bilbao - Los seguidores del Dominion Bilbao Basket están viviendo una montaña rusa de emociones esta temporada. Ayer, cuando casi todo el mundo se temía una derrota que habría dejado muy tocadas las opciones europeas de los hombres de negro, apareció una victoria monumental del único equipo que ha ganado todos sus partidos como visitante esta temporada en las dos principales competiciones continentales. Si el Bilbao Basket consigue cerrar una trayectoria que sería histórica dentro de dos semanas en Banvit, estará clasificado para los octavos de final, siempre que también se imponga el próximo miércoles en Miribilla al Ratiopharm Ulm, que ya está eliminado, y que el Bayern gane al Banvit. Si en este duelo de la próxima jornada se imponen los turcos, quizás habría que acudir al average ya que podría darse un triple empate a cuatro victorias.
Estas cuentas quedarán ya claras dentro de siete días, pero en todo caso vencer en Bandirma es una condición indispensable para superar el Last 32. Con el triunfo de ayer en Múnich, el Dominion Bilbao Basket se ganó la posibilidad de depender de sí mismo cuando peor pintaban las cosas. Esta capacidad de reacción está siendo una característica de los de Sito Alonso esta temporada. En realidad, viene ocurriendo desde hace años que ese gen competitivo aparece en grandes ocasiones como la del Audi Dome. El Bilbao Basket inició el partido con un 1-10 favorable que nueve minutos después era un 27-17 favorable a los de casa.
Era un momento crítico ante un equipo que no había jugado el fin de semana y que podía estar más fresco. Pero no es casualidad que los bilbainos hayan ganado en sus cuatro visitas a Alemania. Cuando el Bilbao Basket se ordenó y logró llevar el partido a un cinco contra cinco en medio campo, afloraron las carencias del Bayern Múnich, que probablemente no es tan fiero como lo habían pintado. Al descanso, los hombres de negro habían logrado igualar, pese a que sus porcentajes de tiro eran sensiblemente inferiores a los de los bávaros.
pura taquicardía Pero el equipo de Sito Alonso hizo del rebote ofensivo su manera de sobrevivir a los malos momentos y, al final, se convirtió en lo que marcó la diferencia junto a los tiros libres que, en contra de lo acostumbrado, dieron más puntos a los bilbainos que a su rival. En los cinco últimos minutos del tercer cuarto y los cinco minutos del último, el Bilbao Basket hizo un baloncesto excelso, anuló completamente al Bayern, pero de nuevo se le olvidó que aquello había que cerrarlo, que no se puede regalar ni un punto a estos niveles, y volvió el rato habitual de pura taquicardia. Trece puntos de ventaja a cinco minutos del final, diez a falta de 2.30, estuvieron a punto de irse de nuevo por el desagüe por ceder algún rebote en su canasta y, sobre todo, desatender los primeros segundos de posesión en los que los germanos anotaron todo lo que no podían a partir del tercer o cuarto pase.
Cuando Cobbs empató con un 2+1 evitable, había que temerse lo peor. Pero Bertans tuvo sangre fría para anotar cuatro tiros libres vitales para amarrar la victoria. Incluso el Bilbao Basket pudo llevarse también el average particular, pero Renfroe, muy espabilado, impidió que Mumbrú sacara rápido de fondo con un segundo en el reloj tras la última canasta del Bayern. Los árbitros obviaron esa acción que quizás no vaya a pasar de anécdota. Lo que había que hacer ya estaba hecho. Entre susto o muerte, ganó otra vez el susto.