Dejando a un lado los cuatro primeros minutos y los cinco últimos, el Surne Bilbao Basket jugó este martes un partido magnífico, protagonizando un encomiable homenaje al esfuerzo colectivo en circunstancias de inferioridad que por momentos le permitió someter con autoridad al poderoso Lenovo Tenerife. Sin embargo, todo su notable trabajo defensivo y entrega se diluyó cual azucarillo en un tramo final para olvidar en el que todo lo que pudo salir mal acabó saliendo peor para cristalizar en remontada para los de Txus Vidorreta (72-74) y oscureciendo hasta el límite las opciones de alcanzar los cuartos de final de la Basketball Champions League.

Y es que tras recuperarse del 0-12 con el que arrancó la cita, el conjunto vizcaino, de nuevo sin Denzel Andersson pero con Nikola Radicevic, dominó con solvencia al actual campeón de la competición y logró alcanzar los cinco minutos finales con un contundente 70-58 favorable a sus intereses, pero ese fue el principio del fin. Los de Jaume Ponsarnau se quedaron frenados en seco. Fallaron hasta tres tiros libres, se perdió una bola de saque de fondo, su producción de puntos en los últimos cuatro minutos y 48 segundos quedó limitada a una canasta de Adam Smith y el conjunto insular aceptó gustoso la invitación a intentar el más difícil todavía.

A lomos del eterno Marcelinho Huertas, autor de seis puntos en ese 2-16 que bajó el telón, los de Vidorreta se lanzaron a la yugular. Un triple de Leandro Bolmaro empató el duelo a 27 segundos del final, en el siguiente ataque Smith soltó la bola a Michale Kyser cuando le hicieron un dos contra uno y el tiro lateral de cinco metros del pívot impactó en el aro y en la acción final Vidorreta puso la bola en manos de Jaime Fernández, que en una jugada individual contra Xavi Rabaseda colocó con una fina bombita el 72-74 final que cayó como un jarro de agua helada en un Bilbao Arena que tuvo argumentos sobrados para soñar con un meritorio triunfo.

Pero treinta minutos sobresalientes no bastaron para sellarlo. Cuando la pájara inicial invitaba a pensar en otro partido de difícil digestión, los anfitriones se recompusieron con una actividad defensiva magnífica, robando balones y cerrándose de manera efectiva sobre Giorgi Shermadini. En ataque, entre Smith, Emir Sulejmanovic y Francis Alonso anotaron con fluidez. E incluso cuando los triples dejaron de entrar (8 de 14 hasta el descanso, 3 de 14 en los dos actos finales), los de Ponsarnau supieron resistir, pero el desplome final fue doloroso.

DE MENOS A MÁS

La contienda amaneció con un panorama crudísimo: 0-12 en menos de tres minutos. De buenas a primeras, tocaba otro partido con fortísimo vendaval en contra. Y lo llamativo fue que los anfitriones reaccionaron con una contundencia incluso inesperada al enlazar un 14-0 gracias a dos triples de Smith, otro de Rabaseda y un mate de un mejorado Tsalmpouris. Con el empate a 17 la vida se veía de otra forma. Los de Vidorreta no se dejaron impresionar y se aliaron con la línea de tiros libres para cerrar el primer cuarto en ventaja (19-23 ), pero el conjunto vizcaino había encontrado una versión sostenible. 

Elevó las revoluciones del encuentro, lo convirtió casi en un concurso de triples y salió bien parado. Las muñecas de Tsalmpouris, Reyes y Alonso le permitieron firmar su primera ventaja (28-25 a 7:20 del descanso) aprovechando que el punto de mira de los insulares no estaba bien calibrado. Ese modus operandi puso en problemas al Tenerife. Huertas movió los guarismos de los suyos, pero la retaguardia bilbaina se cerró de manera fantástica y la incomodidad de los visitantes fue plausible. Además, en el otro aro Smith enlazó canastón tras canastón en acciones individuales y el 43-35 al descanso sonaba a música celestial.

RESISTENCIA Y DESPLOME

En la reanudación, se esperaba una reacción por parte de los de Vidorreta. Aunque el Bilbao Basket consiguió elevar a diez puntos su máxima renta (47-37) gracias a un brutal trabajo en el rebote ofensivo y a las canastas de Sulejmanovic, el Tenerife recuperó la compostura perdida con Huertas y Fitipaldo juntos en cancha. Su defensa ganó efusividad, en ataque volvió a encontrar a Shermadini y las constantes vitales del duelo cambiaron. El conjunto vizcaino ya no podía jugar tan alegre y el 47-44 amenazaba con una nueva realidad, pero los hombres de negro encontraron recursos de urgencia. Los tiros libres les permitieron aguantar las embestidas rivales y dos triples de Sulejmanovic, imperial en ambos aros, y Tsalmpouris les propulsaron hasta el 63-50 antes de que la cita llegara a sus diez minutos finales con un 63-52 esperanzador.

Y en el momento en el que los visitantes apostaron por elevar la temperatura y el nivel físico del duelo, el Bilbao Basket estuvo a la altura, con una gran predisposición al esfuerzo. El 70-58 a 4:48 de la última bocina parecía una renta suficiente, pero el colapso final fue tremendo. Sus ataques fueron calamitosos, Huertas se adueñó del balón y la renta fue bajando punto a punto, sin prisa pero sin pausa, hasta convertir en dolorosa derrota un choque de enorme mérito que pudo revivir las ilusiones europeas.