La celebración de la gabarra, el acontecimiento que este jueves paralizará Bizkaia y que congregará, según todas las previsiones, a cerca de un millón de personas en torno a la ría de Bilbao surgió de la imaginación de Cecilio Gerrikabeitia. Este barakaldés formaba parte, en 1983, de la junta directiva que presidía Pedro Aurtenetxe. Gerrikabeitia fue quien puso sobre la mesa una propuesta arriesgada, pero que acabaría por convertirse en un símbolo incomparable para el Athletic. Él vivió entonces aquella explosión de júbilo desde su mismo epicentro, la cubierta de la barcaza que encarna la gloria para los athleticzales. Este jueves, a sus 86 años, se asomará a la ría como un seguidor más para vitorear a los campeones del siglo XXI. Presidente de honor de la Sociedad Coral de Bilbao, Caballero de la Orden de las Artes y las Letras del Gobierno de Francia, empresario, montañero, pelotari… Gerrikabetia ha sido muchas cosas, pero por encima de todo será siempre el que convirtió una humilde y destartalada embarcación de faena en el buque insignia de los sueños rojiblancos.

¿Cómo vivió la final del pasado sábado?

La vi en casa. Fue muy emocionante, porque después de tanta sequía, era revivir un hecho que, cuarenta años antes, había sido maravilloso.

Hubo que sufrir para conquistar la Copa…

Sí, pero cuando hay sufrimiento luego hay más gozo.

Han sido demasiados años esperando un título como aquellos de los ochenta.

Sí, aunque es una forma de rejuvenecer.

Los jugadores tenían prohibido mencionar la palabra gabarra antes de ganar la final...

No lo sabía, pero mira por dónde… Lo que ocurrió hace 40 años fue una apoteosis y el volver a hacerlo ahora es otra gran proeza.

"No imaginaba en 1984 que iban a pasar 40 años hasta celebrar otro título, yo era más optimista, pero las circunstancias han sido así"

¿Se imaginaba usted en 1984 que iban a pasar 40 años para volver a ver aquello?

La verdad es que no, yo era más optimista, pero las circunstancias han sido así.

Ha habido años, en todo ese periplo, que lo hemos visto cerca…

Ha habido finales, sí, pero lo bueno no ha vuelto a suceder hasta este año.

Este jueves, toda Bizkaia se volcará para repetir el ritual de ver pasar la gabarra por la ría con los jugadores campeones a bordo. ¡Y pensar que aquella propuesta que usted planteó a la junta directiva en 1983 estuvo a punto de no salir adelante! Porque la primera votación fue negativa…

Pues sí… Había algunos directivos que estaban de acuerdo con mi propuesta, pero a la hora de votar, al revés de lo que es habitual, el primero en hacerlo fue el presidente, Pedro Aurtenetxe, diciendo que no. Entonces, los que estaban de acuerdo con mi planteamiento, se acojonaron un poco y votaron que no también. Yo me puse de muy mala uva, me levanté y les dije: Va a ser fantástica cualquier forma de recibimiento, pero que sepáis que se va a perder una ocasión histórica. Y con una disculpa que me inventé, di un portazo y me largué cabreado por la forma en que se hizo. Lo normal es que el presidente vote al final, pero si se llega a empezar por los directivos, seguramente habría salido el sí.

En aquella primera votación se impuso la fórmula planteada por José Mari Arrate, también directivo entonces, de volar a Foronda, visitar al lehendakari Garaikoetxea y luego viajar en autobús abierto pasando por diferentes pueblos hasta llegar a Bilbao, ¿no es así?

José Mari Arrate y el presidente también… Les dije lo de que se iba a perder una ocasión histórica y eso se le quedó grabado a Pedro Aurtenetxe. A la mañana siguiente me llamó y me dijo que no había podido dormir por la maldición del gitano que le solté yo. Me comentó que se iba a retomar el tema de la gabarra. Me convocó para una reunión de la junta a las diez de la mañana y entonces, como al presidente le pareció bien, ya todo fueron facilidades y nos pusimos a organizar todo el asunto.

La idea de la gabarra le vino por la letra de la popular canción…

Pues sí, ese fue el origen de la idea. Por el río Nervión bajaba una gabarra, rumba la, rumba la, rum, con once jugadores del club Atxuritarra (canta). Yo lo que proponía era al revés, subir, de abajo hacia arriba. Y así se realizó.

