El inmaculado arranque de curso del Surne Bilbao Basket ha encontrado su final este sábado en Granada. Lo ha hecho, además, de manera abrupta, contundente. En tierras andaluzas se ha visto a un conjunto vizcaino absolutamente superado que no ha sacado a la luz las virtudes que le habían caracterizado en los anteriores compromisos y que, además, se ha visto superado en actividad y deseo por un conjunto anfitrión absolutamente desatado, descarado y valiente que ha aprovechado la debilidad de los hombres de negro para firmar su primer triunfo como local y calcar el balance bilbaino 3-1.

Entre los hombres de negro no ha habido ni rastro de las virtudes subrayadas hasta la fecha de manera merecida. La solidez defensiva ha brillado por su ausencia, ofreciendo demasiadas facilidades al rival tanto para percutir desde la línea de 6,75 de la mano de los Alex Renfroe, Luke Maye o Thomas Bropleh como para hacer daño en la zona, sobre todo de la mano de Cristiano Felicio o para penetrar sin oposición. Tampoco ha habido pulcro cuidado del balón (solo diez pérdidas, pero en situaciones que permitieron al rival sumar 13 puntos), ni posibilidad de reacción en el último cuarto porque el partido ha llegado ya absolutamente roto (80-66) y, para colmo de males, Nikola Radicevic se ha lesionado el pie derecho en una penetración a canasta en el ecuador del tercer cuarto. Y a falta de exploraciones médicas más profundas, podría ser grave.

Los visitantes arrancaron con flojera, se vieron desde el arranque a merced de un rival que fue cogiendo toneladas de confianza y su único momento de reacción llegó en el tercer cuarto, cuando remontaron desventajas que habían llegado ya a los 14 puntos para firmar su única ventaja del duelo: 56-58. Pero fue un espejismo. Concretamente un espejismo de solo nueve segundos. El Granada respondió con un abrumador 22-5 y se acabó lo que se daba para un equipo al que probablemente haya que aplicarle aquello de que ni era tan extraordinario como podía hacer indicar su gran arranque de curso ni tan flojo como el de este sábado. Un golpe de realidad para recalibrar el horizonte.

Flojera inicial

El conjunto de Ponsarnau compareció con bastante desatino en la faceta atacante, lo que hizo que fuera el Granada el que tuviera las primeras ventajas a su favor aprovechando dos triples de Renfroe, la actividad de Felicio debajo del aro y su verticalidad en ataque, sacando mucho rendimiento de los saques largos de fondo cogiendo la espalda de la retaguardia de su rival. Sin embargo, los visitantes no se quedaron descolgados gracias a Ludde Hakanson y, sobre todo, a los diez puntos desde todas las distancias, incluso la triple, de Jeff Withey en el acto inaugural. El 19-17 con poco más de seis minutos disputados dibujaba un panorama rebosante de puntos y equilibrado, pero los anfitriones, muy efusivos desde la larga distancia, lanzaron un demarraje que Michale Kyser neutralizó al término de los diez primeros minutos (27-20).

Sin embargo, los problemas aumentaban en el conjunto vizcaino, sobre todo a la hora de cerrar el rebote defensivo y de controlar las pérdidas de balón, llevando a Ponsarnau a detener el duelo a 8:04 del descanso, en el momento en el que el Granada conquistó su primera ventaja de dos dígitos (32-22). Los de Pablo Pin se distanciaron hasta los 14 puntos y fue Denzel Andersson, desde la distancia triple, el que trató de frenar la enorme vía de agua que amenazaba con naufragio para los hombres de negro, pero el problema residía en que los anfitriones encontraban demasiadas facilidades y espacios para activar su muñeca desde la larga distancia –lucieron un magnífico 10 de 16 desde la la distancia de 6,75 en los quince minutos iniciales– y mantener sin mayores problemas su distancia de seguridad.

Pese a dos técnicas a Hakanson, por flopping, y al banquillo bilbaino, por protestar, un triple de Kyser y una bandeja de Adam Smith sobre la bocina del final del segundo cuarto tras robo de Emir Sulejmanovic permitieron al Surne Bilbao Basket recomponerse y alcanzar el ecuador de la contienda con un 53-48 que, visto lo visto, sonaba incluso bien. Los problemas de los visitantes, con Withey luciendo 15 puntos a esas alturas del duelo, se centraban en su retaguardia, con la necesidad imperativa de rebajar las facilidades ofrecidas al rival.

Reacción y desplome

En la reanudación, pese a encajar otro triple de Bropleh tras dos rebotes ofensivos a las primeras de cambio, el conjunto vizcaino compareció mucho más afilado y aprovechando una antideportiva de Prince Ali sobre Andersson y el acierto de Withey en ambos aros consiguió igualar el marcador a 56 puntos en el ecuador del tercer cuarto. Una bandeja de Smith dio a los visitantes su primera renta del encuentro, pero fue un visto y no visto. Dos triples de Renfroe y la actividad de Felicio volvieron a dar el control del partido al Granada ante un Bilbao Basket que, además, perdió por lesión a Radicevic y cayó en el desorden y el aturullamiento justo cuando parecía en disposición de luchar por el partido. Su desplome fue absoluto. Su producción ofensiva que quedó anclada, se descompuso en defensa, encajó un parcial de 22-5 ante un rival desatado y el 80-66 a diez minutos del final dejó todo visto para sentencia.

Ese acto final fue de absoluto relleno. El Granada siguió gustándose y el Surne Bilbao Basket intentó mantener un cierto orden para que la derrota fuera lo menos dolorosa posible. El 99-84 final acabó siendo un golpe de realidad para unos hombres de negro a los que les toca recomponerse para recibir el martes al Bahcesehir en duelo perteneciente a la Basketball Champions League.