¿Dónde vio la final?

—En Sevilla, la viví intensamente desde las 11.30 que abrieron la Athletic Hiria, rodeado de familiares y amigos, con esa alegría y euforia que había en el ambiente. Tuve la fortuna de que nos tocaron dos entradas en el sorteo del Athletic y vi el partido en el campo.

Descríbame sus sensaciones cuando Arrizabalaga paró el penalti y Berenger metió el suyo.

—Con el penalti parado pensé eso pesa mucho y luego cuando lo tira fuera el siguiente jugador... bueno Berenguer tenía que meterlo y fue una gran alegría. Soy bastante comedido en la forma de celebrar las cosas, pero me acordé mucho de las nuevas generaciones que han oído hablar de la gabarra tanto que pensarían que es una cosa extraterrestre. Que nuestros hijos y nietos vean la gabarra es una auténtica gozada.

Esta victoria ¿es un revulsivo social?

—Somos un club único en el mundo. La penetración del Athletic en el ánimo de los vizcainos es evidente. Ganar la Copa después de 40 años tocándola en varias ocasiones, es un subidón para toda la ciudadanía. Ninguna afición de ningún club de lo celebraría igual.

Además todo el mundo estaba convencido de que esta era la buena.

—Estamos jugando una gran temporada. Eso hace mucho. Si no ganamos, hubiera sido una frustración mucho mayor que las anteriores finales. Hubiera sido más duro.

¿Le hubiera gustado estar en el palco al lado del rey en La Cartuja como presidente del club?

—Eso tiene sus pros y sus contras. Queda para el recuerdo ser el presidente que ha dado la copa número 25, pero se pierde cómo lo hemos vivido los demás, con la camiseta del Athletic saltando, gritando, abrazando. Si me hubiera tocado, pues encantado, pero disfruté mucho en las gradas.

¿Cuánto dependen los éxitos deportivos de la junta directiva?

—El Athletic es todo uno. Es como un puzle que encaja el cuerpo técnico, el entrenador, la directiva, los espónsores... Algo bien estarán haciendo cuando se ha conseguido la Copa en una gran temporada.

Con menos de dos años de gestión.

—Esto no ocurre de la noche a la mañana, esta camada de jugadores se está creando hace años. El cuerpo técnico ha dado con la clave y está sacando todo el rendimiento posible de esta plantilla. Todo suma y la junta directiva ha tomado decisiones que suponen que estamos jugando bien, intentando llegar a la Champions y habiendo ganado la Copa. Tiene su mérito y hay que reconocerlo.

¿Lo habría conseguido con su equipo directivo?

—No lo sé. Llevábamos al mismo entrenador. Teníamos un buen proyecto con una junta potente... no lo sé. Ahora estamos eufóricos pero si hubiéramos fallado a los penaltis... un pequeño detalle te da la gloria o te priva de ella.

¿Ha hablado con Uriarte desde el sábado? ¿Le ha felicitado?

—Sí, claro que le he felicitado y he estado en contacto por el tema del dispositivo de la gabarra.

¿Por qué el Athletic está hoy tan arriba con igual plantilla y entrenador que la pasada temporada?

—Ha evolucionado. Algunos jóvenes han dado un gran salto cualitativo. Han echado un pequeño pasito atrás algunos veteranos, hay un corrimiento generacional con unos novatos que han madurado y demostrado que son buenos jugadores. Cuando las cosas salen bien, todo sale rodado.

Con la Copa en Bilbao, ¿la polémica por el cobro excesivo para acompañar a la gabarra está olvidada?

—Gestionar un evento como este es muy complejo y arriesgado, por lo que felicito al club por ello. También es cierto que la junta lo tenía difícil. Cualquiera decía que no sacaban la gabarra. Les tiran al agua.

Estaban obligados.

—Sí y ello supone un complejo dispositivo. Hay un documento muy grueso, que me lo he leído porque la Autoridad Portuaria es actor importante en el evento, que prevé cualquier cosa que pueda ocurrir. Pero luego va a haber un millón de personas en las orillas, los barcos que van a navegar,...

Aglomeraciones y mucho riesgo.

—En eso tenemos que conseguir también ser únicos en el mundo. Hay medidas a respetar y controles pero puede pasar cualquier cosa y sería una pena que lo que tiene que ser una fiesta terminara en tragedia. La afición tiene que poner de su parte.

No ha contestado al tema del cobro.

—Nosotros ahí no tenemos nada que ver. Depende del Athletic como organizador, igual que la empresa que organiza el triathlon por la ría, cobran lo que desea a los participantes. Es evidente que el evento cuesta tela.

¿Sabe cuánto dinero?

—Según qué computes. Con las horas de trabajo de la gente implicada, te vas por las nubes. Pero luego hay otros gastos como contratar vallados, vigilancia para que no se salten las zonas reservadas, es mucho gasto. A toro pasado, estaría bien saber el coste del evento, que habría que hacerlo de todos modos, que conste.

Hace 40 años ¿vio subir la gabarra?

—La primera la del 83 no, estaba navegando de Japón a Australia y en esas fechas nació mi hija, Saioa, a la que conocí con dos meses. Fíjate las cosas importantes que ocurrieron en Bilbao y yo, en las antípodas. En el 84, sí me pilló aquí. Lo viví con intensidad.

¿Dónde verá la gabarra mañana?

—Hubiera preferido verla desde una orilla pero la Autoridad Portuaria tiene varios barcos en la organización y estaré ahí, vamos a decir, pseudo trabajando.

Una subida por la ría radicalmente diferente a las anteriores.

—Sobre todo por las medidas de seguridad. Los requisitos establecidos para que todo salga bien no tienen nada que ver con 1983 y 1984 que, de alguna manera, fue espontáneo. Y aunque alguno entonces ya cayó a la ría es increíble que no pasara nada grave. Mañana la subida va a ser segura.