Iago Herrerín (Bilbao, 25 de enero de 1988) es una persona a la que le gusta ir de frente. Es franco en sus palabras, aunque con el paso de los años reconoce que hubiera “gestionado algunas situaciones de otra manera”. El pasado 27 de diciembre nació su hijo Cruz, quien ya tiene su camiseta del Sestao River, donde compite Herrerín, un portero que dicen es diferente, que se lo curró en el Athletic, pero donde también fue objeto de críticas que alcanzaron lo personal por aquello de que tener un físico fuerte que se llegaba a confundir con un sobrepeso que le ha perseguido como una especie de sambenito. “Soy una persona fuerte, una persona que siempre ha sido así y he competido en mis mejores momentos con el cuerpo que tengo”, alega el bilbaino, que vive una segunda juventud en Las Llanas. Hoy vuelve a Lezama, la que fue su casa hasta hace cuatro años y medio en el día de su trigésimo séptimo cumpleaños, toda una vida bajo palos desde que empezara en el River de crío, para seguir en el Danok Bat, recalar en el Athletic juvenil en 2005, jugar en el Basconia, Bilbao Athletic, Atlético de Madrid B, Numancia, en el primer equipo del Athletic (2013-21), en el Leganés, Al-Raed saudí, Valencia y AEK Larnaca, y cerrar el círculo en el Sestao, donde ha firmado hasta la fecha actuaciones brillantes.

No hace ni un mes que ha estrenado paternidad. ¿Es ya un experto en cambiar pañales?

Experto no. Lo que pasa es que lo estoy disfrutando, parece que estoy haciendo como cuando en la Fórmula 1 se cambian las ruedas. Me pasa lo mismo con los pañales, lo hago en tiempo récord. Es un momento muy feliz, muy bonito, aunque no nos deje dormir mucho, es superbonito estar todo el día pendiente de la cosa que más quieres en este momento.

Sí es, en cambio, un experto debajo de la portería y este sábado (por hoy) cumple ya 37 años. ¿Qué le sigue dando el fútbol?

Soy una persona que no sabría vivir sin el fútbol. Me encanta, me gusta competir, me gusta el vivir en un vestuario y la felicidad de jugar cada fin de semana y ver que compites, que todavía estás cumpliendo a buen nivel. Para mí el fútbol ha sido todo.

Y lo hace en el Sestao River, el club donde empezó a jugar de crío. ¿Por qué eligió esta opción de competir en Primera RFEF?

“No es un paso atrás, mi carrera ya la he hecho y ha sido llegar al Sestao para volver a disfrutar aunque sea en Primera RFEF”

Se juntan un montón de cosas y vas cumpliendo años. Venía de una liga que no conocía como la de Chipre. Aquí estaba buscando equipos de Segunda, pero ellos tampoco tenían claro el nivel en el que podía estar. Hablé con Matías (Lizarazu) –director deportivo del Sestao– de que vendría a entrenar durante toda la pretemporada y que si a falta de poco veía que no había nada que me convenciese, había prometido quedarme en el Sestao, sabiendo que podría haber tenido mejores opciones en Primera RFEF. A eso se le añade también que estaba esperando un niño para diciembre. El tener todo en equilibrio ha hecho que esté compitiendo bien, que esté feliz. La edad es solo un número y mientras el físico me dé...

Esto no es fútbol profesional y habrá quien piense que supone dar un paso atrás en su carrera.

Mi carrera ya la he hecho. Se han dado una serie de circunstancias para acabar aquí y vuelvo a disfrutar de jugar, aunque sea en Primera RFEF. Estoy centrado en nuestro objetivo, que es salvarnos lo antes posible con ese estado. Y luego ya se verá.

¿Ha vuelto al fútbol genuino?

Sí, creo que sí, he vuelto a un fútbol en el que cuando era joven disfrutaba mucho. Igual sufrías más que ahora, lo disfruto de otra manera y es muy bonito. Lo mejor que me ha pasado ha sido el cambio que he hecho.

En el River ha ofrecido buenas actuaciones, alguna vez ha sido el MVP de la jornada e incluso su míster ha dicho en varias ocasiones que usted es un porterazo. ¿Se ha liberado de esa presión que quizá tenía en su etapa en el Athletic?

“Me obsesioné un poco con las críticas, ya que me dolieron muchas cosas, pero quizá no lo supe gestionar bien”

No creo. Habré hecho cosas bien y cosas no tan bien, pero he disfrutado siempre con la presión. En mi etapa en el Athletic era un portero que jugaba las eliminatorias. Más presión que eso, no hay nada. Jugaba Copa, Europa League, y sabía que cuando terminaban esas competiciones posiblemente ya no volviese a jugar. Soy una persona que recibe bien la presión, de echarse el equipo a la espalda.