Había dudas entre algunos directivos, que pensaban que en muchas partes del trayecto, que en aquella época eran aún de terreno industrial, como grandes factorías como las de La Naval o Altos Hornos, el paso de la gabarra iba a quedar deslucido, sin afición en las orillas…

Claro. Toda la Margen Izquierda era industria. Tuve una reunión con el presidente de Altos Hornos, Juan Luis Burgos, con el que tenia amistad, y le dije que necesitábamos la garantía de que iban a dar facilidades para que la gente de Barakaldo y Sestao pudiese asomarse a la orilla y que los trabajadores pudieran parar cuando pasara la gabarra. Y además, en aquella época, el alcalde de Barakaldo, Josu Sagastagoitia, era primo carnal mío. Él también movió el tema y se consiguió.

Usted tuvo la idea y a Fernando Ochoa, gerente del club por entonces, le tocó la responsabilidad de organizarlo todo, ¿no es así?

Efectivamente. Nosotros estábamos convencidos de que íbamos a ganar la Liga y gran parte de la directiva nos fuimos a Las Palmas, a acompañar al equipo en el último partido. Pero Fernando, que era el gerente, se quedó en su puesto de trabajo en Bilbao para prepararlo todo.

"Yo estaba muy ligado a Lekeitio y me llevaron en una moto náutica hasta la trainera de Isuntza, me subí a las tostas y estuve remando un buen rato. Se me abrieron las manos, porque no tenía callos para remar y tuve que dejarlo y volver a la gabarra"

Mientras preparaban la celebración con la gabarra, ¿en algún momento imaginaron que aquello podría tener la respuesta que tuvo por parte de la afición?

No. Por muy optimistas que fuéramos, no suponíamos que iba a llegarse a eso, porque la que se armó fue apoteósica. Y no solo por la gabarra. Iba rodeada de embarcaciones deportivas y de traineras. Una de ellas era la de Isuntza, de Lekeitio, pueblo al que estaba muy ligado. Me llevaron en una moto náutica hasta la trainera, me subí a las tostas y estuve remando un buen rato. Se me abrieron las manos, porque no tenía callos para remar y tuve que dejarlo y volver a la gabarra.

Vivir la celebración subido en la gabarra, como pudo hacer usted en dos ocasiones, debe de ser una experiencia única.

Fue una cosa increíble, teníamos una euforia terrible. En el 84 fue incluso más grande que lo del 83.

¿Qué siente usted al haber sido el artífice de una idea que ha quedado como un icono para el Athletic y para Bizkaia entera?

Es un orgullo grande el haber tenido esa idea y el haber conseguido sacarla adelante. Es una inspiración que tuve y que gracias a las circunstancias, se pudo realizar. Fue duro convencer primero al Athletic, luego a las autoridades y superar todas las dificultades, pero el resultado fue fabuloso.

¿Cree que esta vez habrá la misma respuesta que hace 40 años?

Por supuesto que sí. La gente tiene un recuerdo fantástico de aquello. Ahora repetirlo es teóricamente más fácil. Además, las nuevas generaciones tienen más ambición por exteriorizar su euforia. Será apoteósico también.

"Yo tengo que asomarme por algún sitio. Es un acontecimiento que me va a emocionar a tope. A la gabarra no me atrevo a subir aunque me inviten, porque ya soy muy mayor, no es bueno que un abuelo esté haciendo alardes de juventud"

¿Saldrá a ver la gabarra?

Hombre, yo tengo que asomarme por algún sitio. Es un acontecimiento que me va a emocionar a tope. A la gabarra no me atrevo a subir aunque me inviten, porque ya soy muy mayor, no es bueno que un abuelo esté haciendo alardes de juventud.

¿Cuál es el plan?

Estaré con hijos y nietos en más de un sitio. Primero iremos al punto de salida, al Marítimo del Abra, y aquí veremos la llegada al Ayuntamiento.

Se va a emocionar fijo.

Por supuesto. Va a ser un recuerdo maravilloso. Entonces, en el 83, tenía 45 años. Ahora tengo 86. Estaré con los hijos alrededor y los nietos, que están como locos… Todos son forofos como su aitite. Va a ser fuerte.

¿Sigue yendo regularmente a San Mamés?

Sí, aunque a veces le cedo el carnet a algún nieto y veo el partido por televisión.

¿Este domingo irá a ovacionar a los campeones en el partido contra el Villarreal?

Por supuesto que iremos.

¿Le ve a este equipo capaz de sacar otra vez la gabarra pronto, sin tener que esperar tanto?

Eso ya no depende de nosotros. Hablaremos el año que viene.