En una pequeña plaza de Burdeos, los dos ‘txikis’ de la casa juegan a aquello a lo que la imaginación les impulsa, dejándose llevar, como si la poblada plazuela estuviera vacía y les perteneciera en exclusividad. A unos pocos metros, Mikel San José (Atarrabia, 30-V-1989) y Maitane, su pareja, no les quitan ojo, con esa intranquilidad propia de quien confía en que no va a pasar nada pero a su vez teme algún mal golpe o una caída tonta en uno de esos juegos que solo los más pequeños entienden. Es lunes, festivo también en Francia, y la familia ha llegado al mediodía a la preciosa urbe francesa para realizar un poco de turismo, pasar la noche y viajar en la mañana del martes a Sevilla. El domingo realizarán el camino a la inversa, una opción por la que también se han decantado un puñado de hinchas rojiblancos, atraídos por los bajos precios de los vuelos entre la capital andaluza y Burdeos. Lo que sucederá entre medias será la otra primera vez de San José, que vivió su bautismo en una final de Copa en 2012, entonces como jugador del Athletic, y que ahora seguirá el encuentro desde el otro lado de la barrera, junto a su familia.

Acepta sin miramientos la propuesta para realizar el reportaje, aunque, como es lógico, preferiría estar hablando de la final y todo lo que rodea a la misma aún como futbolista en activo. Pero el fútbol, al menos la parte de jugador, terminó para él en el verano de 2022, cuando colgó las botas en el Amorebieta. Su espalda dijo basta. Ahora, estudia para sacarse el último curso de entrenador mientras dirige al Berango de categoría juvenil. “Se ve con envidia desde fuera”, no lo oculta San José. “Pero envidia sana”, aclara acto seguido. “Ojalá pudiera estar ahí, pero toca verlo desde fuera. Estamos ya con muchas ganas de que llegue el encuentro, de poder disfrutarlo”.

Como no podía ser de otra manera, su deseo es claro: “Ojalá se gane”. Aunque no se fía un pelo del Mallorca. “Hay que tener el máximo respeto al rival, que es un equipo que ya le ha puesto las cosas difíciles al Athletic tanto la temporada pasada como esta. Y, además, está el vasco Aguirre en el banquillo, que se merece mucho respeto por parte de la afición rojiblanca. Y él, y lo digo como navarro, que seguí su etapa en Osasuna, se merece todo lo bueno que le pase. Menos el sábado, claro”.

Aunque el lunes, en Burdeos, aún es pronto para que el cosquilleo empiece a asomar, cuando la conversación se retoma en la tarde del jueves en Sevilla la cosa ha cambiado. Estar allí, ya con las calles andaluzas repletas de aficionados rojiblancos le ha revivir aquellas sensaciones de cuando era él quien aguardaba, como futbolista, la llegada de una final o un partido de mucha relevancia. “La semana ha sido tranquila, pero a medida que se va acercando la hora del encuentro… aunque no me toque jugar a mí, algo de nervios sí sientes”. Además, no puede pasar por alto que se trata de “una oportunidad muy buena, que no se presenta muchas veces”. “Desde 2009, diferentes generaciones de futbolistas hemos podido jugar varias finales, pero ya es hora de conseguir un título de Copa”.

Los recuerdos de su otra primera vez, la de 2012, son bastante nítidos. “Pero el tiempo pasa rápido”, avisa Mikel San José. “Era antes de ayer cuando estaba jugando. Me acuerdo perfectamente de lo que sucedió en Bucarest y en Madrid en 2012, que fueron mis primeras finales. Entonces, por desgracia, no nos fue bien, pero estoy seguro de que ahora irá bien”.

Tiene depositada una enorme confianza en los que fueron sus excompañeros, al menos varios de ellos, pero también en la figura de Ernesto Valverde. “Otra vez él. Quién si no. Estando en el Amorebieta, que era año electoral, ya dije que era la persona perfecta para volver a liderar un proyecto en el Athletic. Tanto él, como Jon (Aspiazu) y Ros (José Antonio Pozanco). El año pasado el equipo se vino un poco abajo en el último tercio, pero este año el Athletic va a regresar a Europa, quién sabe si a Champions además, y ahí está otra vez en una final de Copa. Es el mérito de un cuerpo técnico que hace las cosas muy bien”, relata el navarro.

SIN ENTRADAS

Por lo pronto, a la espera de una especie de milagro, pues no tuvo fortuna en el sorteo de entradas para los socios, ni Mikel San José ni ninguno de sus tres acompañantes estará en La Cartuja. “Si no se puede entrar, que de momento no hemos podido conseguir entradas, iremos a Athletic Hiria y disfrutaremos de la final a través de la pantalla. Pero en Sevilla había que estar”, apunta mientras confía en que de alguna manera, la fortuna le sonría. Eso sí, le da pena por Markel. “Él es más consciente de todo esto que Mia, porque le gusta más el fútbol, está más enganchado al balón. Mía quiere la fiesta, pero luego le da un poco más igual si entra o no al campo. A Markel sí, a Markel le haría muchísima ilusión entrar”. Es la otra primera vez de Mikel San José. La de una final desde la barrera.