El Bilbao Basket despidió ayer la temporada y a varios jugadores que han protagonizado un curso histórico y cuyos nombres quedarán para siempre en la memoria de los aficionados. “Todos han demostrado que tienen muy buenos valores y han demostrado que merecen representar la camiseta, la ciudad y el territorio que representan”, dijo ayer Jaume Ponsarnau. El título de la FIBA Europe Cup marca el balance de todo el curso, sobre todo de un tramo final en el que el equipo se ha dejado unas cuantas victorias y algunos puestos en la clasificación que señalan claramente dónde está la mejora de cara a la próxima campaña.
Todo el partido tuvo ese aroma extraño que dejan los finales en un deporte como el baloncesto en el que los cambios son habituales de un año a otro, pero no se conocen hasta bien entrado el verano. En esas condiciones y con la emoción a flor de piel en la pista y en la grada, era complicado estar centrado en un duelo sin nada en juego y ante un rival que desborda calidad en todas sus posiciones. Todo el mundo esperaba noticias en un sentido u otro y llegaron a cuentagotas. Antes del partido, se conoció que el Bilbao Basket y el Unicaja están cerca de cerrar un acuerdo por el que el base sueco fichará por el conjunto malagueño, pero jugará cedido en Miribilla la próxima temporada. “Nos vemos el año que viene”, confirmó el propio Pantzar en el acto de despedida del curso.
Entre el primer y el segundo cuarto, se anunció la renovación de Tryggvi Hlinason, el jugador con mejor valoración esta temporada, hasta 2027, otra gran operación de la dirección deportiva del Bilbao Basket. Así, dos nombres se podían tachar de la lista de jugadores con contrato para la próxima campaña y que incluía también a Harald Frey, Kristian Kullamae, Muhammad-Ali Abdur-Rahkman, Rubén Domínguez, Xavi Rabaseda, Thijs De Ridder y Bassala Bagayoko. Ya se sabía que De Ridder no va a seguir en Bilbao y su emoción micrófono en mano y también ante los aficionados, lo confirmó. Algunos de estos, en virtud de las pertinentes cláusulas de corte, no van a continuar en el equipo y otros que no lo tienen podrían renovar. Hubo que prestar atención a cada palabra, aunque todas fueron de agradecimiento al público “por el apoyo en los buenos y en los malos momentos”.
El momento más emotivo lo dejó Rabaseda, capitán estos tres años, que estalló en lágrimas cuando fue sustituido por Ponsarnau y largamente ovacionado por el púbico y luego confirmó que su etapa en el Bilbao Basket ha acabado. “Os agradezco de corazón estos tres años, han sido brutales para mí y mi familia. Todas las etapas de la vida, aunque sean muy bonitas, tienen un final. Espero veros el año que viene, aunque sea con otra camiseta”, manifestó el catalán en su breve parlamento de despedida.
UNA BASE SOLIDA
Toca rehacer la plantilla, “con mejores posibilidades en el mercado que otros veranos”, según el técnico que espera encontrar de nuevo un grupo de jugadores “entrenables para elevar su calidad con el trabajo diario”. Este entrenador y estos jugadores, hayan gustado más o menos, son los que han llevado al Bilbao Basket a hacer historia y han puesto el listón alto. De momento, la única certeza es que el equipo tiene dos bases y dos cincos y entre ellos hay dos cupos de formación. La búsqueda está centrada en reforzar el resto de posiciones y en encontrar perfiles que se complementen porque no todo es cuestión de dinero.