ámbito de los conciertos y mantenemos una muy buena amistad”. Para las acampadas, y con el objetivo de entrar las primeras, hay que organizarse, aunque aseguran que “en nuestro caso, que somos un grupo de unas 10-15 personas, no solemos hacer turnos, quien puede estar más está más y quien no puede acampar por el trabajo, por ejemplo, entra también con nosotros”.

Siguen a Pablo Alborán desde sus inicios como cantante y han formado un grupo de amigas y amigos más allá de los conciertos

No es para nada la primera vez que acampan para ver un concierto de Pablo Alborán, aunque llevaban sin hacerlo desde 2019, “porque después ha hecho una gira por teatros y ahí teníamos entradas numeradas”. La intención es estar lo más cerca posible, “es más cómodo estar en primera fila, y se vive diferente. Es mucho más cercano, lo ves a él…”, explican. Compaginar estas giras con el trabajo es complicado, “ahora estamos de vacaciones pero es muy complicado, eso si, intentamos cuadrar libranzas, vacaciones, etc.”. En las acampadas tiran sobre todo de supermercado, “los bares para tomar algo y cargar el móvil, el tema duchas es más complicado…”, pero “nos organizamos de maravilla”, aseguran.

Las tiendas de campaña no pueden faltar para pasar la noche. Borja Guerrero

En cuanto a acampar en Bilbao, destacan que “la gente aquí es muy maja y respetuosa, estás haciendo cola y ya está, lo ven y lo respetan”. Lety, Raquel y Dani han hecho de los conciertos de su artista favorito algo más que acudir a un concierto, para ellas todo esto “es amistad, es música, es alegría, son vivencias” y es, sobre todo, “disfrutar a tope”.

No siguen de esta manera a nadie más, ni solista ni grupo. Tal y como cuenta Dani, “a mi siempre me ha gustado la música y en el caso de Pablo me pasó que me gustó cómo cantaba la primera vez que lo escuché por internet y empecé a seguirlo, todavía no era famoso cuando yo le conocí y me fui sumando a su carrera, me vino de corrido por decirlo de alguna manera”. También Lety y Raquel llevan siguiendo al cantante desde sus comienzos, y le conocen en persona, algo que ha hecho que todavía le admiren más, porque “es muy cercano y muy normal”.

Aseguran tenerle “mucho cariño, pero como si fuera un amigo, por así decirlo. Ya no es solo ver un concierto, es la cercanía y el cariño que le tenemos como artista y como persona”. Eso si, hacen hincapié en que “le queremos mucho pero para nosotros no es nada obsesivo, y hay que decir que hay mucho fanático, muchas envidias, para nosotras es algo cercano y nos alejamos de esa imagen de la histeria”.

Destacan que es algo que les une y no tienen intención de abandonar, porque siguen la carrera de Pablo Alborán fielmente. “Hay una frase de Pablo en la canción Carretera y Manta que dice: “...algunos se irán, pero los buenos se quedan…”, y aquí la gente genuina de Pablo o que le tiene cariño seguimos y estaremos siempre”, aseguran.