Aunque han sido bautizados como nativos digitales, la mayoría de los jóvenes vascos de entre 18 y 30 años se consideran en realidad “náufragos digitales”. Es decir, cuando navegan sienten que están en un espacio de indefensión que los mayores se han olvidado de regular. De hecho, creen que hay más probabilidades de que suplanten su identidad, les insulten o les roben en el mundo digital que en el físico. Esta es una de las principales conclusiones que se extrae de The Future Game , una iniciativa promovida por BBK Kuna, la cooperativa DOT y Badalab, para analizar el "humanismo digital" como reto del futuro. Sin embargo, dentro de esa perspectiva crítica por la que se caracterizan, destaca su consciencia con respecto a los beneficios e inconvenientes que acarrea la tecnología en sus vidas.

En palabras de Nora Sarasola, directora de Obra Social de BBK, gracias al proceso de participación llevado a cabo en 2021, en el que sondearon a cerca de 15.000 jóvenes, pudieron comprobar que sus principales preocupaciones en cuanto a los retos del futuro son “la relación con la tecnología, el cambio climático, la diversidad de la sociedad y la salud mental”. Es a partir de ahí cuando pusieron el foco en el concepto de “humanismo digital” proponiendo un reto de 21 días a una docena de jóvenes con el objetivo de que profundicen en las implicaciones de vivir en un mundo completamente digitalizado. Por otro lado, se llevó a cabo una encuesta realizada a un millar de jóvenes de la que se han obtenido datos cuantitativos significativos.

ALGUNAS CONCLUSIONES

“Los resultados son muy interesantes, hay conclusiones que revelan comportamientos aterradores”, ha apuntado Braulio Gómez, director de Deustobarómetro y responsable de llevar a cabo el sondeo Jóvenes y Humanismo Digital en Euskadi. Sin embargo, entre los aspectos positivos de lo extraído de la investigación, ha destacado la “consciencia” de la juventud en cómo la tecnología condiciona su “estilo de vida”. De hecho, la conexión con la red es tan importante para ellos que al 85% le resultaría “insoportable” poner su teléfono en modo avión durante un periodo extendido. Asimismo, el 60% cree que perdería la oportunidad de conocer a gente nueva o perdería el contacto con sus relaciones menos íntimas si se salieran de las redes sociales. 

En una presentación en la Sala BBK conducida por Paula Jimeno y Ana Gazpio, de DOT Coop, han estado presentes algunos de los participantes de la iniciativa. Y la hora de reconocer los beneficios que aporta a su cotidianidad, Patricia, una de las participantes en el reto, no tiene dudas: “La tecnología, y especialmente mi móvil, son herramientas esenciales en mi día a día, desde mantenerme informada, enterarme de los planes de mi cuadrilla o mantener relaciones a distancia, hasta en mi trabajo”. De hecho, asevera que su vida “sería peor” sin los “superpoderes” que le confiere la tecnología.

FALTA DE REGULACIÓN

En la otra cara de la moneda está la falta de regulación de los entornos digitales detectada por los jóvenes. “Este lenguaje nuevo que están incorporando en su vida les hace pedir a gritos una regulación”, ha señalado Braulio Gómez durante la presentación de las conclusiones. “Percibo muchos peligros en mi interacción con la tecnología y no veo que haya muchas medidas que me protejan ante la suplantación, robos, fake news...”, indica Xabi, otro de los participantes. Asimismo, con respecto al uso de su información personales, el 52% de los jóvenes alega que debería recibir una retribución económica si se utilizan sus datos con fines comerciales. Por ello, consideran que debería haber una “redistribución justa de esos beneficios”.

En cuanto a la interacción de las tecnologías con su vida física, la encuesta concluye que el 54% de los jóvenes cree que el tiempo pasado en los dispositivos digitales es un tiempo “robado” a su vida real. Además, el 60% declara sentir cada día fatiga física y mental o ansiedad relacionada con su vida digital. “La realidad es que me distraigo tanto con el móvil o la tablet a lo largo del día que acabo invirtiendo fatal mi tiempo. Necesito herramientas que me ayuden a disminuir el uso excesivo que hago de la tecnología y la dependencia que me genera”, expone Karlota, una de las participantes que, por otro lado, confiesa padecer FOMO (Fear of Missing Out) cuando permanece mucho tiempo desconectada.