Marcelino García Toral, el único entrenador capaz de ganar dos finales consecutivas al Barcelona al dejar al cuadro catalán sin Copa en 2019 como entrenador del Valencia y sin Supercopa el pasado 17 de enero como técnico del Athletic, vio naufragar anoche a los rojiblancos de la peor manera posible en La Cartuja. El planteamiento ultradefensivo del asturiano, con unos jugadores carentes de gasolina y fe sobre el césped, desembocó en una goleada en contra que deja tocada la figura del de Villaviciosa, que ha pasado de héroe a señalado tras caer también en la primera final copera ante la Real Sociedad.

Ayer, con un Barcelona al alza enfrente, el Athletic ofreció su peor versión para lamento de un Marcelino que asomó en rueda de prensa apesadumbrado y sin explicaciones claras a lo sucedido en ambas finales. "No tiene una explicación lógica desde mi punto de vista, porque seguimos trabajando igual, pero hemos perdido eficacia defensiva y en este partido no tuvimos movilidad, ni desmarques y el balón nos pesaba muchísimo", admitió el asturiano, que reconoció a su vez que "nos encontramos tristes, decepcionados por no haber competido a nuestro máximo nivel otra vez después de quince días".

"El Barça ha sido superior, ha ganado de manera muy merecida y le felicitamos por ello, pero para ganar una final hay que hacer mucho más y tenemos que trabajar desde la humildad para saber que es un éxito llegar a finales, pero que después hay que competirlas para poder ganarlas y no lo hemos hecho esta vez", incidió Marcelino, quien asumió ante los medios que "como entrenador me siento el máximo responsable de esta derrota y, por lo tanto, el que tiene que asumir que seguramente hice muchas cosas mal para que el equipo no mostrara un nivel competitivo que sí mostró hace tres meses en la Supercopa contra este mismo equipo y con una alineación muy similar".

"El equipo no ha competido en ninguna de las dos finales, porque estuvo muy por debajo de lo que podía. La realidad es que, a partir del día contra el Atlético, donde jugamos un gran partido, el rendimiento ha sido irregular y no podemos poner paños calientes, aunque estoy orgulloso de estos jugadores porque en su mente estaba querer ganar tanto la final de la Real como esta, pero las cosas no salieron y los rivales nos superaron. Hay que aceptarlo, intentar llegar a otra final y competirla con un mayor nivel de intensidad, carácter y ambición del que demostramos", agregó el técnico, quien subrayó que "el Barça te puede meter un gol, pero no cuatro en trece minutos".UN MES PARA OLVIDAR

En cuanto a si este mes de abril es el peor en la historia del Athletic, Marcelino apuntó que "con todos mis respetos, el Athletic seguramente habrá tenido meses de abril peores que este en su historia al no jugar dos finales". "A los aficionados solo podemos decirles que lo hemos intentado con todas nuestras fuerzas y que ahora mismo quizás tenemos capacidad para llegar a finales, pero no para ganarlas, por lo que tenemos que aumentar nuestro nivel competitivo de manera habituada y no esporádicamente para poder ganar finales cuando lleguen", añadió el entrenador del Athletic, quien sin querer "poner excusas", recordó que "ganamos una Supercopa hace tres meses a Real Madrid y Barcelona y jugar dos finales en dos semanas quizás nos haya condicionado".

"Estoy convencido de que tenemos un nivel superior al demostrado en estas finales, pero quizás no tan alto como el que demostramos en la Supercopa", remarcó, no obstante, un alicaído Marcelino, que aprovechó la ocasión para mandar un aviso a navegantes al advertir que "tendremos que trabajar muy duro cada día" después de caer con estrépito ante el rival al que dejó sin Copa en 2019 con el Valencia, un éxito al que dio continuidad catorce días después de aterrizar en Bilbao al ganar la Supercopa, pero el cual quedó lejos de poder repetir anoche en una final que se cerró del modo más traumático posible para la hinchada rojiblanca.

Después de fracasar en el intento de levantar a los jugadores del mazazo que supuso la final perdida contra la Real, el asturiano tiene ante sí ocho jornadas de liga por delante para buscar una clasificación europea que se presenta harto complicada.