Costó mucho, muchísimo, más de lo que alguno podía prever de un duelo entre un equipo con balance de 3-1 y otro de 0–4, pero el Surne Bilbao Basket supo ponerse el traje de faena en Miribilla para sacar adelante (94-93)  la contienda ante un Coviran Granada que, como bien dijo Jaume Ponsarnau en la previa, tiene mucho más potencial, sobre todo ofensivo, que lo que muestra su situación clasificatoria. En esta ocasión, los ‘hombres de negro’ no pudieron dominar el partido con puño de hierro desde su defensa porque el rival mostró muchísimos focos de peligro y tuvo que remangarse para un intercambio de golpes del que acabó saliendo vencedor con muchísimo esfuerzo.

Las virtudes de los de Ponsarnau se fundamentaron esta vez en los partidazos de tres de sus piezas que, además, se repartieron el protagonismo de manera cronológica: Adam Smith, magnífico en el primer cuarto, Kristian Kullamae, extraordinario en el segundo, y Sacha Killeya-Jones, dominador y vital después del descanso. Entre los tres sumaron 77 de los 94 puntos de los suyos. Casi nada. 

El escolta estonio, con 33 puntos de los cuales 21 llegaron en sus nueve primeros minutos en pista, jugó a la altura de los más grandes, fallando solo cinco de sus 17 tiros de campo y metiendo los dos tiros libres que sellaron el éxito a tres segundos del final. El estadounidense firmó 14 de sus 23 puntos en el acto inaugural y su nervios de acero desde la linea de castigo también fueron claves al final y el pívot aportó 19 de sus 21 puntos en los dos actos posteriores al descanso, con un importantísimo tapón en los últimos compases.

Y todo eso fue necesario para sacar adelante un partido entre dos equipos que jugaron de tú a tú, con muchísimo ritmo. El Granada, con Lluis Costa y David Kramer llegando a los 20 puntos y Cristiano Felicio y Joe Thomasson asumiendo galones y tiros de gran exigencia, hizo mucho daño con su juego directo y cargando el rebote ofensivo, pero finalmente claudicó en un final muy cercano al cara o cruz.

SIN CONTROL

El encuentro arrancó con un intercambio de golpes entre ambos bandos. Si Costa tiró de los suyos en la faceta anotadora con tres triples en poco más de cinco minutos, Smith, pletórico, le respondió con contundencia para firmar 14 puntos poco después del ecuador del acto inicial. Sin embargo, el 17-13 tras la explosión anotadora del estadounidense no tuvo continuidad. La retaguardia bilbaina no estuvo tan granítica como en anteriores ocasiones y la segunda unidad granadina, con Kramer y Kairys especialmente dañinos, se impuso a la de los ‘hombres de negro’ para cerrar en ventaja los diez minutos iniciales (21–23).

Los visitantes siguieron anotando sin demasiados problemas, pero en las filas locales explotó Kullamae con una exhibición muy pocas veces vista en Miribilla. El estonio cogió el relevo de Smith e incluso superó con creces sus minutos de inspiración individual para devolver el control del luminoso a los suyos. Con el 41–34 a 3:37 del descanso, Pin tuvo que detener el encuentro. En las filas locales el problema radicaba en que sus escoltas aportaban a esas alturas de partido 33 de sus 41 puntos, con escasísimas noticias, por ejemplo, de su juego interior. 

Costa trató de despertar a los suyos sacando petróleo de dos rebotes ofensivos, pero un triple de Renfroe parecía poner al Surne Bilbao Basket en disposición de romper el partido (46-39). Nada más lejos de la realidad. El Granada siguió agarrándose al partido y al ecuador de la cita se llegó con un equilibrado 46-43. El 8-18 en puntos en la ‘pintura’ y el 0-7 en puntos de segunda oportunidad mantenían vivos a los visitantes ante el 63% en triples (7 de 11) de los de Ponsarnau.

RESISTENCIA

En la reanudación, Killeya-Jones, con un par de matazos incluidos y trece puntos en el tercer acto, recogió el testigo anotador de los escoltas, pero el problema en las filas bilbainas seguía estando en su incapacidad a la hora de construir un andamiaje defensivo sólido y efectivo, permitiendo además al rival demasiados viajes a la línea de tiros libres. El ecosistema de intercambio de canastas hacía sentirse más cómodo sobre la cancha a un Granada con más focos de peligro, aunque un arreón entre Reyes y Kullamae sirvió para que fueran los ‘hombres de negro’ los que llegaran en ventaja a los últimos diez minutos: 69-68.

Los dos primeros golpes de los bilbainos en el último cuarto encontraron la respuesta de dos triples de Thomasson, pero Pin tuvo que parar el partido a 6:10 del final tras otro triple del eléctrico Kullamae y una canasta de Killeya-Jones para el 79-74. Tampoco esa vez pudo el Surne Bilbao Basket escaparse. Una canasta de Felicio tras dos rebotes ofensivos, un mate de Kramer tras pérdida local, dos tiros libres de Thomasson, autor de otra canasta tras otro rebote regalado por los de Ponsarnau en los tiros libres… 80–83 y sinónimo de problema gordo. Entre Killeya-Jones, magnífico en las distancias cortas, y Smith sacaron a los suyos del atolladero para colocar un esperanzador 89-85 a 1:35 de la última bocina.

El partido estaba en manos de la defensa anfitriona. Esta supo estar a la altura de las circunstancias y provocó una pérdida vital, porque al posterior triple de Cheatham Pantzar contestó con una canasta de dos puntos y Killeya-Jones hizo mucho daño a las esperanzas visitantes con un soberano tapón. Smith metió uno de sus dos tiros libres para el 92-88 a 13 segundos del final, pero los visitantes se resistieron a claudicar con un palmeo de Felicio. Con tres segundos en el reloj, fue Kullamae el encargado de viajar a la línea de tiros libres. Dos de dos y cuarta victoria en cinco partidos tras el triple final de Thomasson. Sufrida y trabajada hasta el último segundo, pero de enorme valor ante el inminente endurecimiento del calendario y el arranque de la singladura continental.