Disponer de casi ochenta minutos para marcar un gol jugando contra diez hombres, coincidiendo además con una salida comprometida, se antoja un escenario ideal. En teoría, cuando menos debe serlo. En la práctica, el Athletic se emperró anoche en demostrar lo contrario. Desperdició así una magnífica ocasión para ascender en la clasificación. Tanto se había ponderado su pegada, la facilidad con la que desequilibra en los últimos metros, unas estadísticas que le acreditan como uno de los equipos más temibles de la categoría, que después de asistir a un ejercicio de impericia de dimensiones colosales, habrá que convenir que sencillamente no tuvo el día o esa pujanza ofensiva que se le adjudica no es para tanto.

La noche resultó frustrante. La inoperancia coral alcanzó niveles preocupantes y le condenó a repartirse los puntos con un Mallorca que se fajó hasta la extenuación. Los de Jagoba Arrasate tuvieron que echar mano de las lecciones aprendidas del maestro Javier Aguirre para compensar su inferioridad y funcionaron como un bloque sólido, contundente. Una muralla impenetrable para el Athletic, que más allá de forzar un montón de lances a balón parado, apenas fabricó jugadas para siquiera rondar el gol. El único gol que hubiese necesitado para asegurarse la victoria.  

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Las notas de Aitor Martínez: Yeray, la única buena noticia Aitor Martínez

Escuchar Mallorca y brotar una sonrisa en el rostro de jugadores y aficionados es un acto reflejo de un tiempo a esta parte, desde abril en concreto. Pero ni el equipo que así se llama ni, sobre todo, ese nombre como destino son fuente de buenos recuerdos para el Athletic. Los más veteranos pueden atestiguar las penalidades vividas en la isla, especialmente cuando se jugaba en el Luis Sitjar. Tampoco el actual Son Moix se le suele dar demasiado bien. De cara a la cita de este lunes, el peso de la tradición combinado con la novedosa apuesta de Arrasate, auguraban serias dificultades. Y vaya que si las hubo. A pesar de que la noche arrancó sobrecargada de tensión y de ello se benefició muy pronto el Athletic.

Saltó el Mallorca a marcar territorio y Samu Costa, el perro de presa más aguerrido en la nómina local, midió mal un par de entradas y para el minuto 23 se fue a la calle. El árbitro estuvo en un tris de expulsarle en su primera acción, a raíz de que estampase los tacos en una pierna de Galarreta. El árbitro dudó tras recibir la advertencia del VAR, pero poco después Costa se ganó a pulso la segunda amonestación. Esta vez, el golpe fue a un tobillo, también de Galarreta. Las gradas montaron en cólera y no dejaron de abuchear al centrocampista eibarrés, como si la culpa fuese suya. En fin. La inferioridad numérica forzó de inmediato la sustitución de un delantero, Larin, para que Mascarell ocupase la posición del castigado.

Lógicamente, el guion experimentó un giro radical: la iniciativa pasó a ser en exclusiva de un Athletic que, para decirlo todo, había entrado con el pie cambiado y en pleno desconcierto se mantuvo a flote gracias a una extraordinaria parada de Agirrrezala a disparo a bocajarro de Muriqi. Contra lo que cabía esperar, el nuevo panorama no supuso sin embargo una ventaja. La única explicación estuvo en el errático comportamiento de los hombres de Valverde, incapaces de hacer daño en una estructura que hizo gala de orden y concentración. La impecable actitud del Mallorca presidió la tónica.

Las constantes imprecisiones arruinaron un dominio cuya ineficacia se reflejó en el simple hecho de que Greif permaneció inédito a lo largo del primer acto. Nico Williams lo intentó por su cuenta con asiduidad, Sancet quiso asimismo enredar y aportó algún detalle interesante; pero la escasa inspiración, individual y colectiva, fue lastrando el ánimo propio y llenando de confianza al anfitrión. El único sobresalto reseñable llegó al filo del intermedio: Paredes lanzó larguísimo al espacio, Iñaki Williams centró raso desde la línea de fondo, el portero efectuó un despeje extraño con el pie, corto, y Nico Williams cabeceó a la red. El VAR reveló que la pelota había salido antes de que su hermano le asistiese.

De modo que, al vestuario a reflexionar. Cuanto sucedió posteriormente fue insuficiente como para catalogarlo de una mejoría. El Mallorca asumió abiertamente que debía atrincherarse, aguantar el chaparrón, y no le importó ceder un puñado de córners, quince se contabilizaron en total, pero remates, lo que son remates en condiciones, peligrosos, un par o tres a lo sumo. Como sería la cosa que Valverde tardó nada en realizar dos sustituciones en ataque. Sin espacios, optó por quitar a Sancet, mientras que Guruzeta es que ni la había olido. Previamente, por si acaso, retiró a Paredes, que tenía amarilla.

Berenguer aportó algo de pimienta, Djaló volvió a pasar desapercibido, pero el problema fue que entre todos no acertaron a poner balones precisos y las penetraciones por las alas murieron casi siempre sin que hubiese un centro. El tiempo su fue consumiendo, al igual que el ingenio o el acierto, de por sí escasos. Amasar posesión de poco sirve sin profundidad, agilidad en la distribución o habilidad para desequilibrar en los duelos.

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Hubo varias jugadas inquietantes para los intereses del Mallorca, incluyendo un gol anulado a Iñaki Williams por fuera de juego claro. Superado el 80, llegó la más prometedora: Nico Williams, que malgastó un sinfín de balas en su duelo con el incansable Maffeo, lanzó una rosca que repelió el larguero y el rechace le cayó a Berenguer, cuya volea salió excesivamente cruzada. Un centro de Berenguer le puso en un brete a Greif, ni él sabe muy bien cómo pudo desviar a córner. El último cartucho corrió a cargo de Herrera, un disparo seco desde la frontal que no halló portería. En suma, un balance pobre, desalentador, que prolonga la historia de episodios amargos protagonizados por el Athletic en Mallorca.

MALLORCA: Greif; Maffeo, Valjent, Raíllo, Mojica; Navarro (Min. 65, Dani Rodríguez), Samu Costa, Morlanes (Min. 92, Copete), Darder (Min. 46, Antonio Sánchez); Larin (Min. 25, Mascarell) y Muriqi (Min. 92, Abdón).

ATHLETIC: Agirrezabala; Gorosabel (Min. 82, De Marcos), Yeray, Paredes (Min. 46, Vivian), Yuri; Galarreta (Min. 70, Herrera), Jauregizar, Iñaki, Sancet (Min. 57, Berenguer), Nico; y Guruzeta (Min. 57, Djalo).

Árbitro: Martínez Munuera (Comité Valenciano). Expulsó con doble amarilla al jugador del Mallorca Samu Costa (Min. 23) y con roja directa al preparador físico del Mallorca Sergi Pérez (Min. 10). Amonestó a los locales Mojica, Larin y Muriqi, y al jugador visitante Paredes.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la undécima jornada de LaLiga EA Sports disputado en Son Moix ante 19.797 espectadores. Antes del saque inicial le entregaron una camiseta conmemorativa a los jugadores del Mallorca Abdón Prats, por sus 250 partidos, y Antonio Sánchez, por sus 150.