El de ayer en Lezama fue un día distinto en la actual temporada. Especial, sin duda, aunque solo sea a título de anécdota, puesto que desde el 8 de julio, fecha en que arrancaron los entrenamientos, nunca había podido Ernesto Valverde disponer de la plantilla al completo para realizar una sesión de entrenamiento. La lesión de larga duración de Unai Simón figuraría como el principal impedimento, pero desde que recientemente el portero empezase a trabajar y ejercitarse sobre la hierba con sus compañeros se han registrado otras ausencias, por contratiempos físicos o compromisos internacionales.

Por tanto, constituye una novedad poder ver al técnico rodeado de los 25 hombres, además de Alex Padilla, que en teoría forman el grupo. En la práctica, debido a las circunstancias citadas, no habían llegado a coincidir en una misma sesión. Aparte del caso de Simón, casi siempre faltaba alguno más. Si se efectuase un repaso de los partes médicos emitidos por el club del verano hasta la fecha en curso, sale una larga lista de ausencias, de diversa duración, que han afectado a las rutinas del equipo y tenido una incidencia en la competición. Así, a vuela pluma, quienes han pasado por la enfermería son: Agirrezabala, Galarreta, Nico Serrano, Djaló, Yeray, Sancet, Vesga, Herrera, Nico Williams, Guruzeta, Berenguer… Los últimos, Sancet y Berenguer y un Iñaki Williams que lleva ya varios entrenamientos junto al resto.

La noticia de que todo el personal cuenta con el alta médica coincide con la apertura de una fase del calendario particularmente complicada. No solo a causa de los ocho encuentros más inminentes, serie concentrada en 28 días a partir de mañana, puesto que enero presenta un grado de densidad similar. En dicho mes el Athletic deberá diversificar sus esfuerzos en dos frentes más, la Copa y la Supercopa, que se añadirán a la liga y la Europa League.

Así las cosas, Valverde alberga motivos para sentirse afortunado. En general, desde que la liga echó a andar, sus planes no se han visto excesivamente mediatizados por las lesiones. Descontada la de Simón, asumida por el club una vez este decidió que pasaría por el quirófano tras la Eurocopa, ninguna ha tenido consecuencias importantes para los afectados. La tensionada agenda de los rojiblancos resultará más llevadera con la totalidad de los efectivos en condiciones de participar.

Una realidad que supone casi algo excepcional en un curso marcado por el elevado número de lesiones registrado en el fútbol de élite, de pronóstico grave en un porcentaje llamativo. Este panorama, un goteo que no cesa, ha alentado pronunciamientos muy críticos en el gremio de los jugadores, pero también entre los técnicos y los preparadores físicos, disconformes con el paulatino incremento de compromisos oficiales que vienen impulsando los organismos que dirigen el negocio del pelotón, con el silencio cómplice de las entidades que pagan a los profesionales.

Alguna duda

La extraordinaria circunstancia vivida ayer en Lezama no significa necesariamente que, de cara al derbi con la Real, Valverde vaya a convocar a los hombres que acaso le gustaría. Existen varias dudas en torno al estado de Simón, Sancet o Berenguer. Contar con el alta y estar apto para participar en un partido no son sinónimos. Es posible que de los tres sea el extremo quien más probabilidades posee de que su nombre figure entre los 23 que compondrán la lista definitiva. Es el único que ha intervenido con asiduidad en las citas previas al parón y ha podido superar la dolencia muscular que le indujo a solicitar el cambio en la segunda mitad del partido celebrado en Valladolid.

Por su parte, Sancet arrastra desde hace quince días un problema localizado en el tobillo izquierdo y acumula pocos entrenamientos en la dinámica del grupo. Ello aconseja esperar a que el propio entrenador se pronuncie respecto a su caso. Y el que casi con plena seguridad seguirá la visita de la Real Sociedad desde la grada es Simón, quien habría reconocido que todavía arrastra secuelas en la articulación que le fue intervenida en verano.

El alavés ha estado varios días haciendo portería al lado de Agirrezabala y Padilla, pero en absoluto extrañaría que su reaparición se aplazase. Está acostumbrado a convivir con el dolor, pues tal fue su situación a lo largo de la pasada temporada, pero después de operarse se antoja lógico apurar los plazos cuanto sea preciso y favorecer un regreso con todas las garantías. Además, habría que considerar que la suya es una demarcación perfectamente cubierta, sus dos alternativas que han cumplido con creces.