No hay manera de que el Athletic, al menos este Athletic que viene de firmar un septiembre negro, complete un partido redondo de inicio a fin. Por hache o por be, por una razón u otra, el equipo es incapaz de competir a lo largo de los 90 minutos con una cierta regularidad, una consistencia que es la que le ha llevado a completar las gestas de sus dos últimas campañas. Este Athletic es un equipo mutante, capaz de lo mejor y lo peor en un abrir y cerrar de ojos, pero que acostumbra a tener muchos más momentos malos que buenos en cada uno de sus partidos. Y así no hay manera de reencontrarse con la victoria, mucho menos aún en Europa. Para colmo, lo vivido anoche en el Signal Iduna Park fue una especie de juego de hombres contra niños.

El Borussia Dortmund tuvo suficiente con estar bien plantado en la primera mitad, anotar un gol, marcar otro a la vuelta de vestuarios y dedicarse a jugar con la renta, que no era nada despreciable. El conjunto rojiblanco lo intentó de inicio, pero pareció un muñeco en manos de su rival. El balón le duró entre poco y nada y cuando pudo combinar, las posesiones fueron totalmente estériles; además, en ataque fue la nada más absoluta, hasta el punto de que Kobel vivió uno de sus partidos más plácidos en meses, pues no realizó ni una sola parada en al primer acto, y que el gol cayera del bando local era una cuestión de tiempo. Y así fue.

Fue marcar el Borussia Dortmund el primer gol justo antes de la primera media hora de juego y mandar Ernesto Valverde a calentar a tres futbolistas: Aymeric Laporte, Iñigo Ruiz de Galarreta y Adama Boiro, si bien poco después se sentó el lateral y su hueco lo ocupó Gorka Guruzeta. Se le veía desesperado en la banda a Ernesto Valverde, intercambiando pareceres con Iñigo Lekue en busca de alguna solución; o mejor, un milagro. Nunca llegó, aunque la reacción en el segundo tiempo bien merece una mención. Si contra el Girona tras una pésima primera mitad su decisión fue meter cuatro cambios del tirón a la vuelta de vestuarios, anoche estuvo a punto de igualarlo. Razones tenía para ello, pero fue algo más cauto y se quedó en tres.

Si ya de por sí es complicado jugar la Champions para un equipo como el Athletic, hacerlo sin Nico Williams y Alex Berenguer, ambos lesionados, implica un reto mayúsculo. Además, si de entrada dejas en el banquillo a jugadores fundamentales como Iñigo Ruiz de Galarreta u Oihan Sancet, que arrastra unas molestias, tal y como desveló el técnico, y ni siquiera calentó, y Jesús Areso, que llegó como fichaje estrella, no sirve para jugar de inicio frente al Villarreal ni el Borussia Dortmund… algo falla. Para colmo, tampoco Unai Simón tuvo su mejor actuación, toda vez que pudo haber hecho bastante más en dos de los cuatro goles del equipo local.

En fin, que con todos esos condicionantes el Athletic terminó saliendo escaldado de su visita al Signal Iduna Park. Es posible que la goleada encajada no fuera justa con el conjunto rojiblanco, pero en Europa cualquier mínimo despiste se paga caro y tampoco puede pasarse por alto que el Borussia Dortmund es una máquina de hacer goles, como ha demostrado al anotar ocho en solo dos partidos.

Al menos, por intentar buscar alguna cuestión positiva en una nueva derrota, la quinta en solo seis partidos, apuntar que Gorka Guruzeta cogió el testigo de Markel Susaeta como goleador en la Champions y la aportación al equipo de dos jóvenes a los que se les augura un gran futuro. Alejandro Rego disfrutó de su primera titularidad con el Athletic y lo hizo nada más y nada menos que en un escenario como el Signal Iduna Park y en la Champions, y que Ibon Sánchez debutó con esa alegría y desparpajo que se les pide siempre a los primerizos.

La cifra

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Gorka Guruzeta anotó anoche su primer gol de la temporada. El donostiarra salió del banquillo para meter al Athletic en el partido gracias a un tanto de pillo, en el que aprovechó hasta cuatro rechaces para fusilar a Kobel. Además de estrenar su casillero, cogió el relevo de Markel Susaeta, que fue el último león en marcar en Champions.