Demasiado corto de efectivos capacitados para aportar ante un rival de tan alto voltaje como es el Baskonia y muy intermitente tanto en su propuesta defensiva como ofensiva, el Bilbao Basket se quedó ayer muy lejos de opositar a la campanada en el Buesa Arena en un derbi al que le faltó chicha, colorido y electricidad. Los hombres de negro sujetaron la mirada de los de Dusko Ivanovic durante los primeros quince minutos, pero estos siempre tuvieron el partido controlado, con el timón perfectamente firme para que no hubiese ningún atisbo de zozobra. Los anfitriones supieron imponer su mayor fondo de armario, hicieron mucho daño a la retaguardia bilbaina jugando al galope, haciendo gala de ese llegar y tirar en el que son maestros, y durante gran parte de la contienda arrollaron en el rebote, gozando de muchas segundas oportunidades que supieron convertir en puntos.

El conjunto bilbaino lo intentó, pero le sigue faltando entereza, regularidad y más variedad de recursos. Su intensidad tanto se conecta como se desconecta, su compostura ofensiva tanto aparece como desaparece y el bloque de este año no tiene los recursos para desenvolverse con éxito en esas circunstancias, menos aún en la noche de ayer con la ausencia por lesión de sus dos treses y la nula confianza de Álex Mumbrú en Kingsley Moses, que esta vez tampoco saltó a pista y puede estar viviendo sus últimas horas como hombre de negro. Con el banquillo sin incidencia positiva en el juego, Ondrej Balvin, Jonathan Rousselle y Jaylon Brown se quedaron demasiado solos ante un bloque rival mucho más extenso y dañino, con Aquille Polonara, Luca Vildoza y Rokas Giedraitis como mascarones de proa.

El Baskonia ingresó en la contienda decidido a aprovechar las ausencias de Jaroslaw Zyskowski y Álex Reyes en la posición de alero cargando el juego sobre Giedraitis para que jugara contra Arnoldas Kulboka. Le salió bien la jugada en primera instancia, pues el lituano metió siete de los primeros nueve puntos de los locales, pero el Bilbao Basket tampoco saltó nada timorato a cancha. Repartiendo mucho el juego en ataque y sin hacer ascos a la posibilidad de galopar cuando había oportunidad, el equipo vizcaino no solo sujetó la mirada de su adversario, sino que se permitía mandar en el luminoso con un 15-16 tras un dos más uno de Balvin, pero las rotaciones hicieron que los visitantes fueran perdiendo poco a poco la eficacia en su juego mientras el Baskonia aprovechaba su mayor fondo de armario y su abrumadora superioridad en el rebote, gozando de varias segundas oportunidades en ataque, para conseguir una sostenibilidad en su juego que le permitió cerrar el acto inaugural con un 25-18.

Con el emparejamiento entre Youssoupha Fall y Felipe Dos Anjos reclamando focos sobre la pista, el Bilbao Basket pugnó por no caerse del alambre, pero a sus fallos en lanzamientos abiertos el Baskonia respondió con puntos sencillos jugando a la carrera y dos triples de Alec Peters y la primera brecha de dos dígitos, 36-26, hizo acto de presencia en el Buesa Arena a 5:15 del descanso. Su falta de eficacia ofensiva fue poco a poco frustrando a los hombres de negro y los de Ivanovic encontraron un ecosistema perfecto para seguir abriendo brecha y llegar al ecuador de la contienda con un 44-30 que dejaba el duelo muy decantado a su favor.Querer y no poder

Y las cosas no mejoraron para los intereses bilbainos a la vuelta de vestuarios. El Baskonia solo necesitó dos minutos y medio de juego para estirar su ventaja hasta los veinte puntos (50-30) justo después de que Mumbrú recibiera una técnica por protestar dos penetraciones de Brown en las que los colegiados no señalaron falta. Ante el desacierto de sus compañeros, fueron Balvin y Rousselle los que tomaron cartas en el asunto para que los hombres de negro no se despeñaran del todo. El 57-45 abrió un pequeño rayo de esperanza que, sin embargo, el Baskonia no tardó en tapar. Los locales activaron a Vildoza, siguieron haciendo daño con el rebote ofensivo y aprovecharon un par de errores de su rival (dos tiros libres fallados por Balvin y una pérdida de Rousselle sin cruzar ni siquiera la mitad de la cancha) para sofocar cualquier amago de rebelión y llegar a los diez minutos finales con un contundente 66-48 favorable a sus intereses que ya no tuvo vuelta atrás. El acto final fue un mero trámite. El Bilbao Basket no estuvo en ningún momento en disposición de inquietar a su rival aunque tiró de su habitual arrojo para acercarse hasta el 75-64 a 2:52 del bocinazo final, mientras que el Baskonia, pese a algún mosqueo de Ivanovic, aprovechó la situación para dar minutos a los menos habituales. Al final, una derrota que entraba dentro del presupuesto tanto por la propia realidad del conjunto vizcaino como por las adversas circunstancias que están apareciendo en su camino. El balance es ya de un solo triunfo en ocho encuentros disputados, lo que lleva aparejado la caída a los puestos de descenso junto al Acunsa GBC. Todavía queda mucha temporada por delante, pero urge una reacción para que el peso de las derrotas no haga mella en el vestuario y las dudas se incrementen.