El Athletic recibe en San Mamés al Oviedo, colista de la categoría. Dato este que en vez de alentar el optimismo genera cierto desasosiego, más que nada por cómo se interpretaría un tropiezo en la incómoda tesitura en que se hallan los rojiblancos. No hace falta decirlo, pero todo lo que no sea ganar, da igual si con apuros, holgadamente o de penalti injusto en el 93, agravaría la persistente sensación de fragilidad que emana del conjunto de Ernesto Valverde. Cuando se viene de tres derrotas consecutivas, el empate ante un recién ascendido deja de tener un pase. Este domingo sería un marcador difícilmente admisible, pero fue el que se registró con motivo del cruce con el Girona, otro conjunto que visitó Bilbao portando el farolillo rojo.

Emplear un tono catastrofista en la previa de esta jornada sería improcedente si el análisis se basa en lo que dice la clasificación. El Athletic, aunque parezca varado, navega en una posición relativamente discreta, incrustado en un amplio pelotón, a similar distancia de las plazas continentales y la del descenso. Pero por encima del puesto, y por seguir con números, preocupa que si se mantiene ahí es gracias a los resultados de agosto. Recordarlo cuando la gente empieza a hacer sus planes navideños obliga a admitir que en el vestuario se ha instalado una dinámica perdedora. 

Si no reacciona ya, empezarán a acumularse los motivos para cuestionar seriamente el fundamento de las predicciones realizadas en el comienzo del curso, no solo a nivel interno en el club sino en la calle. Pasearse por Europa se ha puesto a un precio prohibitivo y cabe también que la liga se convierta en un hábitat hostil de no resolver citas como la de este domingo, en el peor horario posible por cierto, si bien este detalle con la que está cayendo queda en un segundo plano.

La lista para el desplazamiento a Newcastle, junto a la baja de última hora de Guruzeta, dio mucho que hablar. En esta oportunidad no se ha facilitado la relación de convocados. Se desconoce si el misterio obedece en exclusiva al caso de Nico Williams, pues se da por imposible que Sancet esté en condiciones, mientras que sería una sorpresa que no reapareciesen tanto Yuri como Guruzeta. Otro que puede añadirse es Izeta, no inscrito para la Champions, y quien faltará seguro es Lekue, que cumple sanción, estuvo en Inglaterra y permaneció en el banquillo. Valverde aseguró este sábado que cuenta con Selton y Hierro, mientras que Ibon e Izagirre regresarán al filial para hacer sitio a los hombres ya mencionados.

La alineación presentará pues bastantes variaciones respecto a la última, pero podría no diferir en exceso de la que acudió a Anoeta. Hasta nueve jugadores de los que fueron titulares en el derbi pueden repetir, o diez. Tal y como está el horno, el margen para las probaturas se estrecha muchísimo. Hasta el más mínimo detalle se va a analizar con lupa mientras el balón esté en movimiento. Luego, si la victoria sonríe, el partido quedará desprovisto de todo interés, archivado en la carpeta de los trámites que se debían ganar y se ganaron. 

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Sin duda, la figura de Nico Williams acapara la curiosidad del personal. El nulo impacto obtenido en sus apariciones más recientes, desde que volviese contra el Mallorca, no quita para que un amplio sector siga confiando en que el extremo rescate al equipo de la mediocridad. Es una posibilidad, claro, pero depositar la responsabilidad del despegue, o una parte importante al menos, en un futbolista mermado físicamente, incapaz de terminar una sola de las acciones que ha intentado en el último mes, da una idea aproximada del clima que rodea al equipo de Valverde.

Del Oviedo apuntar que no le ha cogido el pulso a la categoría, lo cual le costó el cargo al técnico del ascenso, y que acaso no lo consiga a tiempo para tener opciones de pelear por la permanencia. La modestia de su plantilla no admite debate alguno y sus limitaciones en las áreas se reflejan con nitidez en los siete goles marcados y los diecinueve recibidos. Necesitaría más de un milagro, pero el Athletic no se puede permitir el lujo de contribuir a su causa.