Cumple 37 años y toca hacer una retrospectiva. ¿En el Athletic vivió lo mejor y lo peor del fútbol?

Sí, y viví mucho más lo positivo que lo negativo. El Athletic es el equipo de mi vida y he sufrido más por ello. Ves a jugadores como Iñaki Williams, como Nico, como Unai Simón que en algún momento han sido criticados, e incluso he visto gente criticar a jugadores como Messi o como Cristiano. El deporte trata de eso. No tienes nunca una estabilidad. En el Athletic he sido muy feliz.

¿Llegó a sentirse minusvalorado, ser el objetivo fácil de las críticas?

Yo también me obsesioné un poco en ese aspecto, se le dio más bombo por otros medios a esa gente. No lo supe gestionar bien, pero los años se cumplen para algo y hoy por hoy lo gestionaría de otra manera. Pero me dolieron muchas cosas.

¿Qué cosas? ¿Desde dentro del club?

“En Chipre sí me sentí, entre comillas, engañado; me llamaron el entrenador y el director deportivo para competir y no competí”

No. Yo al club le estoy muy agradecido. Cosas con gente que no hace nada, redes sociales, muchas veces tu propio público. Pero yo he cumplido mi sueño que fue jugar en San Mames, jugar en el equipo que siempre he querido y eso no me lo quita nadie.

También ha tenido que cargar con el ‘sambenito’ del sobrepeso, recibió incluso ciertos insultos en las redes sociales. ¿Qué tiene que decir?

Podría haberlo gestionado de otra manera, aunque es una cosa pasada. Siempre he tenido ese problema, no he sido el primer jugador que tiene ese problema, ni el último.

¿Se cuidaba al cien por cien?

Siempre he dicho que vayan a los doctores, era uno de los únicos que tenía el 100% de entrenamientos. Cada uno tiene su cuerpo. Es cierto que muchas veces me había equivocado, por supuesto, y lo reconozco. Pero el insulto fácil es muy sencillo. Hubiera cambiado muchas cosas, en el sentido de que no me lo hubiera tomado tan a pecho todo, porque al final estás en Primera División, compitiendo y por algo será.

¿Recurrió a algún nutricionista?

No, teníamos el nuestro allí. Fue más en plan psicólogo, por el tema de cómo llevar la situación. Soy una persona fuerte, una persona que siempre ha sido así y he competido en mis mejores momentos con el cuerpo que tengo. Cuando paras no hay ningún problema y cuando no paras, de repente, estás gordo.

¿En qué falló para no haber tenido más recorrido en el Athletic?

¿Mayor recorrido? He estado con el mejor Gorka (Iraizoz), he estado con el mejor Kepa (Arrizabalaga), he estado con Unai Simón, he estado con (Alex) Remiro. Yo tengo ciento y pico partidos (119) jugados en Athletic y no todo el mundo puede decir lo mismo. No me reprocho nada, las cosas vienen así, uno toma decisiones y hay que apechugar con ellas.

¿Con qué se queda y qué borraría?

“¿Mayor recorrido en el Athletic? He jugado ciento y pico partidos oficiales y no todo el mundo puede decir lo mismo”

Quedarme, con todo, hasta con lo malo. He aprendido de lo malo, a disfrutar de otra manera. El día de mi debut (23 de agosto de 2013, en un Athletic-Osasuna en Anoeta), el día del estreno del nuevo San Mames, que lo hice yo, el verte en el museo, que estás tú ahí, eso es espectacular; la final de Copa (2015), el primer título de la Supercopa. Hay un montón de recuerdos. Tengo muchas más cosas positivas que negativas. Y el quitarme, pues igual ciertos momentos en los que tenía que haber actuado diferente, pero en ese aspecto soy muy claro y se me ve muy fácil de frente. No echaría nada más para atrás.

¿El entrenador que le ha marcado y el que le haya decepcionado?

Todos te marcan. A Ernesto (Valverde) le tengo un caño terrible porque es el que me hizo debutar, el que estuvo conmigo en todo. Es el mejor entrenador que he tenido. Luego, por ejemplo, a Marcelino le he considerado un entrenador increíble, porque es una persona que te viene de frente. De cada uno me llevo un poco, de cada uno vas cogiendo lo bueno.

