Honey Thaljieh (Belén, 1984) es la primera mujer de Oriente Próximo que trabaja para la FIFA. Sin embargo, no se encuentra en Bilbao por ser relaciones públicas del órgano rector del fútbol mundial, sino que está en calidad de palestina, mujer y exfutbolista.
Thaljieh es cofundadora y primera capitana de la selección femenina de Palestina, es embajadora del 125 aniversario del Athletic por su lucha “en favor de la igualdad de género y da la paz” y madrina del Proyecto UNRWA: Palestina con el que la Fundación Athletic quiere mejorar la calidad de vida de los niños refugiados de Gaza. Tuvo el honor, además, de liderar la comitiva que representaba a los palestinos homenajeados en San Mamés el pasado 4 de octubre. Un acto que, dice, no se olvidará nunca.
Bienvenida de nuevo a San Mamés. ¿Cómo sienta volver después del sentido homenaje a Palestina?
Me siento en casa. Me siento muy bien al volver, porque para mí este club es más allá del fútbol, más allá de nada más. Me siento honrada, me siento orgullosa y me siento en casa.
Dice que se siente en casa. ¿Siente que el pueblo vasco y el palestino están unidos?
Sí. Y por eso también el pueblo vasco tomó la iniciativa de levantarse por los palestinos porque tenemos una lucha común por la identidad, por la libertad, por la dignidad y por la paz.
En San Mamés, sobre el césped, se le vio realmente emocionada. ¿Qué se le pasaba por la cabeza?
Tenía una mezcla de emociones. En primera lugar, estaba emocionada. No podía soportar las lágrimas porque estaba tan orgullosa de que más de 50.000 personas se levantaran por la solidaridad con los palestinos… Ese era el único mensaje que había que transmitir, que no estábamos solos. Durante dos años hemos luchado por nosotros mismos y en San Mamés sentí que nuestra voz estaba aquí, que no estábamos solos porque todos en el estadio estaban con nosotros, con los palestinos. Sentí la esperanza y la fuerza de la gente. Saber que no estamos solos es muy, muy importante. Para mí fue histórico. La historia no olvidará lo que el Athletic hizo por nosotros el 4 de octubre.
¿Llegan a Palestina todos los homenajes y las reivindicaciones?
Sí, llegan. Y ahora en Palestina, después de todo el respaldo, se dice que de ahora en adelante el Athletic es nuestro club. Porque el Athletic se levantó por la gente palestina desde la solidaridad, la humanidad y el corazón. Cuando no tienes eso, la gente no se levanta porque tiene miedo de que se escuche su voz, pero el mensaje del Athletic ha llegado a Palestina y ahora Palestina sabe que no está sola. El impacto que tuvo lo que hizo el Athletic es masivo ahora.
"En Palestina se dice que de ahora en adelante el Athletic es nuestro club. Porque el mensaje del Athletic ha llegado a Palestina y ahora Palestina sabe que no está sola. El impacto que tuvo el acto es masivo ahora"
¿Entonces estas acciones realmente ayudan?
Por supuesto que ayudan. Definitivamente.
Respecto al acto del 4 de octubre, hubo polémica porque LaLiga no lo retransmitió por la televisión. ¿Qué les dirías a las federaciones o a las competiciones que dicen no querer mezclar deporte con política?
Es que lo que sucedió en San Mamés no es política. Está muy lejos de ser política, de hecho. Va sobre humanidad, sobre justicia, sobre escuchar las voces de la gente palestina que tiene miedo. Es decir que ya basta. Que ya es suficiente. No sé qué decir entonces a quien no quiere mostrarlo porque para mí va sobre humanidad, sobre detener la matanza y la tortura. Detener el sufrimiento de décadas. Estamos hablando de muchas décadas, no de los últimos dos años, aunque estos hayan sido los más extremos e intensos. Este genocidio no se va a olvidar así y debemos tener responsabilidad por lo que está ocurriendo. Así que no veo la política aquí. Todos deberían escuchar la voz de la humanidad y detener la matanza.
El 15 de noviembre será un día importante: se jugará el Euskadi-Palestina. ¿Qué espera del partido?
Espero que miles de personas en el estadio, con banderas palestinas, apoyen a la gente palestina. Y espero solidaridad a todos los niveles y que está vez sí se vea en la televisión. Que se vea en todas las partes del mundo para que se vea cómo el fútbol puede ser una herramienta muy poderosa. No solo en las competiciones, ganando o perdiendo, sino también en el sentido de la solidaridad y la justicia. Espero que sea un gran partido que solo tenga un resultado: el de apoyar a los palestinos en Gaza.
Más allá del fútbol, en Bilbao se detuvo la etapa de La Vuelta que terminaba en el botxo por la presencia en la competición de un equipo israelí. ¿Cómo lo vivió?
Creo que la fuerza de la gente es muy importante y nunca ha de ser subestimada. Porque los políticos fallaron y los países fallaron, es la fuerza de la gente la que nos da la esperanza de que mañana puede ser un día mejor. Aprecio a quienes siguen luchando por la justicia y la humanidad cuando los políticos fallaron. Porque vivimos en un mundo en el que los derechos humanos se basan en la nacionalidad, la raza, la etnia o la religión. En ese sentido, he visto que los palestinos somos números y no. Si quieres luchar por los derechos humanos, hazlo por todos los humanos, no en base a su color o nacionalidad.
¿Cómo se toma el plan de paz, el cese de los ataques de Israel?
Es un momento de esperanza porque se detiene un genocidio que ha durado muchos años, pero no solo basta con detenerlo. Queremos que no haya ocupación israelí ilegal, ni apartheid. Queremos terminar con la ocupación y la paz, pero que sea una paz justa y que haya responsabilidades por lo ocurrido. Así que hay que celebrarlo, claro que sí, porque los dos últimos años han sido muy duros, pero queremos ver los siguientes pasos. Que la comunidad internacional se una para terminar el genocidio y, entonces, veremos que este es un camino hacia la paz. Esto solo es el primer paso, aunque ayer muchos palestinos fueron asesinados mientras se discutían los términos. El tema no está resuelto y tardará años en resolverse porque el cese del fuego no resuelve el problema. Hay mucho que reconstruir.
Empezó jugando al fútbol muy pequeña, ¿cuándo se dio cuenta de que el deporte podía ser una forma de dar voz a lo que ocurre?
Tenía 7 años cuando empecé, era una niña que quería escapar de los traumas que vivimos los palestinos en una zona de guerra. Para mí, el fútbol era un juego, era divertirme y disfrutar de estar con mis amigos. Eran todo niños entonces. Creciendo en circunstancias tan difíciles, rodeados de muros, restricciones y barreras, sin oportunidad ni esperanza, me di cuenta de que el fútbol es mi vehículo para luchar contra la injusticia. El fútbol es mi manera de tener un futuro mejor. Tuve esta responsabilidad desde que era joven hasta hoy, sabiendo que el fútbol para mí es más que un juego.
¿Así que el fútbol puede cambiar las cosas?
El fútbol es visto por millones de personas. Es masivo. Por lo que en el campo hay una responsabilidad enorme, puede luchar contra las injusticias y prejuicios. El ejemplo es lo que hizo el Athletic el 4 de octubre. Fue un símbolo que demostró que el fútbol va más allá del campo y de la competición. Queremos ver un camino para la paz con un estado palestino independiente. Y ahora el fútbol ayuda.