Las nuevas marquesinas diseñadas por Norman Foster ya son mayoría en las paradas de Bilbobus, donde sustituyen a las vetustas estructuras verdes con más de treinta años de servicio en un proceso que en breve culminará el área municipal de Movilidad y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Bilbao.

Sin embargo, no todas desaparecerán de la memoria e irán a la chatarra para su reciclaje. Cuatro de las 243 paradas de Bilbobus sobrevivirán a su pequeña historia gracias al interés suscitado por diversas entidades que les darán diferentes usos. "Nos llamaron cuando empezamos el proceso de desmantelamiento para ver si se podían quedar con alguna de ellas y nos pareció interesante que pervivieran", indican desde el área municipal que dirige Alfonso Gil.

Los interesados son el Museo Vasco del Ferrocarril, el Ayuntamiento de Artziniega y la asociación Koop SF34. La entidad museística, que depende del Gobierno vasco y que tiene su sede en Azpeitia, rescata una de estas estructuras con el afán histórico de preservar para las sucesivas generaciones la imagen viva de unas marquesinas que marcaron época. Fuentes del museo indicaron cómo su instalación "coincide con la época en la que se toma verdadera conciencia de la importancia del transporte público colectivo para un desarrollo sostenible y respetuoso con el medio ambiente". Su marquesina es la que prestó servicio en una parada de la calle Txomin Garat, en Txurdinaga.

La estructura solicitada por el Consistorio de Artziniega continuará con su labor, la de guarecer del clima adverso a viajeros de autobuses, en este caso en el barrio de Axpe. Joseba Vivanco, alcalde del municipio alavés, recordó para DEIA cómo "fue una iniciativa de mi predecesor, Iñigo Gómez, que vio la oportunidad de contar con una marquesina gratuita tras la demanda de los vecinos de Axpe de habilitar un lugar para los jóvenes que esperan el autobús que les lleva al instituto de Amurrio".

Tras diversos retrasos acumulados, finalmente el pasado enero una cuadrilla de empleados municipales recogió la marquesina desmontada en Bilbao y la trasladó a Artziniega. "En breve la van a colocar en el sitio previsto, una labor que no va a ser fácil", reconoce el alcalde, a la vez que expresa el valor "de no desperdiciar la marquesina y usarla como un ejemplo de economía circular".

Las otras dos estructuras recuperadas ya por la asociación bilbaina Koop SF34 tienen un uso meramente decorativo. Georges Belinga, coordinador de la entidad que promociona a emprendedores inmigrantes, relata que "tenemos en nuestra sede un espacio muy diáfano y amplio y nos pareció buena idea darle un toque más bilbaino montando las marquesinas". Y no se conformaron con una; han montado dos en su peculiar vivero de empresas para inmigrantes que lleva más de seis años en activo.

Cubiertas a cubierto

Son el cobijo perfecto para una alargada mesa de trabajo que admite hasta ocho personas y para una plataforma a media altura que servirá como expositor de diversos artículos como, por ejemplo, maniquíes con ropa.

Varias bombillas junto a tiestos con plantas colgando tunean las dos estructuras adaptándolo al ambiente bohemio de la sede de Koop SF34. Este reciclaje cultural se ha complementado con otro más práctico. Belinga desvela que "también nos han dado sesenta paneles de cristal que componían la trasera de la marquesina y veinte de ellos los hemos usado para crear pequeños estudios de grabación de podcast insonorizados".

Más economía circular que además ha sido compleja de aplicar, indicó el coordinador de Koop SF34. "Estos vidrios son templados, por lo que no se pueden cortar como los normales, así que hemos tenido que cambiar el diseño de los espacios al tamaño de los vidrios y no al revés, como queríamos al inicio", relata.

De esta forma, no solo quedarán las marquesinas en fotos. Cuatro de ellas permanecerán vivas para que la memoria visual las recuerde.

La cifra

243

Es el número de marquesinas que están en proceso de desmontaje y que son sustituidas por otras estructuras mucho más modernas diseñadas por Norman Foster.

Con más de treinta años. Las viejas marquesinas de Bilbobus nacieron precisamente con la creación de este servicio municipal de transporte urbano en 1990. Fabricadas por la firma Proten de San Fernando de Henares, en Madrid, eran instaladas y mantenidas por la empresa Cemusa. El Ayuntamiento aprovechó la circunstancia para dar una nueva imagen de uniformidad al mobiliario urbano de la ciudad. Así, técnicos municipales firmaron un diseñó muy reconocible para marquesinas, puestos de la ONCE, relojes y kioscos de prensa. Un color verde especial, una techumbre a dos aguas, que recuerda a los caseríos, y una estructura simple pero robusta marcaron el modelo Bilbao, que solo se podía encontrar aquí.

"Nos pareció buena idea darle a nuestro espacio un toque más bilbaino con las marquesinas"

Coordinador de Koop SF34