Comprar, usar y tirar. En este contexto atravesado por el consumismo y la fast fashion, no es habitual que las personas lleven su calzado a arreglar. Los zapatos que tienen algún desperfecto son desechados y se sustituyen por un par nuevo, reluciente y, según Javi Cornejo -dueño de la zapatería La Bohemia- barato. “En estos tiempos la gente tiende a comprar calzado más económico que, muchas veces, es también de mala calidad”, asegura”. Aun así, este zapatero, al que sus allegados llaman cariñosamente Zapa, resiste en su pequeño local situado en la calle Labayru, en el mismo corazón de Bilbao

Delineante de formación, este artesano del arreglo se topó con su oficio de causalidad. Pero se enamoró de este al instante hace ya cerca de tres décadas. Así es como, en no pocas ocasiones, se fraguan los afectos más intensos, los imperecederos. “Vi un tablón de anuncios en el instituto que rezaba se necesitan zapateros. Llamé, me gustó, probé y comencé a dedicarme a esto”, explica mientras monta, despacio, con mimo, un lote de pulseras de cuero rematadas por sendas tachuelas metálicas. “Son para un sex-shop. Supongo que se las pondrán a alguna muñeca o para alguna cosa rara”, especula. 

Javi Cornejo, al que todos llaman ‘Zapa’. Pablo Viñas

Y es que Zapa, además de arreglar y remendar calzado en su máquina de finisaje roja, también recoge encargos de tanto en cuando. “Soy artesano, pero ya no hago tantas cosas como antes. Se emplea mucho trabajo y mucho tiempo en elaborar estas piezas y muchas veces no compensa. Es difícil la venta”, reconoce. 

La venta, la rentabilidad de su trabajo, es una cuestión que preocupa a Javi. Sobre todo, desde la irrupción y la popularización de las sneakers en el mercado del calzado. “El covid nos ha afectado mucho a todos, pero, además, actualmente se tira mucho de zapato deportivo, y este tipo de calzado no me da mucho margen de beneficio”, expone. “A veces hay que pegar alguna suela… poca cosa”, añade. “Es que no compensa. Por un importe igual o, quizá, un poco superior al del arreglo, se compran un par nuevo que, en la mayoría de las ocasiones es malo, pero a estrenar”, se lamenta Javi.

Por otro lado, quienes, según Zapa, consumen calzado de mayor calidad son las personas mayores. “Son los que mejor calzan, los jóvenes solo se ponen calzado más deportivo”, asevera. Claramente, Javi no se rinde al dictado de las modas. Él, frente a lo efímero, apuesta por la tradición, por lo cocinado a fuego lento, con calma y perseverancia. Algo que, quizá, le convierta en un verdadero bohemio.