¿Cuando decidió salir del Athletic en 2010 y posteriormente en 2021 lo hizo porque necesitaba airearse, refrescar la cabeza?

En 2010 fue tan claro como que (Joaquín) Caparrós en ese momento no apostaba por mí, me dijeron incluso para renovar, pero entendía que no tenía mucho más que hacer. Entonces, decidí marchar y sí fue un alivio, porque también fue la primera vez que salía de casa. En 2021 ya fue por acabar una etapa que necesitaba acabar y empezar otra en otro sitio. Los momentos son decisiones y no me arrepiento de ninguna.

También se van a cumplir cinco años de su último partido grande en el Athletic, el de Copa (28 de enero de 2020), aunque jugó los dos últimos de esa liga, pero ya con nada en juego. La temporada siguiente la pasó en blanco. ¿Fueron sus peores momentos?

“Después del partido de Copa contra el Barça (2020), que no lo jugué, decidí que ya no continuaría en el Athletic”

El del Copa, sí. Me expulsan a las primeras de cambio cuando había venido de hacer un buen partido en Elche, juega Jokin (Ezkieta), lo hace muy bien, ganamos y nos clasificamos. Luego hay decisiones que tú no puedes hacer nada, solo acatarlas. Cuando pasó eso ya decidí que no iba a continuar en el Athletic, por muchas circunstancias que se dieron en todo, y, a partir de ahí, con la pandemia los equipos estaban como estaban para firmar, otras cosas que salían y no estaban del todo claro. Al final decidimos quedarnos, sabiendo también que el club en ese momento todavía contaba conmigo para estar allí. El último año sí fue difícil, porque sabes que no vas a competir.

¿Cuál fue el detonante que hizo que decidiera salir del club?

Después del partido de Copa que jugamos contra el Barça (6 de febrero de 2020). No lo jugué y decidí que ya no merecía la pena continuar. Había que echarse a un lado, venía gente también buena por detrás y ya está, y luego se me juntó con el 2020-2021, que la pandemia, una cosa y otra.

Salió del Athletic, pero en sus tres destinos anteriores no ha tenido mucha participación ¿Llegó a pensar en colgar los guantes?

No. Me fui a Arabia, donde jugué hasta que me lesioné, se me abrió la opción de Valencia, que al final es un Valencia aunque sea la situación en que está, disfruté mucho, si bien fue un año muy complicado. En Chipre sí que me sentí un poco más, entre comillas, engañado, porque me habían llamado el entrenador, el director deportivo, que me querían para competir y cuando llegué allí había un portero que era muy buen portero, pero por el que podían sacar dinero y pensaron que era más importante la economía del club que otra cosa, y no me tocó competir.

Seguimos con efemérides, se cumplen dos décadas de que recalara en Lezama en edad juvenil y vuelve 20 años después para enfrentarse al Bilbao Athletic. Imagino que será un partido emotivo.

“De la humildad a la pobreza hay un pasito, no puede ser que para un equipo como el Sestao su campo, Las Llanas, esté impracticable”

Sí, va a ser motivante. No he vuelto a Lezama desde hace mil años y menos en el equipo contrario. 20 años es un largo recorrido y cada cosa tiene un momento especial. Por casualidad, vuelvo al campo donde he crecido, donde he entrenado y casualidad, el día de mi cumple, contra el equipo de mi vida. Es todo muy bonito y ojalá sea con victoria para que se cierre el círculo bien.

¿Qué derbi intuye?

Creo que va a ser un derbi bonito, donde los dos nos jugamos mucho y el otro día la derrota ante el Real Unión nos dolió, porque no la merecimos. Será un derbi abierto y está demostrado que jugamos mejor en campos que están bien que en el nuestro, donde es prácticamente imposible jugar, no se puede hacer nada.

¿Se refiere al estado del césped de Las Llanas y a que tienen que entrenar también los sábados en La Arboleda?

Yo entiendo los clubes humildes, pero de la humildad a la pobreza hay un pasito. No puede ser que Las Llanas, el campo de un equipo de Primera RFEF, al que te vienen 3.000 personas cada fin de semana a verte jugar, esté en las condiciones que está, impracticable. No entrenamos ni un solo día aquí, no hay casi hierba, está lleno de barro y, aparte de eso, muchas veces nos toca subir a entrenar a La Arboleda sabiendo que han hecho dos campos nuevos en Galindo. Creo que está muy mal gestionado y sé que ya han hablado con el Ayuntamiento, no sé lo que dirá el Ayuntamiento, pero está claro que llevan no sé cuántos años sin levantarse, y creo que toca levantarlo. l