El Bilbao Basket se quedó sin margen de error si quiere acceder a los cuartos de final de la Basketball Champions League. La derrota ante el Tenerife, el más claro aspirante al título junto al Unicaja, entraba dentro de lo previsible, pero la manera en que llegó hace que la amargura dure unos días porque todo el mundo, sin necesidad de señalar a nadie, se plantea qué pudo hacer mejor en ese tramo final que fue nefasto para los hombres de negro hasta recibir un parcial adverso de 2-16.

En esos casi cinco minutos a partir del 70-58 se juntaron el hambre y las ganas de comer. El Bilbao Basket encadenó errores en los dos lados de la cancha y tampoco tuvo suerte porque un par de rebotes de ataque que tocaron sus jugadores acabaron fuera de banda y un par de decisiones arbitrales en su contra fueron más que discutibles. En cambio, el conjunto canario fue muy preciso y apenas se equivocó cuando el partido estaba en el alambre. Marcelinho se hizo cargo del asunto y con tres canastas en tres intentos y la asistencia a Bolmaro para el 72-72 terminó de meter el miedo en el cuerpo a los de Jaume Ponsarnau que sufrieron la puñalada letal de la canasta de Jaime Fernández.

Con esa mala sensación, tendrá que preparar el Bilbao Basket el partido ante el Real Madrid, una cita siempre incómoda que ahora lo puede ser más porque dos días después los vizcainos tendrán que jugar en Estambul un duelo casi definitivo ante el Darussafaka, que aún tiene opciones de avanzar en la BCL. Esta secuencia de partidos, curiosamente todos domingo-martes, va a llenar el mes de marzo por lo que el tiempo de preparación de uno a otro es muy escaso. El equipo bilbaino necesita consolidar algunos de los detalles positivos que se vieron ante el Tenerife, sobre todo para recuperar la mordiente ofensiva. La nueva configuración de la plantilla hace pensar que el tiro exterior y con ello la apertura de espacios van a ser importantes quizás hasta que acabe la temporada.

Los problemas físicos de Hakanson, el termómetro de la plantilla hasta ahora, obligan a poner el foco en alguien que puede asumir esos lanzamientos y, en este sentido, Tsalmpouris ya ha demostrado que no va a dudar a la hora de tirar desde lejos. El papel de Alonso y Reyes desde el banquillo debe ser más constante para aumentar las alternativas y descargar de responsabilidad a Smith, que mantiene un gran nivel desde hace tiempo. Tener salud resulta básico para poder generar nuevos automatismos a partir de herramientas distintas que puedan ayudar a resolver finales como el del martes, de los que puede haber algunos más hasta el final de la temporada.