"Aunque vaya vestido de conejo, este no es un espectáculo infantil", ha advertido el Gran Dimitri al comienzo de este. "Es que no me gustan los niños. De hecho, a veces puedo llegar a odiarlos". No es que lo haya confesado, ni mucho menos. Lo ha espetado con franqueza y el público ha comenzado a destornillarse de risa. Acto seguido, ha ido a cambiarse de 'look' para transformarse en una trasnochada estrella ochentera.
Con un comienzo así, ya se ha podido entrever el humor ácido, descarado y socarrón que ha caracterizado toda la función de teatro callejero organizada por el Ayuntamiento de Bilbao. Y es que Dimitri ha interpretado en 'The Legend 2019' – no ha querido avanzar en el tiempo porque no le han "gustado nada" estas dos últimas vueltas al sol – a un 'show-man' torpe, pero con mucha confianza en sí mismo. Tanta que, en ocasiones, ha parecido que el personaje perdía cualquier conexión con el mundo real. Egocéntrico, pero inseguro. Divo, pero cutre a más no poder. Así ha sido este personaje que ha hecho llorar de risa a los bilbainos y bilbainas en esta cuarta jornada de Aste Nagusia.
Rock y 'no-acrobacias'
La pieza ha contado con acompañamiento musical. Los sendos altavoces colocados en los extremos del escenario desprendían rock. Las veloces guitarras de Queen, AD/DC o Europe, entre otros, han sido la banda sonora de una obra teatral en la que ha pasado de todo. El clown ha realizado intencionadamente pobres exhibiciones acrobáticas, se ha "jugado la vida" metiéndose serpientes de plástico en sus partes nobles y ha "discutido" en reiteradas ocasiones con su técnico, que era casi tan patoso como él.
Una escenografía ochentera
El Gran Dimitri se define a sí mismo como "un nostálgico" de la década de las hombreras y los cardados. Precisamente por ello, tanto la escenografía como el vestuario de 'The Legend' ha hecho constantes guiños a la cultura popular de la época más hortera de la historia de la humanidad.
"Mi atuendo es una mezcla entre Freddie Mercury, Michael Jackson y Bruce Lee", ha explicado el payaso al público. Vestía un pantalón recto negro con una franja blanca en cada pernera, una camiseta blanca con un 'bowiano' rayo rojo en el centro y unas zapatillas de baloncesto rojas. El escenario estaba presidido por un cartel vertical que rezaba el nombre del show y en el que se mostraba el perfil de lo que parecía, a todas vistas, una superestrella rockera.
Un público maliciosamente entregado
La interacción con el público ha sido constante. El Gran Dimitri no es que haya roto la cuarta pared, es que la ha dinamitado haciéndola saltar por los aires . "Niño, te doy un globo si me dices a quien te quieres parecer de mayor", ha dicho el clown hinchado de orgullo cuando ha subido a un infante al escenario. "Pero sin que esto sirva de precedente, ¿eh?", ha advertido. "Yo quiero parecerme a mi abuelo", le ha contestado el pequeño. En ese momento los y las bilbainas allí presentes han estallado de risa. Las carcajadas han retumbado en la Plaza del Gas. "Pues mira, que te hinche el globo tu abuelo, bonito", le ha espetado el payaso. Esta es solo una de las muchas divertidas anécdotas que han tenido lugar a lo largo del espectáculo.
"Este espectáculo se lo dedico a los antihéroes"
"Este espectáculo se lo dedico a los antihéroes, a los perdedores, a todos aquellos a los que les han dicho alguna vez que no pueden hacer algo y, aún así, lo han hecho. ¡Gracias!", ha expresado El Gran Dimitri al término de éste. Esta ha sido la idea en torno a la que se ha vertebrado toda la pieza: el antihéroe. "Para mí , esta es la imagen del payaso, la de un perdedor, un antihéroe", ha explicado el artista a DEIA. Con esta exhibición, además, ha pretendido demostrar que las cosas pueden hacerse de maneras alternativas a las preestablecidas por los canales oficiales. "También puedes vivir siendo torpe", ha concluido.