El Movistar Arena será escenario esta domingo (17.00 horas) de la colisión de dos rachas diametralmente opuestas que provocan que las previsiones en el plano de la teoría no sean nada halagüeñas para el Surne Bilbao Basket. El conjunto vizcaino, que lleva sin ganar en competición doméstica lejos de Miribilla desde el ya lejano 28 de diciembre del pasado año, visita a un Real Madrid que en su último compromiso como local en Liga Endesa colocó en 34 el récord de victorias consecutivas ligueras para un equipo anfitrión, dejando atrás las 33 que ostentaba el Barça desde 2010.
Así las cosas, el reto de los hombres de negro ante un rival rebosante de armamento y que, además, llega dolido por las dos derrotas sufridas esta semana en Euroliga contra Valencia Basket y Panathinaikos es mayúsculo. Todavía no se ha visto al equipo de Jaume Ponsarnau ofrecer como visitante una versión lo suficientemente sólida y sostenida como para poder tumbar al gigante blanco. Sí que en Miribilla se han ido constatando mejores constantes vitales, así como también en la última visita al Manresa, pero en territorio madridista tocará rozar la mejor actuación posible para poder opositar a la campanada.
Fondo de armario
Será lo que intentarán los pupilos de un Ponsarnau que es probable que no pueda contar para la cita con Martin Krampelj, que ya se perdió el duelo de FIBA Europe Cup del pasado miércoles ante el Basket Brno por problemas de rodilla. Y es que el caudal humano con el que cuenta Sergio Scariolo es tremendamente intimidatorio, armado hasta los dientes en todas sus filas y con jugadores desequilibrantes del calibre de Edy Tavares, Facundo Campazzo, Gabriel Deck, Mario Hezonja, Theo Maledon o Trey Lyles, estos dos últimos fichajes del pasado mercado estival. Pero es que desde una segunda fila asoman también los Usman Garuba, Chuma Okeke, David Kramer, Gabriel Procida, Andres Feliz, Alberto Abalde, Sergio Llull, Izan Almansa o el recién llegado Alex Len, en sustitución de un Bruno Fernando que no ha acabado de funcionar. En definitiva, una plantilla de quince jugadores en la que cualquiera está capacitado para desequilibrar la balanza, ya sea desde el perímetro o en la pintura.
Mejor versión
Es por ello por lo que en el Surne Bilbao Basket todo tendrá que ir rodado para poder ofrecer una versión competitiva. Será importante que el colectivo haga gala de un esfuerzo defensivo similar al ofrecido siete días atrás ante el Zaragoza y que todo el equipo contribuya en labores reboteadoras para poder controlar el ritmo del partido. Con Melwin Pantzar y Harald Frey cada vez mejor en labores de dirección, los puntos de Justin Jaworski y Darrun Hilliard, el trabajo interior de Tryggvi Hlinason y los intangibles de Margiris Normantas y Stefan Lazarevic, el conjunto vizcaino quiere vender lo más cara posible su piel aunque es consciente de que hacer saltar la banca en el Movistar Arena supondría una sorpresa de época.
Pero las citas hay que jugarlas y, como dijo Ponsarnau, “lo que es muy importante es estar centrado en lo que depende de nosotros. No en cómo estarán ellos, sino en cómo queremos estar nosotros. Tener una propuesta desde la energía, la implicación y el compromiso. Si llega todo, nuestras posibilidades aumentarán”.