bilbao - El Bilbao Basket empieza a mirar al futuro con más optimismo gracias a que se ha agarrado a lo seguro en busca de la reacción. Con la del domingo ante el Joventut consiguió su tercera victoria consecutiva en Miribilla, cuarta en el total de la temporada, lo que le permite equilibrar su balance como local y armarse de confianza ahora que llegan una serie de partidos en casa que están perfectamente a su alcance: Obradoiro el domingo y luego el Fuenlabrada, el Gipuzkoa Basket y el Real Betis. Lograr unos objetivos más ambiciosos de lo previsto y, por descontado, vivir un curso tranquilo pasa por hacerse fuerte en casa, que es lo que está intentando hacer el equipo de Veljko Mrsic ahora que ya han pasado por el Bilbao Arena varios de los equipos más fuertes de la Liga Endesa y que los triunfos de visitantes son difíciles para la mayoría.

Por ejemplo, en la pasada campaña los hombres de negro no consiguieron enlazar más de dos victorias seguidas en Miribilla y concluyeron con ocho victorias y ocho derrotas, sin poder engancharse al final a la zona noble. Esto es así siempre y para todos. El Fuenlabrada se ha metido en la Copa y como cabeza de serie porque, de momento, su balance como local es de siete victorias y una derrota. La pasada campaña, el Tenerife y el Andorra se metieron en play-off gracias a su gran bagaje como locales y el mismo Bilbao Basket conquistó su última presencia entre los ocho primeros hace tres cursos tras lograr en casa catorce victorias en diecisiete partidos y una tacada de diez triunfos consecutivos que ahora parece complicada de repetir.

carrera de fondo La afición se está metiendo en la faena en la medida que el equipo ha elevado sus prestaciones y ganar de nuevo al Obradoiro permitiría afrontar la segunda vuelta con otro talante, más cuando las siguientes salidas serán a las canchas del Real Madrid y el Barcelona. Llegados a este punto, el Bilbao Basket aún está metido en una carrera de resistencia que castiga a los débiles y penaliza cualquier descuido. Hay que aprovechar cada oportunidad que se presente. Por eso, Veljko Mrsic ha acudido también a lo seguro en sus planteamientos y ha logrado meterse en la cabeza de sus jugadores con trabajo y paciencia de tal manera que su autoridad ya ha quedado bien marcada y todos tienen claro que los minutos y los galones no se regalan. La época de buscar el brillo individual ya ha pasado y ahora el equipo está por encima de todos.

La mano del croata se está notando sobre todo en la defensa, donde el equipo juega más protegido y trata de evitar las ayudas demasiado largas. Los recorridos son más cortos y así los jugadores están mejor posicionados para sincronizar las ayudas y disimular la inferioridad física en algunos emparejamientos. Aún queda recorrido de mejora, sobre todo en ataque, pero la aparición de Devin Thomas a un notable nivel, con una media de más de diez puntos en apenas dieciocho minutos de juego, ha añadido unas variantes de las que el Bilbao Basket carecía hasta ahora para mantener el equilibrio en la rotación.

El conjunto vizcaino está transmitiendo una imagen de mayor solidez, también muestra un mayor convencimiento en sus posibilidades y en las instrucciones que llegan desde el banquillo. Con todo, ha logrado un colchón de dos victorias sobre los puestos de descenso que le otorga tranquilidad para las próximas semanas y le deja cerca de los equipos que persiguen la mitad alta de la clasificación. En Miribilla, también cuando nadie le ve, ha encontrado la llave maestra para ganarse la felicidad tras muchas semanas de penalidades. Quizás, como dijo Veljko Mrsic hace un tiempo, aún está el Bilbao Basket a tiempo de pensar en algo más que la supervivencia.