El Bilbao Basket confirmó el miércoles el fichaje temporal del pívot nigeriano Alade Aminu para los dos próximos meses. Es el mismo espacio temporal por el que, en principio, se ha comprometido John Jenkins, que llegará este jueves a Bilbao, y que coincide con el parón de dos semanas que se producirá en la competición por la disputa de la Copa y de las segundas ventanas de la FIBA. Es el periodo estimado en el que estarán de baja Ondrej Balvin y Quentin Serron, aunque será entonces el momento de volver a analizar la situación del equipo en la lucha por la permanencia, que es ya el único objetivo.

Nadie esperaba que fuera así, o al menos que quedara claro tan pronto. Pero las dos únicas victorias que han logrado los hombres de negro en casi tres meses de continuos sobresaltos no han dejado otro remedio que asumirlo y poner los medios para salvar el curso. Probablemente, pocas veces dos jugadores han tenido que cargar con la etiqueta de revulsivos como Jenkins y Aminu, con una calidad contrastada y que deben reflotar el ánimo y la confianza del equipo y, lo principal, ayudar a mejorar los resultados si son capaces de aportar en aquello para lo que se les ha traído. El principal problema del Bilbao Basket es que varios jugadores llamados a ser importantes parecen mentalmente bloqueados y delegar parte de su responsabilidad les puede venir bien para dar minutos de más calidad.

Jenkins, por ejemplo, compartirá la posición de escolta con Jaylon Brown, que podría volver al rol de líder anotador de la segunda unidad en el que tan bien encajó el pasado curso. El ex jugador del San Pablo Burgos tiene mucha facilidad para sacar tiros, después de bote o saliendo de bloqueos, y la atención que genere puede facilitar el trabajo a otros compañeros. Brown es el máximo anotador del equipo, aunque ha cargado con todo el peso en ese puesto y eso ha ido en perjuicio de sus prestaciones defensivas. Ahora, con Jenkins podrá concentrar su energía en menos tiempo y mejorar su eficacia. No es que al Bilbao Basket le falten puntos, porque anota solo un punto menos que el curso pasado, sino que necesita alguien que asuma la responsabilidad en los momentos calientes, que ejerza de desatascador y equilibre el juego.

En el caso de Aminu, se espera que tape los enormes huecos defensivos que ha dejado la baja de Balvin. El Bilbao Basket fue la pasada temporada el equipo que mejor protegía su zona, pero ahora le llegan al aro con demasiada facilidad. Aportar contundencia y atleticismo cerca de los tableros va a ser la misión de un jugador que, al contrario que Jenkins, vivirá su primera experiencia en la ACB, con lo que ello supone. Con sus 33 años si logra dar 18-20 minutos de buen nivel y complementar a un perfil distinto como es Huskic, habrá cumplido.

En resumen, que el Bilbao Basket ha tenido que dar la vuelta como a un calcetín a su plan de verano y tiene que reconstruirse de nuevo en tiempo récord porque estos dos meses pueden marcar el destino de la temporada. Haciendo equilibrios sobre su apurada situación económica, el club se juega mucho mientras sus seguidores lo siguen desde lejos con expectación y el deseo de que, con estos cambios que suman ya cinco en todo el curso, el equipo empiece a funcionar.