bilbao - La Copa conoció ayer a un finalista inédito por primera vez desde 2005 en Zaragoza cuando el Unicaja debutó en el partido decisivo y se proclamó campeón. Será el Herbalife Gran Canaria, que la pasada temporada también alcanzó su primera final europea. Todo lo ha logrado de la mano de Aíto García Reneses, con el que los amarillos han dado el salto de calidad y de continuidad en sus resultados que el club insular venía buscando desde que hace tres campañas alcanzó de manera sorprendente el tercer puesto de la Liga Endesa tras eliminar en cuartos de final al Laboral Kutxa.
Para el veterano técnico supondrá su duodécima final de Copa a la que ha llegado con cuatro equipos distintos y en cuatro décadas distintas. Su primer título lo consiguió hace 29 años con el Barcelona. El quinto y último fue en 2008 con el Joventut. Ahora, en 2016, busca añadir uno más con el Gran Canaria, el sexto equipo que ha dirigido en la máxima categoría.
El Bilbao Basket buscaba también su primera final copera, realmente estuvo muy cerca de ello, pero le tocó ser víctima de un equipo muy profundo que está en estado de gracia ya que acumula solo una derrota en sus últimos quince partidos y que batió en la semifinal algún otro récord más como el de mayor diferencia en un cuarto en un partido de Copa, los 17 del último parcial de ayer: 16-33. Tiene mucho mérito lo de los canarios que en su partido de cuartos de final ya remontaron por dos veces sendas ventajas de más de diez puntos del Valencia Basket con parciales de 0-21 y 11-26. Aíto ha conseguido una plantilla a su imagen y semejanza y ese no rendirse, ese poner siempre un alto listón físico, se ha convertido en una garantía de éxito.
A nivel individual, el Gran Canaria encontró a un extraordinario Alberto Oliver, que le aguantó en el marcador en los momentos difíciles y que con sus 18 puntos igualó a Joan Creus y Carmelo Cabrera, dos leyendas, que también superaron esa cifra de anotación con más de 37 años.