bilbao - La última vez que el Bilbao Basket eliminó al Barcelona en la Copa el torneo lo ganó Aíto García Reneses con el Joventut. Sito Alonso era entonces su ayudante en el equipo verdinegro. Ocho años después, ambos cenaron juntos en A Coruña después de hacer a sus equipos semifinalistas. Y hoy tratarán de prolongar las sorpresas de cuartos de final y meter al Gran Canaria o al Bilbao Basket en la que sería la primera final copera para unos y otros. El técnico de los hombres de negro ha dicho en varias ocasiones que siempre ha buscado un estilo propio, pero es evidente que en su manera de proceder en el banquillo y de manejar el grupo hay mucha influencia del hombre que le dio la oportunidad de entrar en el baloncesto profesional.
Como la hay en otros muchos entrenadores que están en la Liga Endesa y que han compartido trabajo o se han enfrentado al veterano técnico madrileño que, a sus 69 años, sigue en perfecto estado de lucidez y dando lecciones de cómo manejar la situación. La pasada temporada su equipo acusó la presión como anfitrión de la Copa y cayó en cuartos de final, así que en A Coruña proclamó que el Valencia Basket iba a ganar este año y añadió más responsabilidad a su rival, que venía tocado por su reciente eliminación europea. “Me alegro de haberme equivocado”, dijo con las semifinales en la mano, una ronda que ya conoció con el Cotonificio, el Joventut, el Barcelona y el Unicaja. Con 22 participaciones a sus espaldas, solo con el Cajasol no pudo disputar la Copa, pero el dato más significativo es que cuando Sito Alonso aún no había nacido Aíto ya dirigía partidos del torneo en el formato anterior a la ACB con el Círculo Católico de Badalona. Para el entrenador del Gran Canaria, el de hoy será su 92º encuentro en la Copa, un trofeo que ha ganado cinco veces en once finales.
Según un brillante estudio documental publicado recientemente por el diario catalán L’Esportiu, Aíto García Reneses lleva 2.027 encuentros oficiales, tanto a nivel de clubes como de selecciones, desde que debutó el 13 de enero de 1974. Ha ganado todo, menos la Euroliga, aunque él sigue repitiendo que aprecia más “la actitud que el triunfo”, el deseo que el resultado. “Ganar tres veces a un equipo de la calidad del Bilbao Basket es muy difícil, pero lo intentaremos”, dijo ayer para calcar la táctica que le fue bien en la ronda anterior.
Pero por encima del palmarés, el legado de Aíto está en el número de jugadores que ha proyectado al máximo nivel. Con 17 años, hizo debutar en el Cotonificio a Quim Costa, después discípulo suyo en el banquillo, y más adelante apostó por Andrés Jiménez para llevárselo al Joventut en el que también terminó de pulir a Jofresa, Villacampa y Montero. En el Barcelona, sacó de la nada a Roberto Dueñas y dio la alternativa a Navarro y Pau Gasol. En su segunda etapa verdinegro, lanzó a Ricky Rubio con 14 años, a Rudy Fernández y a Pau Ribas. En Málaga fabricó a Augusto Lima y en Sevilla moldeó a unos jovencísimos Satoransky y Porzingis, ahora una de las sensaciones de la NBA. Y, finalmente, en Gran Canaria terminó el proceso con Walter Tavares, que también cruzó el charco, y quizás Alen Omic o Oriol Paulí sean los siguientes en la lista de los que llegan a lo máximo tras pasar por las manos de un maestro que sigue en plena forma y al que nunca se ha medido el Bilbao Basket en la lucha por un título. Quizás el alumno tenga los secretos del librillo.