Nosotras fuimos pioneras, de toda España además, pero ahora hay muchas. ¡No veas la cantidad de camioneras que he visto en la carretera mientras venía!”, ha exclamado María Eugenia Ramos, una de las conductoras del azulito, llegada desde Cáceres para el encuentro de casi un centenar de chóferes que esta mañana se ha celebrado en el Hotel Ilunion de Bilbao. Abrazos, sonrisas y emociones a flor de piel. Todos los conductores de este transporte, un híbrido entre microbús público y taxi colectivo que recorrió las calles de Bilbao entre los años 1963 y 1989, han recordado con mucho cariño aquellos años en los que el servicio era “mucho más familiar”.

El azulito, del que se conmemora el 60 aniversario de su entrada en funcionamiento, destacó por varios motivos, entre ellos, ser el primer transporte en poner mujeres al volante. En concreto, fueron siete las que aprobaron las pruebas. “Antes trabajábamos como cobradoras y fueron muchas las que se apuntaron. Pero solo unas pocas pasamos el psicotécnico”, ha explicado María José Navas, acompañada por otras tres compañeras, algunas a las que no veía desde hace 45 años. “Esto es lo mejor de la reunión. Va a ser un recuerdo para lo que nos quede de vida”, han manifestado sobre el reencuentro organizado por la Asociación de Amigos del Ferrocarril.  

Las primeras conductoras del 'azulito' con la alcaldesa Pilar Careaga. Cedida

“María José y yo fuimos las primeras que salimos con el microbús, al de dos días de aprobar”, ha rememorado Maite Villamor, que en 1972 apenas sumaba 22 años. Recuerda perfectamente ese primer día y también la novatada que les hicieron los compañeros que trabajaban en los talleres. “Subiendo la calle Navarra, el semáforo se puso en rojo. Nos habían dejado sin nada de batería, se caló el autobús y no arrancaba. Otro micro que venía por detrás me ayudó a cargar la batería, pero estuvieron meándose de risa de nosotras”, ha narrado Maite. Estas conductoras permanecieron poco tiempo en el servicio, ya que al casarse, las obligaban a dejarlo. “Cuando nos marchamos nosotras, seguía sin haber ni una mujer en otros autobuses”, ha añadido.

Sin embargo, no pasaron de puntillas mientras estuvieron en el servicio. “Nos recibió la alcaldesa Pilar Careaga en la explanada de Begoña, estábamos con el uniforme y la puñetera gorra esa que nos pusieron. Nos dijo que estaba orgullosa de nosotras”, han recordado las conductoras, quienes aseveran que el trato con los pasajeros también fue muy bueno, lejos de los prejuicios que se pueden presuponer. “En general se portaron muy bien. Lo que más recuerdo es el cariño de la gente. Nos echaban mil piropos: ‘Lo hacéis muy bien, qué bien conducís”, ha aseverado Maite Villamor. Y tenían razón esos pasajeros. De hecho, María José Navas quedó en quinto lugar en un concurso de destreza celebrado en Sevilla, en el que solo había hombres y fue televisado. “¿Tú qué eres, la ‘chica de la tele’?”, le preguntaban al volver al azulito. “¡No, yo no soy Mary Taylor Moore! ¡Yo soy María Jesús Navas!”, respondía ella haciendo un guiño a aquella popular serie estadounidense de los años 70. 

MÁS REENCUENTROS

Las cuatro chóferes hablan de forma distendida antes de que el acto dé comienzo cuando, de pronto, un hombre las interrumpe. “¡Conductoras antiguas! ¡Aquí os presento al señor que os enseñó a conducir!”, exclama mientras señala a otro hombre, que resulta ser su padre, en silla de ruedas. Las mujeres se asombran al reconocerlo. “¡Agustín Matías! ¿Te acuerdas de nosotras?”, le preguntan mientras el antiguo conductor asiente a las que fueron sus compañeras, con las que realizó sus primeros trayectos. “Cuando me enteré que iban a venir las conductoras del azulito pensé: mi padre no puede faltar”, ha explicado Luis Alfredo Matías, quien curiosamente, siguió los pasos de su padre y también estuvo al volante del azulito. “Sabía que veníamos aquí, pero no le he dicho a qué”, ha indicado Luis Alfredo, quien ha querido dar una sorpresa a su padre, actualmente usuario de la residencia Gazteluondo. “Estuvo en el azulito y luego se pasó a los rojos”, ha agregado.

A escasos metros se encontraba Luis Fidalgo, conocido entre sus compañeros como Maradona. “¿Por qué me llamaban así? Por jugar bien al fútbol, no, y por lo otro, tampoco”, ha indicado entre risas, mientras se señalaba la nariz. “Me quedó el apodo, que no me gustaba”, ha reconocido el conductor, llegado desde Argentina en 1975. “Soy más de aquí que de allí”, ha aseverado este chófer, que estuvo transportando a los usuarios del azulito del 81 al 87, hasta que dejó de estar en servicio. Lo que recuerda Luis, sobre todo, es la familiaridad con la gente. “Se podía subir alguien en Otxarkoaga, diciendo que llegaba tarde, y me plantaba en la Plaza Circular en siete minutos”, ha expuesto el chófer, quien recuerda cómo tuvo que sortear los escombros de la sede del Banco de Vizcaya, en la Gran Vía, después de que ETA pusiera una bomba, cuando circulaba por sus inmediaciones en febrero de 1983. “Tengo un montón de anécdotas”, ha indicado. 

LIBRO RECOPILATORIO

Todas esas historietas, muchas de las que han salido a relucir durante el acto, se recopilarán en Los recuerdos del Azulito, un libro compilatorio que se publicará el próximo otoño por la editorial El Gallo de Oro. Además, durante la jornada, se ha entregado a cada uno de los conductores de “un billete especial personalizado”, inspirado en los billetes del azulito. Mientras se ha celebrado el acto, la única unidad de este vehículo aún en activo, propiedad de la Asociación de Amigos del Ferrocarril desde 1994, ha estado estacionado en la explanada de la Estación Intermodal, después de trasladar al alcalde Juan Mari Aburto, junto a otros concejales, hasta el Hotel Ilunion.

“Hay conductores que han venido de Cuenca, Palencia, Lugo... ¡cómo no me voy a emocionar!”, ha declarado, durante el encuentro, Kepa Elejoste, presidente de la Asociación de Amigos del Ferrocarril, quien ha tenido unas palabras para aquellos conductores ya fallecidos. El primer edil, por su parte, ha rememorado con especial cariño los trayectos que hacía en la línea F, que unía Uribarri y la Facultad de Ingenieros, y la línea D, de San Inazio a Indautxu. “Hoy tenemos las paradas a demanda de Bilbobus, pero los azulitos ya ofrecían esa opción”, ha recordado el alcalde, quien ha corroborado que fue un servicio pionero en varios sentidos.