Celebradas cinco de las ocho jornadas de la fase de grupos de la Europa League, es posible extraer conclusiones bien fundamentadas. Superado el ecuador del calendario, la clasificación no miente: refleja con suficiente nitidez el nivel de los equipos e indica cuáles son sus aspiraciones reales. Los datos atestiguan que en su regreso al ámbito internacional el Athletic no ha acusado los inconvenientes derivados de su prolongada ausencia de los torneos continentales. De lo contrario, a fecha de hoy no compartiría liderazgo con Lazio y Eintracht Frankfurt, conjuntos más acostumbrados a gestionar este tipo de obligaciones extra.
Por tanto, solo queda reconocer el mérito que atesora la plantilla dirigida por Ernesto Valverde. Se diría que el hándicap objetivo que supone permanecer seis temporadas sin partidos internacionales no ha hecho mella en una plantilla repleta de auténticos novatos en estas lides. Los futbolistas han asimilado con naturalidad el hecho de compaginar su liga, una de las más potentes, con medirse a rivales de distintas latitudes. Y esta segunda parte tampoco ha sido un paseo precisamente.
Descontado el cruce con el inofensivo Elfsborg, cada compromiso ha entrañado su dificultad, en distintos grados, que debe considerarse para que la valoración global del rendimiento sea correcta. Trece puntos de quince y tan solo dos goles en contra, colocan a los rojiblancos con pie y medio en los octavos y muy cerca también de eludir la ronda de ajuste que corresponde a los dieciseisavos. Pero seguramente lo más importante sea que mientras se pegaba con la Roma, el AZ Alkmaar, el Slavia de Praga, el Ludogorets y el Elfsborg, no ha dejado de lado el frente prioritario.
Cuando menos, su comportamiento no se ha resentido en exceso y figura quinto en el torneo de la regularidad. Negar la factura que implica alternar las dos competiciones carece de sentido. Intercalar cinco encuentros en un período que contempla 14 jornadas de liga no es ninguna broma. Y conviene insistir en la falta de hábito del equipo. Las semanas con tres compromisos ponen a prueba los recursos y, tal como se ha ido viendo, obligan al entrenador a modificar las rutinas de trabajo, así como su método en el diseño de las alineaciones.
Bueno, lo cierto es que el Athletic ha dejado de sumar algunos puntos en este camino tan intrincado, pero sin que ello repercuta de forma grave en sus aspiraciones de repetir en Europa el próximo curso. Peor les han ido las cosas al Girona, el Betis o la Real Sociedad y no se trata de consolarse con las desgracias ajenas, sino de calibrar en su justa medida una trayectoria que en los próximos días vuelve a ponerse a prueba. Al Athetic le toca negociar un tramo de calendario tremebundo. Comprimidos en dos semanas, le aguardan el viaje a Vallecas, las visitas del Madrid y el Villarreal, el desplazamiento al feudo del Fenerbahce y el derbi de Mendizorrotza.
Para los conjuntos citados en el párrafo anterior, el panorama en el corto plazo no será más amable, pero lo que interesa es el balance propio. En principio, al Athletic le puede favorecer que a los adversarios más complicados les toca pasar por San Mamés. Asimismo, tanto el del Rayo como el del Alavés figuran en el apartado de campos asequibles. El episodio de Turquía no es fácil de catalogar de antemano, entraría en el terreno de lo incierto.
Resolver satisfactoriamente esta serie de encuentros, en especial los de liga, daría un impulso notable a los rojiblancos. A estas alturas, con media campaña por delante, nada hay definitivo, pero un acopio de puntos interesante equivaldría a asentarse en la zona noble de la tabla sin ningún género de dudas. Más allá de los números, la principal ganancia se dejaría sentir en la autoestima del vestuario. De la plantilla, porque Valverde va a tener que distribuir esfuerzos; esto es, sacarle chispas al fondo de armario a fin de preservar las señas de identidad del equipo.
No le queda otra al técnico, quien muy acertadamente a la pregunta de qué destacaría del comportamiento ante el Elfsborg respondió así: “No les hemos dejado hacer casi nada”. Su explicación posterior resumía la clave del fútbol que propugna. Vino a decir que mientras al rival no le permitas expresarse, no sufres; que si el rival llega más arriba, tú menos. Y concluyó: “En esto somos buenos, insistentes, un poco pesados”. Aquí se quedó corto, sus futbolistas son muy pesados, se vacían en la recuperación tras pérdida. Pero para hacer esto bien, rotar es indispensable.
A la espera de Yuri Berchiche
- Visita al Rayo. El Athletic se entrena esta tarde, a partir de las 16.00 horas, antes de poner rumbo a Madrid, donde mañana se mide al Rayo Vallecano (18.30 horas). Habrá que esperar a la convocatoria que ofrezca Ernesto Valverde para ver si Yuri Berchiche, que fue baja ante el Elfsborg por una sobrecarga en el psoas izquierdo, está recuperado o no. El que no podrá jugar ante el equipo de Iñigo Pérez es Beñat Prados, que deberá cumplir un partido de sanción por acumulación de tarjetas, ya que en el derbi contra la Real Sociedad vio la quinta amonestación del curso en LaLiga.
- Mbappé apunta a San Mamés. Kylian Mbappé, Jude Bellingham y Brahim Díaz, quienes acabaron tocados el partido del miércoles en Anfield, pasaron pruebas médicas ayer que descartaron lesión, por lo que los tres estarán disponibles para el partido de mañana ante el Getafe y, si no tienen ningún percance, el miércoles ante el Athletic en San Mamés.