BEGOÑA Martínez Diego y su hermano José Luis no terminan de ponerse de acuerdo al mirar hacia atrás. “Yo creo que sabía bien lo que ocurría”, asegura la primera. “No se dio cuenta de lo que estaba pasando”, contradice el hombre. Hablan de su madre, que este 2024 habría cumplido 100 años, y de cómo leches en 1984 terminó subida a la gabarra en Las Arenas y realizó todo el recorrido hasta Bilbao junto a los campeones de Liga y Copa. No era directiva, no era familiar de ningún jugador, no era periodista, no tenía ningún enchufe… Simplemente, estaba allí, pasó los controles de seguridad y se montó en la embarcación del Athletic. Es la señora que, de hecho, aparece en varias fotografías, como la que encabeza este reportaje. Allí se la ve, a la derecha del todo. La mujer de rojo.

Es una historia asombrosa que la getxoztarra Piedad Diego contó a sus hijos y que ellos guardan con enorme cariño, aunque difieran en algunos detalles... Para José Luis, “ella se encontraba tomando un café con mis tías (su hermana y su cuñada) cerca de donde salía la gabarra y ante el revuelo generado por la cantidad de personas, le picó la curiosidad y se levantó, con su inseparable cámara de fotos, a buscar el motivo de tanta algarabía. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, empezó a sacar fotos a los jugadores y a moverse por allí hasta que llegó al borde de la gabarra, siguió haciendo fotos y de buenas a primeras estaba dentro del barco. Se encontró allí sin darse cuenta, no fue de forma intencional. Luego, ya pensó para sí misma: De aquí no me bajo”. El caso es que Piedad era una ferviente aficionada del Athletic y del Getxo. De ahí que Begoña piense en que su versión de los hechos es la correcta. “Mi ama tenía que saber que la gabarra salía de ahí en ese momento, porque además había estado en el partido de Madrid”, argumenta. En lo que coinciden ambos es en su teoría sobre cómo nadie impidió el paso a Piedad. “Debieron de pensar que era periodista y, además, al ser una señora de 60 años no generaba sospechas de nada”, conjeturan. “Ella no se percataría de que había llegado hasta la gabarra, pero luego dijo: De aquí no me bajo ni loca”, traslada Begoña.

Daniel Ruiz Bazán, con Piedad Diego, que sujeta la Copa en la gabarra.

Daniel Ruiz Bazán, con Piedad Diego, que sujeta la Copa en la gabarra.

Fuera como fuese, Piedad inició una aventura maravillosa, una utopía para cualquier aficionado rojiblanco –que nadie sueñe con poder llevarla a cabo mañana–. Un cuento de... leones. Lo que sus ojos vieron y lo que su corazón sintió no tienen traducción en letras. Sí, en imágenes. “Nosotros tenemos un montón de fotos de ese día, claro, de todas las que ella sacó”, indica su hija. Y es que era una gran apasionada del arte que congela para siempre momentos. Y en una de estas, se puso al otro lado, alguien la retrató de cerca a ella, posando junto a Dani, ni más ni menos, junto al gran capitán, y ¡cogiendo la Copa! “Le encantaba esa foto”, admite Begoña. Aparte, Piedad sale en instantáneas que capturan la magia general de la gabarra. “Lo que yo recuerdo es que dijo que las fotos estaban en los bares y en más sitios y que las fue consiguiendo”, apunta Begoña.

Según señala esta getxoztarra, la única mujer que iba en la gabarra, además de su progenitora, era Sarita Estévez. “Fue donde mi ama a preguntarle: Y tú, ¿quién eres? Y ella contestó con la soltura que le caracterizaba: Yo, de Caracas. Y no le dio más explicaciones”. Ciertamente, Piedad vivía en Venezuela, allí emigró con 30 años, pero todos los años viajaba a su Getxo querido –por eso se encontraba aquí en 1984–, más si cabe cuando tres de sus hijos estaban aquí. Cosas de la dura vida. Begoña sí se quedó en Venezuela con sus padres. “Bueno, un año de pequeñita estuve aquí”, matiza. Ahora, lleva asentada desde 2007 en sus raíces getxoztarras y emocionándose con el Athletic, porque su madre les transmitió a sus hijos todo ese sentimiento.

SIN DINERO PARA LA VUELTA

La mujer getxoztarra, en San Mamés junto a unas amigas. Un reportaje de Marta Hernández

Piedad y el Athletic tienen un vínculo incomparable. Y su experiencia superlativa de aquel mayo del 84 en el que se coló en la gabarra tuvo otro ingrediente curioso, tal y como relata Begoña. “Cuando estaban llegando al Ayuntamiento de Bilbao se dio cuenta de que no tenía dinero para la vuelta hasta Getxo. Se había dejado la cartera y el bolso con su hermana y su cuñada. Los del Athletic se habían cambiado de ropa y tampoco llevaban dinero encima, pero entre todos los jugadores consiguieron reunir 25 pesetas para que volviera en tren a Las Arenas”, describe entre risas. Ese fue el desenlace de un viaje extraordinario y envidiable. “El destino quiso que mi madre fuera en la gabarra”, sostiene José Luis. Mañana, allá donde esté, Piedad, nacida en 1924 y fallecida en 2015 con 91 años, surcará la ría con el equipo rojiblanco. Otra vez.